Tragedia mexicana de dos seres con un destino del que no pueden escapar: Angulo
Identidad propia invita a la confrontación interior: Herzlt
Monólogo de unas siamesas que deviene llamado contra la tiranía y la doble moral
Con música original de Caridad Herrera, reinicia temporada en el teatro Wilberto Cantón; hoy, función de gala
Ampliar la imagen Difícil de representar la distancia entre cada personaje, explica la directora de la pieza Foto: Roberto García Ortiz
Monólogo de dos rostros, una contradicción: son distintas a la especie humana, pero no únicas ni irrepetibles; la tragedia estriba en no ser dos ni una: son siamesas. Jessica Paola Gámez y Carolina Herzlt dan vida en Identidad propia a Aneta y Arleta.
El tema de los siameses, favorito de Ripley, generalmente ha sido rodeado de morbo en el mundo del espectáculo: basta remontarse a 1932 con el filme de Tod Browning Freaks. Por su parte, la sociedad había optado por el silencio hasta que hace algunos años, cuando se dieron las primeras separaciones quirúrgicas, pareció romperse el silencio. Uno entre 500 mil nacimientos en el mundo es de siameses; de éstos, 70 por ciento son mujeres, que viven marcadas por un destino aún inexorable, dada su imposibilidad de vivir en libertad.
A partir de un cuento de Beatriz González Rubín sobre el tema, Cecilia Angulo dirige y produce esta obra sobre siamesas, que a su vez presenta Carmen Montejo, quien entusiasmada por la "genialidad" del guión dramático no dudó en alentar a su alumna en la producción de la puesta en escena.
Se trata, expresa Angulo, de una "tragedia mexicana. Aneta y Arleta son dos seres humanos marcados por un destino impuesto por los dioses del que no pueden escapar".
El montaje significó casi año de trabajo, incluida la adaptación del guión dramático, que fue enriquecido y desmenuzado hasta la última palabra por todo el colectivo, así como un intenso entrenamiento de actuación corporal de las actrices, dado que, según la directora, "la conjunción física es lo más difícil de mostrar por la dificultad actoral que representa mostrar la distancia entre cada personaje: estar cerca y lejos con una doble conciencia en un juego de comunicación no verbal".
Para trasladar esto a escena, Angulo -egresada de la carrera de teatro de la UNAM con perfeccionamiento actoral al lado de maestros de la talla de Carmen Montejo, Hugo Argüelles, Héctor Mendoza y Luis de Tavira- requirió de la experiencia de la austriaca Claudia Mader, quien impartió a las actrices el método Feldenkrais, sistema de aprendizaje orgánico que se basa en la manera en que fuimos diseñados para movernos, gracias al cual "ahora nos lastimamos menos", según indica Jessica Paola, quien interpreta a Aneta en un estupendo trabajo de expresión gestual.
"La gente insistía en que Aneta hablara -explica Angulo-; sin embargo, dado que esta puesta es producto de la investigación, no era posible, porque entre los siameses siempre hay uno más débil que depende del otro, es parásito por decirlo así, y aunque físicamente una de ellas puede ser más frágil, sus mentes son poderosas, inclusive manipuladoras, como Aneta."
Si bien se trata de una gran pieza de teatro-estudio, Cecilia Angulo buscó ante todo el equilibrio para evitar que los planteamientos quedaran en la profundidad y fueran incomprensibles para cualquier espectador. En esa búsqueda ideó recrear los corifeos de la tragedia griega clásica en la voz, música y letra de Caridad Herrera, quien con jazz, tango, vals, bolero y obertura sinfónica coadyuva en este equilibrio. Los corifeos en canto yoruba claman contra la tiranía de los que no tienen imaginación, gritan las verdades que hieren y ofenden a la gente, la doble moral y cuestionan a los mismos dioses: "¿Acaso somos criaturas de Dios?"
-¿Identidad propia sería un canto al individualismo?
-En el caos que se vive hoy, no nos damos ni un segundo para cuestionarnos a nosotros mismos y quizá se esté viviendo en función de otros. La obra invita a vernos al espejo para confrontar a nuestro siamés interior -responde Carolina Herzlt, quien interpreta a Arleta y lleva gran parte del peso verbal del monólogo.
Identidad propia es una metáfora por medio de la cual el espectador logrará la identificación a partir de la confrontación indirecta. Una obra de arte inteligente, polémica y profundamente humana.
Se escenifica en el teatro Wilberto Cantón. José María Velasco 59, colonia San José Insurgentes entre Plateros y Félix Parra. Hoy función de gala a las 20 horas, entrada libre; a partir del martes y miércoles a las 20:30 horas. Boletos 200 y 150 pesos en taquilla y Ticketmaster. Estacionamiento: 20 pesos. Reservaciones: 5593-8534.