Raperos de Senegal abren el debate social con su música
Dakar, 15 de julio. En la parte superior de una torre de departamentos en uno de los barrios más poblados de Dakar, desde los estudios de la radio Ocean FM, Xuman, artista de rap de dos metros de altura y rastas, se dirige a los jóvenes de la capital senegalesa: "Para todos nuestros amigos que deciden dejar Senegal. Para quienes creen que la solución está del otro lado del mar. Esto es para ustedes".
De los altavoces sale, en idioma wolof -el más hablado en este país-, la voz inquietante de un rapero que canta bul dem, que significa "no se vayan".
La canción habla sobre los jóvenes que zarpan a bordo de botes destartalados desde la costa de Senegal, en busca de una mejor vida en Europa.
La canción fue escrita para dar a los jóvenes la posibilidad de debatir el tema y encontrar soluciones, dice Xuman.
En teoría, Senegal cuenta con una de las democracias más estables del continente, es religiosamente tolerante y, como consecuencia, es uno de los principales receptores de ayuda extranjera.
Los polvorientos suburbios están plagados de descontento, con jóvenes que pasan días lánguidos contemplando un futuro sin empleo, con la radio como principal fuente de entretenimiento. Más de la mitad de la población de Senegal está por debajo de los 18 años, y el desempleo se ubica arriba de 40 por ciento.
Micrófono de las calles
Xuman es sólo uno de los 17 artistas que participan en la canción titulada Barca mba Barzaak o Barcelona o la otra vida, creación de Moussa Deyman, productor de rap de Dakar.
La colección de artistas de Deyman se llama Micro Mbedd, que significa "el micrófono de las calles", en wolof.
Muchos artistas de rap se consideran griots (músicos devenidos comentaristas sociales) modernos, y el rap al estilo estadunidense, con sus letras sexuales y violentas, está mal visto por los raperos con conciencia social.
"Es muy importante que los raperos hablen con la gente de su barrio, porque son conocidos y pueden tomar el micrófono", considera Boubacar, albañil de 22 años.
Reuters