Se esfuerza la nación asiática para ganar acceso a la estación internacional
China revela a extranjeros su plan de exploración espacial
Disipar temores de que su programa tiene propósitos militares, otro de los objetivos
Trabajemos para el uso pacífico del espacio, dijo en conferencia el primer astronauta de ese país
Pekín. China abrió a observadores extranjeros la sala de control de la Ciudad Aeroespacial, en los suburbios de Pekín, centro neurálgico desde el cual ha manejado sus dos lanzamientos tripulados. La apertura forma parte de sus esfuerzos para ser incluida en proyectos espaciales conjuntos.
La poco común visita de reporteros extranjeros corresponde a la intención china de ganar acceso a la Estación Espacial Internacional y otros proyectos conjuntos, y para disipar temores de que su programa cósmico esté impulsado por necesidades militares.
El primer astronauta del país, o taikonauta como los llaman en China, el coronel Yang Liwei, se reunió con reporteros por primera vez desde que orbitó la Tierra en 2003, en el primer vuelo espacial tripulado chino, el de la Shenzhou V.
"Esperamos aumentar los intercambios con nuestros contrapartes en países extranjeros y aprender unos de otros. Unamos las manos y trabajemos juntos para crear un futuro brillante para el uso pacífico del espacio", dijo.
La misión de 21 horas de Yang, en octubre de 2003, hizo de China apenas la tercera nación en poner un humano en órbita por cuenta propia, después de la ex Unión Soviética y Estados Unidos.
Rompió mito
Durante una conferencia posterior al histórico vuelo, dijo a los reporteros que la Gran Muralla no era visible desde el espacio, lo cual puso fin a un viejo mito sobre el símbolo nacional chino.
En octubre pasado, otros dos taikonautas, Nie Haisheng y Fei Junlong, siguieron con una misión de cinco días en la Shenzhou VI. El siguiente vuelo tripulado está planeado para 2007 y se espera que conste de tres astronautas. China planea también lanzar su primer satélite el año próximo, como parte de su plan a largo plazo para explorar la Luna.
La intención es poner un hombre o una mujer en la Luna y construir una estación espacial en el curso de 15 años, así como contar con la tecnología para una caminata espacial y un encuentro en el espacio hacia 2012.
Científicos del país asiático insisten en que el programa espacial, influido por la tecnología soviética, es totalmente pacífico y no representa un retorno a la época de la carrera espacial entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
China presenta sus planes como parte de sus esfuerzos por alcanzar al resto del mundo e igualar su creciente influencia económica con las trazas de un Estado moderno, como sería un programa espacial de primer nivel. Todo en el proyecto es "hecho en China".
Programa muy caro: críticos
Los críticos sostienen que el programa es demasiado caro para un país en desarrollo, aun si su economía crece con rapidez. Sin embargo, los costos globales han sido relativamente bajos: en 11 años el gobierno ha gastado más o menos lo que cuesta poner una persona en el espacio en un transbordador espacial estadunidense, alrededor de 2 mil millones de dólares.
China comenzó a desarrollar su proyecto de vuelos espaciales tripulados en 1992. La orbitación terrestre del año pasado costó unos 108 millones de dólares.
El programa ha servido para dar salida al sentimiento nacional, y ha resultado muy popular entre la población general. Además, existen sólidas razones comerciales y tecnológicas para llevarlo a cabo, como es el desarrollo de sistemas de navegación vía satélite.
En Occidente hay recelo por las posibles aplicaciones militares, como los satélites espías. Los analistas consideran improbable que Washington acceda a compartir tecnología y conceder a China un papel mayor en los proyectos de vuelos tripulados en tanto Pekín no firme un tratado internacional que controle el comercio en misiles de largo alcance.
Sin embargo, las relaciones en el frente espacial se vuelven más cálidas. El director de la NASA, Michael Griffin, dijo a principios del año que visitaría China para explorar vías de cooperación.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya