Ciudad Perdida
Darks y punks, contra la imposición
Enemiga de sus libertades, buscan impedir que la derecha se instale en Los Pinos
Macanas y gases
El movimiento contraneoliberal, resultado de un conteo de votos fraudulento en el Instituto Federal Electoral, empieza a ser apoyado, además, por aquellos que no quisieron votar, pero que no soportan el tamaño de la injusticia que se construyó con la compra de voluntades, traiciones, la ilegal intervención de Vicente Fox y el desmedido gasto en televisión y radio, para la campaña del panista Felipe Calderón.
Algunos grupos de jóvenes que forman parte de las corrientes dark y punk en el Distrito Federal, entre otros, han iniciado un proceso de reflexión para impedir que la derecha, enemiga de sus libertades, se apoltrone en Los Pinos.
Y es que aquello que tanto molestó, que tanta irritación causó en algunas conciencias limpias, se convirtió para ellos, y para muchas otras personas en las mismas condiciones, en el punto de partida para buscar alternativas en contra de la usurpación.
Nos referimos, desde luego, al dicho de López Obrador de que habrá de llegar "hasta donde la gente quiera", el cual fue inmediatamente condenado por, desde luego, quienes no quieren que la gente opine y menos aún que tenga algún tipo de injerencia, que participe en la vida política del país, por más que esas decisiones les afecten.
El dicho de López Obrador muestra, una vez más, la gran división que hoy se hace patente. De un lado quienes han iniciado un nuevo ataque, los que se niegan a darle participación a la gente, los que quieren que el destino del país se decida en las cúpulas empresariales o en las pantallas de televisión, sin que el pobrerío meta sus narices.
Para ellos, que tanto ensalzan la democracia -que no tendría sustento sin ella-, es la gente la que debe estar al margen de los grandes procesos políticos del país. Para ellos, millones y millones de personas, la gente a la que hizo referencia López Obrador, es cuando menos violenta, idiota y caminará sin duda por el sendero del peligro, por eso tiene que estar fuera de los juicios definitivos que sólo ellos pueden tomar con buen juicio.
Por el otro lado, López Obrador, que busca entre la gente el camino a seguir, decidió hacerse eco de las protestas multitudinarias que se manifiestan en el Zócalo, pero también en las calles, en los caminos, en las carreteras, en los espacios cibernéticos, porque no quieren ver burlado su voto.
Todo y de todo ha hecho la derecha por conservar el poder, por asegurar la impunidad ante los hechos de corrupción, que con Felipe Calderón en la silla presidencial pasarían al olvido, al silencio de las pruebas quemadas, destruidas, como ya lo hizo el PAN en el pasado reciente.
Seguramente por eso muchos jóvenes que no quisieron acudir a las urnas hoy se preocupan, sabedores de que Felipe el usurpador vendrá con la macana y los gases lacrimógenos a reprimir su libertad de vestir como mejor les plazca, a usar el pelo como quieren, a asistir a los conciertos de la música que a ellos les gusta. Eso se va a acabar, a menos, desde luego, de que signifique algún buen negocio para su familia o para alguna trasnacional.
Eso es lo que hoy quieren defender, contra eso es contra lo que van a manifestarse el próximo domingo, si así lo deciden, pero lo más importante es que ya se dieron cuenta de que ellos también son la gente, que los que ya se sienten en el poder pretende excluir.
Por el momento así van las cosas en el DF, por eso, si el próximo domingo alguien se encuentra a un joven con un peinado diferente, con argollas en las orejas o en los labios, con pantalones de cuero o las uñas pintadas de negro, dénles la bienvenida. Nada más eso.