Ciencia, ideología y darwinismo
Una de las tesis fundamentales del positivismo es que, siendo la ciencia una empresa hecha para determinar las leyes verdaderas del universo, está libre de insumos ideológicos. Numerosos filósofos e historiadores de la ciencia, como Auguste Comte, George Sarton, Karl Popper y los integrantes del Círculo de Viena, así como marxistas como Louis Althusser, se han adherido a esta tesis, planteando una incompatibilidad natural entre ciencia e ideología.
La ideología, denominada también "falsa conciencia", se produce cuando una idea particular acerca del mundo se introduce como la visión de toda la realidad. Es un proceso mental en el cual el sujeto cognoscente impone al mundo su propia concepción de éste, es decir, un proceso en el que la idea sobredetermina nuestra interpretación de la realidad.
La afirmación positivista de contraposición ciencia-ideología resulta en el mejor de los casos un buen deseo, pero alejado de lo que en los hechos se hace en ciencia. El científico cotidianamente proyecta un mundo de valores, prácticas y principios correspondientes al periodo histórico en que vive, y en un mundo como el capitalista, construido sobre bases ideológicas en las que las leyes del mercado y de la propiedad privada se conciben erróneamente como universales y eternas, la ciencia tenderá a proyectar este esquema en muchas de sus teorías.
Para ejemplificar la introducción de elementos ideológicos en ciencia, tomemos el caso de la teoría de la evolución de Charles Darwin, quien junto con Marx y Engels fue el intelectual del siglo XIX que revolucionó de manera radical la visión del mundo. Ello se debe a que aplicó un criterio materialista y dinámico para explicar la naturaleza de los seres vivos. Gracias a esto el darwinismo demostró la veracidad de la evolución biológica, aumentó y unificó considerablemente nuestro conocimiento del mundo, dio una explicación coherente a problemas previamente sumidos en el misterio; abrió enorme cantidad de nuevas ramas y líneas de investigación, destruyó las concepciones dogmáticas y antropocéntricas que sostenían las mentalidades más conservadores de Inglaterra y del planeta entero. Pocas teorías científicas pueden ufanarse de haber producido una cantidad tan inmensa de libros, artículos, congresos, conferencias, cursos, reportes, debates, como hizo la teoría de la evolución darwinista.
Pero no es todo. Este científico británico utilizó muchos elementos provenientes de la economía política, específicamente de las tesis de Thomas Malthus y de Adam Smith. Así, explicó el proceso de selección natural como resultado de la tendencia de las poblaciones a crecer por encima de los recursos disponibles para la supervivencia, con lo que inevitablemente se genera entre las especies e individuos una natural competencia, agresividad y defensa de la propiedad privada, a fin de allegarse los escasos recursos que la naturaleza provee. Basándose en Smith, Darwin postuló que en la naturaleza, como en las manufacturas de su tiempo, existe un proceso natural de división del trabajo, una repartición de las funciones de cada organismo o cada parte, gracias al cual es posible permitir el crecimiento de las poblaciones biológicas a un máximo. Así el progreso entre los seres vivos se mediría, al igual que en la industria capitalista, como el aumento en la productividad.
Mediante estas tesis Darwin ideologizó su teoría, proyectó al mundo vivo las leyes del mercado capitalista y un ethos y un modus vivendi propios de este sistema, es decir, presentó las leyes de un periodo específico de la historia humana como las de todo el mundo vivo. La unificación del conocimiento que produjo fue elaborada según la idea de que las leyes capitalistas son las más naturales del universo y que, por tanto, resulta inútil recurrir a las prácticas sociales para lograr cualquier cambio dirigido en contra de ellas.
Desde tiempos de Darwin, gran cantidad del conocimiento producido en estudios sobre evolución se basa en estos elementos ideológicos que pretenden naturalizar las diferencias de clase, las discriminación sexual o racial. Como ejemplos de ello tenemos el socialdarwinismo, la etología, la sociobiología, la sicología evolutiva y la ecología conductual.
Este es un caso relevante de cómo en ciencia una visión de una parte de la realidad se hace pasar por la realidad toda, produciendo un esquema en el que la idea del mundo sobredetermina y subsume a la realidad. Ilustra la introducción de ideología en la ciencia. Es un producto de un mundo ideologizado y de falsas representaciones. Mientras vivamos inmersos en las ideologías, la ciencia estará condenada a reproducirlas en muchas de sus ramas, campos y objetos de estudio.