Eugenia León canta una nueva versión de La paloma
Termina el festival Rosario Castellanos con llamado a contar voto por voto
Durante la ceremonia de clausura la escritora Montserrat Hawayek recibió el premio de novela breve
Ampliar la imagen Eugenia León fue la encargada de cerrar el festival Rosario Castellanos Foto: Maritza López
Comitan de Dominguez, Chis., 22 de julio. En esta ciudad, que este año cumple su 450 aniversario, se llevó a cabo (del domingo 16 al viernes 21) la sexta edición del Festival Internacional de las Culturas y las Artes Rosario Castellanos. El gran final estuvo a cargo de Eugenia León, con un concierto titulado Un viaje a través de la música, efectuado en el Parque Central. Escuchamos canciones de la tradición popular y también de compositores contemporáneos. "Siempre estaré cerca de la canción mexicana, es mi oxígeno, no podría cantar otra cosa", declaró después de su actuación.
"Me gusta la canción popular, nací amando el cancionero popular mexicano. Cuando yo empecé a cantar me planteé, bueno, para dónde me dirijo. Sabía también que la canción mexicana era muy amplia, que en un momento tenía que acercarme a los compositores de mi generación, pero siento que ahora es más grande mi necesidad de cantar tangos y canciones de mi abuela: es como una memoria que está ahí, flotando, y que para mí es importante recuperar y buscarle la sorpresa."
Y efectivamente, en un momento del concierto, interpretó una canción que de serenata pasó a cantar la lucha por la democracia: La paloma. "Y voto por voto, por qué no", dijo a un público totalmente entusiasmado. "A contar se ha dicho, porque si no me regreso a la escuela". (Si a tu frontera llega/ una paloma/ cuida que no sea buitre lo/ que se asoma;/ cuánta falta nos hace/ Benito Juárez/ para desplumar aves/ neoliberales).
"Es una canción que ahora toma una fuerza, y para mí es una necesidad cantarla -afirmó-. Es una canción hermosa y llega a tener una memoria en la gente el hecho de que convirtamos algunas canciones como periódico mural, donde podemos cambiar los versos, expresar nuestra opinión sobre lo que sucede en el país, pues toma para mí otro significado."
Para Eugenia León cantar en el Palacio de Bellas Artes, en una sala de la universidad o en una plaza del pueblo "es prácticamente lo mismo, no le veo grandes diferencias, siempre es el reto de que no me puedo apachurrar, estoy disfrutando lo que canto, pero algo importante: más allá de si les gustó o no el repertorio, sé que al final hubo una entrega mutua; a pesar de que pueda haber tropiezos o pueda haber un concierto muy homogéneo en donde dejamos a la gente siempre arriba, la sensación final de la complicidad".
El mismo día de la ceremonia de clausura fue entregado el Premio de Novela Breve Rosario Castellanos a Montserrat Hawayek, quien compartió una cita del maestro Haruki Murakami en Tokio blues. "Soy de ese tipo de personas que no acaba de comprender bien las cosas hasta que las pone por escrito". El premio, afirmó, "es un aliciente para seguir poniendo por escrito las cosas que no acabo de comprender".
El festival fue una verdadera fiesta popular en donde la oferta de exposiciones de artesanías y artes plásticas, talleres infantiles, teatro, libros, conferencias, conciertos, una muestra gastronómica y el acompañamiento natural del sonido de la marimba puso a toda la gente en movimiento. Fue un festival a la altura del arte y a la altura del pueblo.