¿Quién es Alvaro Uribe Vélez?
El balón iba y venía pero la torpeza de los jugadores quitaba fluidez al juego. El público asistente permanecía en silencio. Frágil y endeble, la elasticidad del balón no era la apropiada. Uno de los jugadores dijo: "Ojalá la próxima vez lo inflen, antes del partido". Los equipos soltaron feroces carcajadas.
Celebrado el 27 de febrero de 1997 en el poblado Bijao del Cacaricá (noreste de Colombia), el partido tuvo dos ganadores y... un perdedor: dos goles para las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) y cero goles para los soldados del glorioso Ejército Nacional de Colombia. El perdedor se llamaba Marino López, cuya cabeza sirvió de balón.
¿Cuentos de terror de H.P. Lovecraft o Stephen King? Con puntos y comas, la historia fue contada por el gran periodista Fernando Garavito (ex columnista de El Espectador), quien como tantos otros vive en el exilio debido a las dificultades para trabajar en "... un Estado democrático y autónomo, donde las formas de pensar y expresarse están reconocidas como básicas en la construcción de la civilidad y el desarrollo".
Los incidentes del partido inserto en las tácticas contrainsurgentes del ejército colombiano (Operación Génesis) fueron calificados de "menores" por el general Rito Alejo del Río, comandante de la 17 Brigada, con asiento en Carepa (municipio del Urabá, dependiente de la gobernación de Antioquia).
Enterado de las atrocidades cometidas en los pueblos del Urabá por militares y paramilitares (dos caras de la misma moneda), el gobierno del presidente Andrés Pastrana llamó al genocida a "calificar servicios". En cambio, en un banquete de desagravio Alvaro Uribe Vélez (entonces gobernador de Antioquia), le dio el título de "Pacificador de Urabá".
Ganaderos y políticos, terratenientes y banqueros, narcotraficantes y ex presidentes, paramilitares y militares empezaron a ver con simpatía los llamados a la "mano dura" del joven gobernador antioqueño. Tecnócrata austero, medio místico y con pensamiento propio, Uribe Vélez venía desempeñando, con gran "eficiencia", distintos cargos en la función pública.
Como director de Aeronáutica Civil (1980), Uribe Vélez fue acusado de conceder a los pilotos del cártel de Medellín licencias de vuelo con qué poder trasladar los cargamentos de droga); como alcalde y concejal de Medellín (capital mundial de la cocaína), hizo negocios redondos con el supernarco Pablo Escobar Gaviria (1980-1984); como senador de la República impulsó el modelo neoliberal (1986-1994), y como gobernador experto en "negociación de conflictos" (Universidad de Harvard, 1993), Uribe Vélez puso en marcha el "Estado comunitario", cuya característica principal fue armar a la población civil en la lucha contra las guerrillas de las FARC y el ELN.
El programa, auspiciado por Harvard, consistió en la capacitación de 82 mil personas en la "negociación pacífica de conflictos" (sic) y en la promoción de las cooperativas en el medio rural (Asociación de Seguridad Pública Privada "Convivir"), que sirvieron de cobertura legal a los paramilitares de las AUC.
Vulgar nido de asesinos avalados por una institución internacional de "excelencia académica", la gobernación de Antioquia fue el centro de operaciones de las AUC. Epoca en que a sus jefes (delincuentes confesos como Carlos Castaño y Salvatore Mancuso) se les veía entrar y salir de la venerable institución como Pedro por su casa.
Las AUC se constituyeron legalmente el 18 de abril de 1997. Es decir, poco después de aquel macabro partido de futbol celebrado en Bijao del Cacaricá. Las denuncias internacionales menudearon y el Departamento de Estado se vio en la desagradable obligación de comunicarle al "Liberador de Urabá" (Uribe Vélez, según los ganaderos) y al "Pacificador de Urabá" (Alejo del Río, según los terratenientes) por sospechosos de narcotráfico y terrorismo.
Durante algunos años Uribe Vélez no pudo entrar a Estados Unidos. Pero, bueno, las cosas han cambiado. ¿No anda Washington buscando a Bin Laden, su antiguo aliado?
En 1998, el British Council de Bogotá concedió al actual jefe de la Casa de Nariño (presidencial) la beca Simón Bolívar y fue nombrado docente en calidad de "senior associate member" del Saint Anthony's College de la Universidad de Oxford (Inglaterra).
En Oxford, Uribe Vélez entabló amistad con otro pescadito de la "democracia moderna": el ex guerrillero Joaquín Villalobos, asesino del poeta Roque Dalton. Hombre de negocios, Villalobos convenció a Uribe Vélez de que las FARC serían derrotadas en cuatro años.
Científicamente hablando, es verdad que nadie puede probar que el presidente Uribe Vélez sea un "monstruo con cara de niño". Sin embargo, la verdad histórica demostró, políticamente, que Pinochet fue un "monstruo con cara de monstruo". Ni el uno ni el otro tienen las manos manchadas de sangre. Sólo se limitaron a timonear el curso de navegación.