Se prefiere el modelo de guardería, que mantiene a los menores fuera de casa
Vacaciones: educar o entretener a los niños, disyuntiva de los padres
Expertos recomiendan actividades relativas a la música, porque trabaja todo el cerebro
Ampliar la imagen Los talleres de verano se ofrecen como una opción para que los niños exploren sus cualidades creativas Foto: Alfredo Domínguez
Ampliar la imagen Captar la atención de los niños, principal desafío de las actividades **** Alfredo Domínguez
Ampliar la imagen Actividades manuales, pintura, escenificar obras teatrales. Los talleres de verano tienen una amplia oferta para los menores Foto: Alfredo Domínguez
Ampliar la imagen Actividades manuales, pintura, escenificar obras teatrales. Los talleres de verano tienen una amplia oferta para los menores Foto: Francisco Olvera
Hoy comienzan las vacaciones de verano, y la disyuntiva de los padres ante la inminente presencia infantil en casa oscila entre ocuparlos en alguna actividad o dejarlos a merced de la televisión y los videojuegos.
Los cursos de verano, que desde hace varias décadas se ofrecen en varias instituciones, recintos, plazas o espacios culturales, ahora se multiplican con ofertas artísticas para todo gusto y habilidades.
Algunos padres de familia apuestan por el "formato de guardería" para que los pequeños no permanezcan en casa, mientras que otros contemplan la alternativa de que además con un taller aprendan algo nuevo.
Las circunstancias para cada uno, coinciden expertos, varían entre las necesidades de educación artística, el costo del curso y el tiempo de que dispongan los adultos para dedicarlo a los niños.
La enseñanza de la música es un ejemplo sobresaliente entre los cursos, porque, de acuerdo con especialistas, dicho arte forma seres humanos críticos y sensibles, a la par que "hace funcionar todo el cerebro y permite que el niño desarrolle su potencial".
Hay dos razones reales para que los cursos de verano existan, explicó el maestro Anthar López, director general de extensión cultural del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). "Una es el interés auténtico, necesario y útil de que el tiempo de descanso del trabajo en aula de los niños sea utilizado de manera lúdica y agradable para que aprendan más cosas, lo cual forma parte de su desarrollo integral."
Y la otra razón, "que no podemos ignorar", agregó el funcionario, es que "los padres no saben qué hacer con los niños". Incluso, los adultos más conscientes buscan resolver ese problema al tiempo que el niño capta más información.
En ese sentido coincide Alejandro Román, quien coordina las actividades en el Centro Nacional de las Artes, al señalar que "existe un gran porcentaje de padres que buscan el formato de guardería para no tener a los niños todo el día frente al televisor".
El fenómeno de los talleres vacacionales, coinciden los especialistas inmersos en la organización y planeación de la oferta cultural infantil, tiene como objetivos principales divertir, enseñar, sensibilizar e impulsar el desarrollo creativo y humano de los pequeños.
Tan sólo el Instituto Nacional de Bellas Artes, junto con el Museo Nacional de Arte, pondrá en marcha un proyecto con la participación de más de 400 recintos de todo el país. Con Revelarte el INBA acercará de manera lúdica a niños de entre 7 y 15 años a pinturas, esculturas, instalaciones y diversas piezas de los acervos museísticos.
En 2004 y 2005 con el programa Los niños al arte, el INBA atendió en cada año alrededor de un millón y medio de infantes y jóvenes.
El Cenart, donde en años anteriores el fenómeno aglutinaba a cientos de personas para inscribir a los niños, ahora ya no difunde sus cursos debido a que el cupo que tiene es tan sólo de 200 menores "y no queremos generar falsas expectativas" ante la gran demanda, expresó Alejandro Román, coordinador de cursos y actividades del Centro Nacional de las Artes.
-¿Los padres están conscientes de los beneficios formativos que ofrecen los talleres, o buscan entretener al niño en algo? -se preguntó a Román.
-Existen varios casos, unos muy particulares. En el común denominador de ese universo se encuentra la gente que en 60 por ciento busca el formato de guardería, además de que no quiere tener al pequeño todo el día frente al televisor; mientras otro 30 por ciento de los padres intenta fomentar alguna habilidad que su hijo posea, como sería el caso del baile, los deportes o el aprendizaje de idiomas.
Entre otros aspectos, Román mencionó que existe una diferencia que no ha sido subsanada entre lo que llama "los niños de ciudad y los de provincia". Sobre los segundos dijo que "sin generalizar, existe una preocupación de los padres para impedirles que se contaminen con la tele, pero muchas veces los recursos económicos y el tiempo son obstáculos para que los niños participen en un taller".
En contraposición, dijo, en la urbe los padres llevan de manera asidua -por ejemplo- a los niños a practicar karate o alguna otra actividad.
Tras encabezar por más de seis años los cursos y talleres en el Cenart, Alejandro Román explicó que este verano será dedicado al 250 aniversario del natalicio de Mozart y añadió que existe una "tendencia interesante de los padres por canalizar a los niños a otras actividades".
Durante las vacaciones -agregó el funcionario- también los niños se dispersan y pierden el proceso de formación del ciclo escolar; además de que "la gente se está dando cuenta de lo perniciosa que es la televisión y la necesidad que tiene de controlar a los niños en casa".
Sobre la importancia de la educación artística, Silvia Tort, coordinadora general de Artene, explicó que los cursos de música que se imparten en el instituto se caracterizan por ser continuos y permanentes.
"La educación musical debe ser básica, porque está más que comprobado que la música es el único elemento que hace funcionar todo el cerebro y al hacerlo ayuda a que se desarrolle en el niño todo su potencial."
Entonces, abundó, el niño que está educado musicalmente se desarrolla a plenitud en todos los sentidos. "La idea no es sólo llevarlo a un concierto. Es gota a gota, para que el pequeño goce y aprenda durante dos veces a la semana, sin tareas en casa, y que participe en las temporadas de conciertos que organizamos de manera formal."
Los alumnos de Artene, instituto que ostenta una trayectoria de 32 años, oscilan entre tres y 12 años y adquieren con sus clases "un buen sentido del ritmo, un oído muy desarrollado y muy buena práctica en el atril".
Aunque la finalidad, aduce Tort, no es hacer expertos, "hemos hecho músicos profesionales, porque los pequeños vienen felices a hacer su música, la cual hacen jugando, en el sentido serio de la palabra".
El aprendizaje de este arte, subrayó, "no se debe interrumpir, sino ser constante con esa gota a gota de conocimientos".
Para Anthar López existe una palabra que a los niños no les gusta y es el término "didáctico", con el cual se ha estereotipado a los cursos, y se intenta "vacunarlos" contra ello para que aprendan "de manera lúdica.
"Queremos emocionarlos, incidir en su sensibilización y fantasías, ése es el reto fundamental del INBA", abundó Anthar López, y dijo que en este propósito no buscan competir con la televisión, los videojuegos, Internet o la visita a parques de entretenimiento, sino "ofrecerles alternativas".
En lo anterior coincide la pedagoga Montserrat Navarro, al manifestar que no se puede "quitar la realidad" en la que se desenvuelven los niños.
Lo importante, puntualizó, es "hacerles ver que el arte es importante para todos y que desarrolla seres humanos sensibles y críticos". Es indispensable pensar en los cursos que se impartirán a partir de lo que les gusta y que no sean ajenos a ellos, agregó.
Navarro Herrera, responsable del área pedagógica del Museo Nacional de San Carlos, explicó que el principal objetivo de ese recinto es que los pequeños se diviertan en verano tras el periodo educativo formal "con opciones diferentes y comprueben que con el arte pueden descubrir cosas, además de echar mano de la creatividad y la imaginación para expresarse."
Añadió: "Un requisito fundamental es que los pequeños vengan porque quieren y no porque sus padres los obliguen; esa libertad les permite relajarse y quitarse ataduras para crear".
Este año, el Museo Nacional de San Carlos, que ofrece además cursos y talleres todo el año, enfocará sus actividades al arte gótico y la Edad Media, además de promover el acervo permanente del recinto ubicado en Puente de Alvarado 50, colonia Tabacalera.
El manjar veraniego incluye actividades en museos y espacios culturales del INBA; también sobresalen los cursos organizados por el programa Alas y Raíces del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, además de los que se planearon en los recintos adscritos al Instituto Nacional de Antropología e Historia y los de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal y las 16 demarcaciones políticas.
También el Fondo de Cultura Económica organiza varios talleres en las librerías Octavio Paz, Rosario Castellanos y Elena Poniatowska.
La Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México informó que suspenderá las actividades en los recintos del Centro Cultural, con excepción de la sala Nezahualcóyotl -donde continuará la temporada de la Orquesta Sinfónica de Minería- y de las salas de cine Julio Bracho y José Revueltas.
El Museo Universitario del Chopo, que se encuentra en remodelación, mantendrá sus instalaciones cerradas, aunque continuará con su programa de exposiciones en el Sistema Colectivo Metro en las estaciones Bellas Artes, Copilco, Tacuba y Centro Médico; entre una variopinta variedad, son otras opciones para los vacacionistas.
Las inscripciones para los talleres libres del Chopo se suspenderán en el periodo vacacional, pero se reanudarán el primero de agosto y concluirán el 25 del mismo mes, con horario de 10 a 14 horas.
Los museos Muca Campus, Muca Roma y el Experimental El Eco permanecerán cerrados durante el periodo vacacional al igual que la Casa del Lago Juan José Arreola, en el Bosque de Chapultepec.