Astillero
Caminos de Guanajuato
Más votantes que ciudadanos
IFE, INEGI, listas nominales...
Contraorden a mapaches oficiales
Rosa María Méndez González (candidata a doctora en geografía por la UNAM) y Federico Nava Marín se preguntaron la razón por la cual el PAN había obtenido tan alta votación en Guanajuato y, revisando datos del Programa de Resultados Electorales Preliminares del IFE, y del Conteo de Población y Vivienda 2005 del INEGI, se encontraron con que en el granero electoral del panismo hubo cuando menos 301 mil 993 votantes que no estaban en los registros del INEGI.
Más sorprendidos quedaron los investigadores residentes en Mérida cuando encontraron, con base en los mismos datos oficiales (del IFE y del INEGI), que en 16 estados del país "el número total de personas que votaron fue superior a la población de 18 años y más; es decir, que hubo un millón 632 mil 448 personas fantasmas". Las gráficas del caso (disponibles, como otros archivos relacionados, en www.juliohernandez.com.mx) se construyeron a partir de la comparación del número de votos reconocido por el PREP del IFE en cada entidad (en Guanajuato, un millón 845 mil 784, equivalente a un porcentaje de participación ciudadana de 58.57 por ciento) con los datos del conteo demográfico más reciente del INEGI, que asentó un total de habitantes en Guanajuato de 2 millones 681 mil 124. Si a este número se le aplica el porcentaje oficial de participación ciudadana, de 58.57 por ciento, los sufragantes habrían sido un millón 543 mil 791, pero en el PREP aparecieron un millón 845 mil 784.
(En Guanajuato, por cierto, el INEGI aplicó un operativo especial de "recuperación de rezagos" para tratar de que el número de pobladores fuera mayor al originalmente recabado. Durante octubre de 2005 se realizó en todo el país el segundo Conteo de Población y Vivienda, pero en la primera quincena de noviembre las autoridades de ese instituto ordenaron que en "la tierra del Presidente" se hiciera una tarea extraordinaria, más meticulosa, para que el número de habitantes reflejara adecuadamente un crecimiento demográfico que los directivos del INEGI estimaban debía haber en esa entidad; el operativo especial reportó un crecimiento de alrededor de 10 por ciento de las cifras del primer conteo. En descargo de las suspicacias debe anotarse que en Guanajuato hay un buen número de estudiantes foráneos que reportan su domicilio en una entidad y tienen sus derechos electorales en otra.)
Un día después de los comicios, Diana Edith Sánchez Z. ya había alertado a esta columna sobre la sospechosa tendencia electoral a favor del PAN en Guanajuato. El lunes 3, Diana Edith advertía, sólo con base en el desglose de las cifras del IFE en cuanto a mayores de 15 años (porque sólo esos datos tuvo a la mano, y porque la presentación de las cifras oficiales parecería tratar de dificultar la precisión del número de mexicanos en edad de votar), que el número de sufragantes era disparatado. "¿Cómo es posible que la cantidad de personas mayores de 15 años en Guanajuato sea menor que la cantidad de personas inscritas en el padrón electoral? Estamos hablando de casi 250 mil personas. Esto me huele a Hildebrando". En esas primeras horas después del fraude, Ernesto B. (así firmó) también informó que en los distritos guanajuatenses con cabecera en Salamanca, Uringato y Acámbaro se habían producido votaciones excedentes respecto al censo del INEGI en 4 mil 109, 13 mil 462 y 11 mil 206 votos, respectivamente.
En otra variante del mismo enigma, José Alberto Becerra y Claudio Carrillo, citando un artículo de la maestra Ifigenia Martínez, recuerdan que el conteo 2005 del INEGI señaló que el total de mexicanos es de 103 millones 263 mil 388 y que, sumando los apartados estadísticos correspondientes a diversas edades -de 0 a 4 años, de 5 a 9, de 10 a 14, de 15, de 16 y de 17- se llega a la conclusión de que si esos mexicanos suman 37 millones 887 mil 616, entonces el número de mayores de 18 años es de 65 millones 375 mil 772. Ahora bien, si el IFE reconoce que sólo tiene credencial de elector un 90 por ciento de los ciudadanos, entonces los documentos de ese tipo entregados a personas con derecho a votar sería de 58 millones 838 mil 194, pero el IFE repartió 71 millones de credenciales por lo que, se preguntan Becerra y Carrillo, "¿dónde quedaron las 12 millones 161 mil 806 credenciales excedentes?"
La auditoría ciudadana cada día encuentra nuevas fallas y mentiras. Apenas ha puesto el IFE en Internet los datos correspondientes a los conteos distritales y ya el correo de este tecleador recibe los primeros reportes. Los mismos Méndez y Nava, mencionados al inicio de esta columna, se apresuran a referir que al comparar los datos de la votación oficial reportados por el IFE, con los de la participación ciudadana de la lista nominal, también proporcionada por el IFE, y cuando los resultados deberían ser los mismos, "sólo en Baja California Sur coincidieron los datos: en 13 estados el IFE reporta más votación total, y en 18 reporta de menos. ¿Cómo es posible que exista esta inconsistencia en sus mismos datos?"
Agustín Ramírez Agundis revisó también los resultados de la elección presidencial, por entidad federativa, y encontró que el IFE tiene dos listas nominales de electores, cada una en un sitio diferente, pero siempre oficial. "Resulta que para ninguno de los estados los datos (de esas listas) coinciden; en total hay 33 mil 575 diferencias" (esos y otros archivos, gráficas y listados están en la página cibernética de este tecleador). "La mera verdad -considera- es que estos del IFE traen un batidillo que seguramente ya ni ellos saben cuáles son los datos correctos".
A todo lo anterior, agregue el lector la cínica contraorden del IFE para que sus funcionarios de consigna dejen de abrir paquetes electorales en los consejos distritales. Si tan legal y tan legítimo era tal proceder, ¿por qué suspenderlo? Dos de los grandes responsables del fraude electoral dieron la cara para anunciar la confesión de mapachería suspendida: Miguel Angel Solís, director de organización, y Hugo Concha, director de capacitación electoral y educación cívica. Ellos, bajo el mando de Luis Carlos Ugalde y su jefa Elba Esther Gordillo, tienen gran culpa de lo que ha sucedido.
Este era un fraude, con los pies de trapo, y los números al revés, ¿quieres que te lo cuente otra vez? ¡Hasta mañana!
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