El jurista presentará su novela histórica El sueño de Inocencio, en Bellas Artes
Gerardo Laveaga retrata de cuerpo entero ''al Papa más poderoso de la historia''
La Iglesia católica del siglo XXI es una institución medieval. Su estructura jerárquica, varios dogmas esenciales y la mayoría de sus prácticas actuales fueron instauradas hace 700 años por Inocencio III, ''el Papa más poderoso de la historia".
El 8 de enero de 1198, Lotario de Segni, un aristócrata italiano, brillante erudito, pionero del derecho canónico, fue elegido Papa bajo el nombre de Inocencio III. A partir de ese día, y durante los 18 años que siguieron hasta su muerte, llevó a la Iglesia al momento más alto y de mayor poder en la historia.
Convenció a los católicos de que no sólo era el sucesor de San Pedro, sino el representante de Jesucristo en la Tierra; ''inventó" mecanismos de control -como la confesión y el matrimonio indisoluble; la transustanciación en la comunión, entre otros-; fue el primer Papa que se atrevió a quemar a quienes disentían de sus ideas; convocó a dos cruzadas y dio lugar a la creación de la Inquisición; como emisario de Dios, determinó qué era lo bueno y qué era lo malo; consideraba que si todos los seres humanos compartían la misma idea del bien y del mal, se acabarían las guerras, pues no habría motivos para pelear.
Cuando Inocencio III asumió el cargo, la Iglesia católica atravesaba momentos de gran debilidad. Para preservarla y fortalecerla, se enfrentó y sometió a emperadores; aniquiló herejes y persiguió a los fieles de otras doctrinas religiosas.
Todo lo anterior es un perfil mínimo -apenas un apunte- de la vida de un personaje fascinante, visionario, cuyo poder se extendió por el mundo conocido entonces y cuyo legado, para bien y para mal, perdura hasta nuestros días.
El retrato completo del hombre al que la revista Life consideró uno de los 100 personajes más influyentes del milenio pasado, lo hace Laveaga en la novela histórica El sueño de Inocencio, publicada por Martínez Roca Ediciones, del Grupo Planeta.
Abogado de profesión, Laveaga es director del Instituto Nacional de Ciencias Penales. Como escritor se ha mostrado fascinado por la religión y el poder político. Es autor de las novelas Valeria (1987), El último desfile de septiembre (1994) y Creced y multiplicaos (1996).
Gran compilador del derecho canónico
-¿Por qué escogió a Inocencio III entre todos los papas de la historia?
-Yo no escogí al personaje, el personaje me escogió. Cuando era niño me preguntaba por qué cuando hacía un acto malo bastaba que se lo contara a un sacerdote para que me fuera perdonado. También me preguntaba por qué tomar un pedazo de hostia blanca era recibir el cuerpo de Cristo. Y así me preguntaba muchas cosas. Pasó el tiempo, estudié derecho y un día me encontré con Inocencio como uno de los grandes compiladores del derecho canónico, el que decidió qué se podía hacer y qué no, el que inventó el matrimonio indisoluble y la comunión, la confesión y la transustanciación (la idea de que el cuerpo de Cristo estaba en la hostia). También puso las llaves cruzadas en el escudo del Vaticano, que significan: lo que yo ato en la tierra queda atado en el cielo.
Fue un Papa con ''una visión muy clara de lo que quería, su sueño era que todo mundo se sintiera igual, que todos compartiéramos la misma idea de bien, de verdad y de justicia. Sostenía: si lo que es bueno para ti es bueno para mí, no va a haber guerras".
Pensaba que, en caso contrario, ''todo sería un caos. Por eso decidió que todo el que le presentara disidencia fuera aplastado. Finalmente fracasó, porque es imposible que toda la gente piense como uno, su sueño se vio frustrado por la realidad".
Es de tal magnitud la fascinación de Gerardo Laveaga por Inocencio III, que señala: ''Si tuviera la oportunidad de conversar con un personaje de la historia, sólo con uno, elegiría a Inocencio III, sin duda. Fue un gran maestro en todo; todo lo que hizo lo hizo muy bien, aunque no me gustan sus métodos terribles".
Escribir El sueño de Inocencio le tomó a su autor seis años de trabajo (investigación y escritura) alternado con su labor de jurista. Viajó a Italia (a Segni, al Vaticano) y consultó ''gran cantidad de fuentes" en distintos idiomas; ''la ventaja de la novela sobre la historia es que puedes llenar los espacios vacíos con la imaginación, mientras que un historiador puntilloso tiene que documentar cada afirmación que hace".
Frente a best sellers de dudosa calidad como El código Da Vinci, que con tramas inverosímiles se aproximan a la historia de la Iglesia, Laveaga encuentra en la vida y obra de Inocencio III que ''la realidad es mucho más rica, abrumadora y contundente".
El sueño de Inocencio, libro de Gerardo Laveaga, será presentado el próximo lunes a las 18:30 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.