Más de 50 mil turistas nacionales abarrotaron ayer la terminal capitalina
Se incrementa 5% demanda de servicios en el AICM, por vacaciones de verano
Escasas protestas por el pago obligatorio de $8 por "revisión de equipaje y seguridad"
Desde temprano, un incesante barullo de niños rompió ayer el largo silencio que desde Semana Santa reinaba en las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
El comienzo del periodo vacacional, además de incrementar en 5 por ciento la demanda de los servicios aeroportuarios, induce a que se rebase la cifra de 250 mil personas que en temporada alta acuden diariamente al aeropuerto capitalino.
Esta inusitada presencia de población flotante provoca asombro entre los visitantes internacionales, quienes manifiestan sorpresa por el número de personas que acuden a la terminal sólo para acompañar a un ser querido.
El tradicional esquema que se vive en el aeropuerto, de tres personas por cada viajero, se ve rebasado esn alguno de los tres periodos vacacionales del año, y el de verano no es la excepción. A la familia se suma la parentela y a éstos los amigos y conocidos; el ritual de despedida y llanto es inevitable e invariable. La persignación corre a cargo de los jerarcas del clan y de los parabienes se encarga el resto del grupo.
Han llegado las vacaciones. Es el grito de los chillantes colores de las vestimentas no menos llamativas de los más de 50 mil turistas nacionales que a partir de ayer oficializaron la temporada de vacaciones en la terminal aérea.
Sin sol y con amenaza de la lluvia, cientos de personas con lentes oscuros y vistiendo ropas ligeras atendieron el llamado de las líneas comerciales para viajar, por lo que con dos o más horas de anticipación se hicieron presentes en las áreas de registro de equipaje.
Si no hubo protestas por lo anticipado de su presencia, menos por los 8 pesos que tuvieron que pagar al comprar sus boletos, "por seguridad" y para "revisarlos" y evitar así la introducción de objetos punzocortantes o inflamables.
Por muchas horas los infantes hicieron notar su presencia. Con los llamados de atención a sus travesuras ayer comenzaron también sus vacaciones, y el personal de limpieza de la terminal también se presentó a laborar con numerosos ayudantes involuntarios, que entre gritos y corridas derrapaban en el suelo, dejando atrás pisos inmaculados.