Usted está aquí: lunes 24 de julio de 2006 Opinión Y el país sigue su marcha

Javier Oliva Posada

Y el país sigue su marcha

Mientras sigue la discusión política y jurídica de las elecciones del 2 de julio pasado, los problemas del país, en la medida que tenemos un gobierno ausente y comprometido con intereses transexenales, los conflictos, las tensiones, la pobreza, la marginación, la ignorancia y la corrupción siguen aumentando.

Sin importar quien resulte ganador, la agenda nacional debería, al menos, comenzar a ser diseñada por las fracciones parlamentarias de las principales fuerzas políticas. No hay nada que festejar; la ausencia de una estrategia política durante el sexenio de Vicente Fox propició, en términos generales, la inacción legislativa. Hoy por hoy en nuestro país no pueden darse el lujo ni los políticos de actuar con triunfalismo o indolencia ante la difícil realidad que tenemos.

La polémica se ha centrado de forma explicable en el procedimiento para contabilizar los sufragios, pero eso de ninguna forma es suficiente. En un régimen presidencialista como el nuestro resulta lógica esta concentración de atención, aunque aspectos como los arriba señalados estén minando la legitimidad del propio régimen.

Sí es importante quién será el próximo presidente de México, pero más importante aún será saber desde ahora con quiénes, cómo y cuáles serán sus prioridades para gobernar. De continuar por este camino estaremos perpetuando el filón del carisma y el uso discrecional del poder. Ya no estamos para camarillas y apetitos protagónicos.

Hemos llegado al momento en que la templanza, el valor cívico, la prudencia son los requerimientos para salvaguardar la convivencia entre los mexicanos. La tentación de seguir por el camino del triunfalismo o de la descalificación no abona la nueva etapa de la democracia que los mexicanos queremos para este naciente siglo XXI.

Las perspectivas de un conflicto extendido serán estricta responsabilidad de los principales actores políticos y de nadie más. No habrá pretextos o recriminaciones que valgan, cada uno tendrá que lamentar el severo juicio que los mexicanos hagamos de lo que hoy da la impresión de ser ocurrencias. Quien resulte el ganador de la elección presidencial debe demostrar una estrategia clara específica, pero, sobre todo, que demuestre responsabilidad para con el país y la sociedad.

Los próximos días serán definitivos; habremos de valorar por sus dichos y hechos a los protagonistas y saber, en consecuencia, si están pensando por y para sí o por y para la nación, demostrando de qué calidad histórica están hechos.

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