Inexperiencia y abandono del cargo, factores detonantes, dice
Ya se inició la cuenta regresiva para que el gobernador deje el poder: investigador
Oaxaca, Oax., 19 de julio. El investigador de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, Víctor Raúl Martínez Vázquez, quien analiza el movimiento magisterial en la entidad y ha escrito varios libros sobre el tema, dice: "para el gobernador Ulises Ruiz se ha iniciado la cuenta regresiva para dejar el gobierno. La inexperiencia, su ausencia prolongada en el cargo -porque se dedicaba a la campaña presidencial de Roberto Madrazo- lo llevaron a cometer una acción que nadie esperaba: el desalojo violento de los maestros oaxaqueños".
Esta acción, dice el investigador universitario, "generó un ambiente de miedo e indignación. De los barrios, colonias y municipios bajaban los ciudadanos para apoyar al magisterio. Fue una acción inmediata de solidaridad con los maestros agredidos, y ello fortaleció su lucha".
Víctor Raúl Martínez recuerda que ya van 26 años de lucha del magisterio, y desde la década de los 70 y 80 los movimientos sociales entraron a una nueva etapa con el gobierno. "En los 70 el gobierno tenía una actitud doble, por un lado los toleraba y por otro los reprimía". Varios gobierno estatales seguían esa doble actitud de tolerar a unos, incluso alentarlos, y a otros reprimirlos hasta casi desaparecerlos. "Tolerar a los que están dentro de la ley".
Con el gobernador Pedro Vázquez Colmenares, señala el investigador, hubo tolerancia para algunos grupos, pero otros fueron golpeados, como la Coordinadora Campesina Estudiantil del Istmo (Cocei), quien logró por primera vez en un gobierno priísta la presidencia municipal con Leopoldo De Gives, y cabe recordar, dice el universitario, que el gobernador Vásquez Colmenares lo depuso.
Luego, añade, en el gobierno de Heladio Ramírez también existió represión contra la Cocei, pero sin duda en su gobierno hubo mayor apertura a los movimientos sociales, mayor interlocución incluso y apunta la Cocei recuperó la presidencia municipal.
En el gobierno de Diódoro Carrasco se siguió la línea de apertura e interlocución con los movimientos sociales, se les brindó un espacio para ser atendidos; sin embargo, también fueron reprimidos indígenas en los Loxichas. Cabe hacer notar que en este periodo aparece el EPR, y el gobierno estatal, según denuncian organizaciones de derechos humanos, con el pretexto de investigar grupos armados, "reprimió y encarceló a decenas de indígenas".
En el gobierno de José Murat se continuó con apoyos y diálogo al movimiento popular. El gobernador ofreció todo. "Vemos en su gobierno un incremento de movilizaciones populares, hasta se decía que algunos políticos las promovían para salir en los medios y hacer como que eran indispensables en ciertas áreas de gobierno."
Pero, en la segunda mitad del gobierno de Murat, el dirigente de los burócratas fue encarcelado. Ahí, "vemos una nueva actitud gubernamental, a Murat se le empezó a descomponer el panorama. Inició el nuevo ciclo autoritario que continúa en este gobierno.
"Ya en este gobierno, con Ulises Ruiz al frente, hay una actitud de cerrazón para atender el movimiento urbano popular. Baste con verificar los periódicos, dirigentes sociales son detenidos, se les inventan o se reactivan órdenes de aprehensión, hay un golpeteo hacia organizaciones civiles, y se empiezan a utilizar a los perros y a los policías perros", de manera literal, sostiene. "Ahí están las noticias de mujeres mordidas por perros que utiliza la policía para impedir plantones. Desde su campaña Ulises Ruiz se pronunció contra las manifestaciones, marchas y plantones.
"Desde que llegó a la gubernatura se planteó un experimento: ensayar el uso de la fuerza para contener al movimiento popular; si se lograba llevar adelante en Oaxaca, seguramente se hubiera utilizado en el país", dice el investigador.
"Es inconcebible que en lugar de atender las demandas de una delegación sindical con 70 mil afiliados, se les echa a la policía, a los perros y hasta helicóptero. Es inconcebible este error, pensaron seguramente que si detenían a los líderes del magisterio a los que consideran tiranos, los maestros levantarían el plantón.
"En inconcebible que Ulises Ruiz desconociera la trayectoria del magisterio. Es impensable que no hayan calculado los costos políticos; pero bueno, se entiende porque Ulises Ruiz es un gobernador ausentista desde que se dedicó a la campaña de Madrazo: se dice que esperaba ser secretario de Gobernación".
El investigador refiere: "después del intento brutal de desalojo con altos costos políticos, la policía ministerial se declaró en rebeldía al gobernador. 'No más uso de la fuerza pública contra maestros. Nos negamos a atacar al magisterio', le dijeron a Ulises Ruiz", sostiene el investigador.
El gobierno de Oaxaca, para llevar a cabo el desalojo, llamó a 200 presidentes municipales priístas, los hizo firmar la petición para la acción, y para ello se valieron del Congreso del estado. "Metieron a los ediles en el conflicto magisterial y este agravio al magisterio les costó caro, la cosa se agravó, 20 presidencias municipales fueron tomadas por maestros y se generó un sentimiento de solidaridad con los padres de familia.
"La lucha magisterial en diversos momentos ha sido bien vista, incluso tiene alianzas con diversos sindicatos y organizaciones sociales, con los padres de familia, pero después del 14 de junio, del fallido intento de desalojo, se desbordó el apoyo al magisterio.
"Por primera vez en la historia política de Oaxaca se han registrado megamarchas en solidaridad con los maestros. En la primera, 100 mil personas; después más de 300 mil, en la última más de medio millón. Eran nueve o diez kilómetros de ciudadanos enojados e indignados contra el gobernador Ulises Ruiz por intentar desalojar a los maestros.
"Será sin duda -abundó el investigador- el nuevo Senado de la República, es decir, la nueva legislatura que empieza en septiembre, la que tendrá que decidir el destino del gobierno de Oaxaca; pero una cosa es cierta: perdió el respaldo popular."