Ediciones Itaca publica La modernidad como catástrofe
Goya prefería ligar el saber a la libertad y no al poder: Jorge Juanes
El crítico de arte analiza cómo vivió el pintor el advenimiento de la Ilustración
Fue partícipe de la ilusión para crear un mundo nuevo sin oscurantismos, dice
Ampliar la imagen Autorretrato del célebre pintor español Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828-)
Una visión que explica mediante el análisis de las obras mismas y el comentario filosófico por qué Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) es muchos Goyas, pero siempre él, fiel a sus vivencias, que ''liga el saber a la libertad y no al poder", solidarizándose con lo marginal, la diferencia y lo heterogéneo, es lo que ofrece el volumen Goya y la modernidad como catástrofe, escrito por el crítico de arte Jorge Juanes López.
Publicado por Ediciones Itaca, el libro hilvana una serie de ensayos en los que el autor reflexiona entre otros aspectos esenciales, por qué Goya es un pintor que pertenece a la modernidad, su relación con su momento histórico, su planteamiento respecto de que en la pintura no hay reglas, su idea del cuerpo fragmentado, sus grabados de la Tauromaquia, así como el exilio como destino de la España negra.
Examen de la realidad
La biografía de Goya está en su obra, es su obra, apuntó el investigador. Y en este volumen se pretende dialogar con ella.
Como premisa se debe destacar que Goya ''pertenece a la modernidad en términos radicales". Vivió en un periodo, explica Juanes, ''en el que se abre la puerta al autorreconocimiento del ser libre y creativo, es decir, el reconocimiento de la individualidad insustituible y el de manifestarse tal cual es".
Para Juanes, la referencia axial para entender a Goya se encuentra en el hecho de que, por un lado, el pintor ejerce su libertad creativa en una España ''cuyo acceso a la modernidad es obcecadamente impedido por el represivo nacionalcatolicismo, compuesto por la monarquía, la Iglesia y el Ejército.
''Simultáneamente a esa realidad, el pintor vive el advenimiento de la modernidad, con la Ilustración en Francia.
''Sus amigos afrancesados -Jovellanos, Cean, Cabarrús, Moratín-, le han hecho ver que el sometimiento de los hombres obedece a que aceptan tutelajes intelectuales o religiosos renunciando con ello a ejercer puntos de vista personales.
''La libertad, entonces, exige atreverse a examinar la realidad y las creencias no como dictan los maestros pensadores o las mayorías, sino de manera autónoma, según lo decida la capacidad reflexiva de cada uno."
Así, ''Goya se encuentra entre dos aguas. Participa de esa ilusión de construir un mundo nuevo que haga tabla rasa de los oscurantismos, horrores y represiones del pasado".
Ilustrado heterodoxo
El artista, apuntó el autor, ''es un ilustrado heterodoxo. Ilustrado porque cree en la necesidad de criticarlo todo en favor de un proceso de emancipación; y heterodoxo porque no cree en la existencia de fórmulas inmutables que, supuestamente, contienen las condiciones de la emancipación humana".
Y ahí esta el problema, abunda Juanes, pues ''Goya se da cuenta de que la Ilustración o modernidad no es la figura de la emancipación que todos esperaban, sino el horror de la barbarie, que se funda en la razón omnisciente, inapelable, segura de sí misma que confunde sus fórmulas con lo que debiera ser la relación hombre-hombre, hombre-naturaleza".
La obra de Goya y su aportación central -subraya Juanes- ''se resume en el célebre grabado El sueño de la razón produce monstruos. Frase excepcional con una lectura doble, paralela y no excluyente.
''Por un lado, significa cuando el hombre se entrega a prejuicios e idolatrías y, por otro, el sueño de la razón es el sueño de la razón moderna, ilustrada, que produce la muerte anónima, devastación, destrucción. Hecho que hasta la fecha se ve reflejado en el mundo contemporáneo."