El tumbaito de Couperin
El trompetista Arturo Sandoval fue el sonido distintivo de Irakere junto al clarinete y el sax de Paquito D'Rivera y el piano de Chucho Valdés. Desde que dejó Cuba e Irakere en 1990 ha desplegado, en principio bajo la égida de Dizzy Gillespie, una carrera deslumbrante desde Estados Unidos, de donde es ciudadano desde 1999.
Además de catedrático, su explosivo sonido se despliega en una serie de grabaciones deslumbrantes, la más reciente de las cuales se titula tumbaito (Timba records) e inicia con el clásico de clásicos de Gillespie, A night in Tunisia, con rigor y sabrosura tales que las bocinas se estremecen al igual que la epidermis.
Luego de esa glosa maestra, continúa el disco con Tunisias blues, en el alargamiento del estilo e idea de su maestro Gillespie, y así sigue hasta completar seis piezas magistrales que estructuran un álbum impresionante por los agudos en trompeta, pero sobre todo por la aparente facilidad (al igual que sucede con el oficio de Paquito D'Rivera) con la que extrae sonidos del mismísimo paraíso terrenal. Barroquísimo.