Ojarasca 111  julio 2006


TARAHUMARA_SEMANA_SANTA_08
 
 
 

"El gobierno me sorprende"

La cárcel como instrumento ilegal

de represión y tortura


Magdalena García Durán

Penal de Santiaguito, Almoloya de Juárez, Estado de México
 
 

Magdalena García Durán,

comerciante y activista a favor de los derechos de los pueblos indios,

es adherente de La Otra Campaña y pertenece al Congreso Nacional Indígena.

Este nuevo testimonio fue recogido en junio pasado

por la Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos,

al entregar su informe sobre la represión y el manejo faccioso de la ley

a los presos políticos atacados y condenados por encontrarse en San Salvador Atenco

el 4 de mayo apoyando al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra.


 
 

Soy una mazahua de aquí mismo, del estado de México. Yo, la verdad, lo que me doy cuenta y me queda claro es que estamos aquí por cuestión política. No es jurídico porque nos están inventando cosas que no hicimos. El gobierno me sorprende. La verdad, me sorprende mucho. Como indígena yo no fui a la escuela. No sé leer ni escribir. Pero el propio el gobierno promueve proyectos para capacitar a los indígenas para que puedan defender sus derechos. Y ahora en este día me sorprendo de que pese a tantas capacitaciones que me brindaron para defender los derechos de los indígenas, ahora estoy encarcelada.

Por qué digo defender los derechos de los indígenas. Porque hay muchas cosas que realmente se da uno cuenta. Uno sale de su comunidad porque no hay trabajo. Existe mucho la extrema pobreza. En caso de mi comunidad --que es San Antonio Pueblo Nuevo-- es muy alto el índice de pobreza. Salimos. Nos migramos.

O salimos para el Distrito Federal y llega uno a lo mismo: cuántos niños tienen cerradas las puertas de las escuelas porque no saben hablar español, es por eso que los rechazan para recibir un estudio. A ellos no les brindan la educación porque son indígenas, porque no saben hablar bien el español. Cuántos hospitales están cerrados para la gente pobre, la gente indígena, por no contar dinero para pagar para sentar y acostarse de una cama de esos hospitales. Cuántos niños en vez de estar en la escuela están en los jardines, están afuera del Metro acostándose afuera y se duermen tapándose con cartones. Cuánta gente viene de fuera que no cuenta un espacio, una vivienda digna. Su espacio para dormir es la calle, su espacio para dormir arrinconándose como si fueran un animalito.

Y entonces la verdad cuando uno exige un derecho de una vivienda digna, exige un espacio digno para ganar la vida digna porque a nosotros como indígenas nos han enseñado nuestros padres, nuestros abuelos de ser dignos: el trabajo se gana con el sudor de la frente. No robar, no rebatarle a la gente lo que tiene la gente. Y ahora me queda claro que por levantar mi voz, por estar diciendo, ahora estoy aquí, encarcelada, creándome delito que desconozco.

Yo la verdad les agradezco que ustedes vienen de muy lejos, de un país muy lejos, muy alejado y que les haya interesado este problema que existe de este país. Es una injusticia que ya no puede esconder bajo un tapete, la extrema pobreza. Tampoco puede esconder bajo de un tapete cuando hablan. Cuando hacen sus campañas empiezan a decir que existe una pluricultural y multicultural étnica en nuestro país. Y ya pasando todos esos sexenios se olvidan de toda esta extrema pobreza, este pluricultural y multicultural mundo indígena.

Ahora me imputan de unos delitos que yo sí los rechazo rotundamente porque yo sé que antemano nunca cometí esos delitos que ellos me dicen, que de secuestro. Primero nos dijeron que delincuencia organizada, luego secuestro, luego no sé, ataques de la vía no sé qué. Yo como desconozco totalmente todo lo que es papeleo legal, pues entonces solicité un traductor. Que nunca se me dio el traductor. Hasta la fecha nunca se ha venido el traductor. A la mejor sé hablar un poquito bien el español pero yo realmente cuestiones jurídicas o legales o algo así desconozco totalmente. Y ahora el segundo juez de aquí de este penal duda de que yo soy indígena, porque él dice que él puede hablar inglés cuando no es de Estados Unidos. Y entonces la verdad pos qué lástima que esté ocupando un espacio, un cargo, un académico que ha estudiado y que desconozca totalmente qué tierra está pisando y qué país está pisando.
 

Nosotros no somos delincuentes, somos gente de trabajo. Somos gente que defendemos, que ya no queremos que seamos pisoteados pero miren cómo estamos. Y somos amenazados de muerte. Yo soy una de las personas que me dicen que me iban a matar y me iban a cortar la cabeza. Pero yo no les voy a dar el gusto porque ellos no me dieron la vida. Dios es el que me dio la vida y Dios es el que me va a quitar la vida.

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