Usted está aquí: domingo 16 de julio de 2006 Deportes ¿LA FIESTA EN PAZ?

¿LA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

Toros y futbol, lo mismo

UN LUGAR COMUN dice que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, pero a pesar de que nuestra manipulada democracia demuestra lo contrario hay que matizar que todo pueblo tiene los espectáculos, deportes en general y fiesta brava, en particular, no que se merece, sino que es capaz de tener.

MAS QUE DE merecimientos se tiene que hablar entonces de capacidades, y antes que de afanes fallidos subrayar evidentes intenciones ocultas... para no alcanzar estándares de calidad y de desempeño internacionales, ni en el futbol ni en los toros, por no hablar de elecciones.

POR ESO, EN los tragicómicos escenarios del gobierno del cambio y de los seudomodernizadores regímenes de De la Madrid, Salinas y Zedillo, deportistas y taurinos se parecen más; sus patéticas semejanzas los identifican como aspirantes permanentes a triunfos que nunca llegan.

LLAMENSE SELECCIONADOS NACIONALES de futbol o figuras del toreo, no obstante el fuerte respaldo económico y el conocimiento de los entretelones del deporte y de la fiesta de toros, su desempeño en el extranjero, salvo honrosas excepciones, no rebasa la mediocridad. Como son disciplinas tan peliagudas e inversiones particulares, se han de decir a sí mismos: "no hay por qué dar buenos resultados".

CONFIRMADORA COMO SIEMPRE, la modesta actuación de la muy bien pagada selección nacional de futbol, ahora en Alemania. Al igual que en lo taurino, en lo deportivo el gobierno del cambio tampoco dio una. Y no porque nuestros futbolistas y toreros estén menos dotados que otros, sino porque las políticas de promoción, apoyo, estímulos y contratación, tanto en el balompié como en la tauromaquia, siguen siendo erróneas, frívolamente autorreguladas.

TANTO LA FEDERACION Mexicana de Futbol como la Asociación Nacional de Empresarios Taurinos hace muchos años que trabajan sin rigor de resultados en las canchas y en los ruedos. En todo caso, las utilidades reales de ambos negocios no están en la asistencia de público a las canchas y a los ruedos, sino en la publicidad, la mercadotecnia, las transmisiones por radio y televisión, y otros etcéteras.

IMPORTAR, NO PRODUCIR, es uno más de los rasgos que asemejan al futbol y al toreo mexicanos de los tiempos recientes, en una modalidad que desde el principio demostró ser temeraria. Contratar extranjeros buenos, regulares y malos en detrimento de una producción planificada y sostenida de valores nacionales, fuesen delanteros o muleteros, ha propiciado una dependencia creciente de las importaciones y una falta de estímulos graduales a jugadores y toreros con verdadero potencial.

PUBLICOS SIN ESPECTACULO, tanto los aficionados al futbol como a la fiesta de toros, han sido incapaces de exigir más allá de lo que quienes supuestamente "arriesgan su dinero" están dispuestos a darles: dos o tres fechas de verdadero interés en el estadio y una fecha en la Plaza México. Una miseria para la danza de los millones en juego y las utilidades extrafutbolísticas y extrataurinas obtenidas. Hace tiempo falla el pan; será muy riesgoso si sigue fallando el circo.

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