Con la dignidad de la razón por el bien común
La resistencia hostil al espíritu conduce a la involución. Esto lo sugirió Hesíodo en su Teogonía hace más de 2 mil 700 años. El poeta decía ser un pastor de cabras al que se le aparecen las musas, cerca del monte Helicón, donde una patada del Pegaso (el caballo alado símbolo de la imaginación) hizo brotar una fuente inspiradora.
Hesíodo había perdido su herencia por culpa de "los reyes devoradores de regalos", en beneficio de su hermano Perses. El cantor del trabajo y los orígenes del mundo, el rapsoda que conoció a Homero, se dedica a contarnos historias; una de ellas, contenida en el Erga (Los trabajos y los días) se refiere a la "caja de Pandora", la caja prohibida, abierta por la curiosidad de quien era ignorante que guardaba los sufrimientos de los hombres. Esto fue escrito en Grecia, en el siglo VII aC.
Me permito recordar esto, porque nos dijeron a los mexicanos, ignorantes de lo que era la democracia, que el día que se pusiera en práctica, se iba a soltar un tigre, como lo afirmó el general Porfirio Díaz al abordar el Ipiranga, nombre del trasatlántico que lo llevaría a Francia para morir, asistiendo en la distancia como testigo y causante de ello, a la hostilidad desatada en México al dejar de ser su dictador. Esto ocurriría a partir de 1911.
La experiencia, ya lo decía Arturo Schopenhauer, debería ser tomada como un profesor particular, cuyas enseñanzas desaprovechadas serían como si tirara uno las cosas de su casa por una ventana, por ser un capital penosamente adquirido.
Todo esto lo traigo a cuento porque en 2006 en México empezamos a vivir un estado crónico de incontinencia provocadora. La causa: que por vivir en un sistema secular de teocracias y elecciones de Estado, ocurridas en nuestro país desde hace siglos, a lo largo de su historia, identificamos a la democracia como una "caja de Pandora" que desata pasiones y hostilidades que empiezan por lo ridículo (payasadas perversas), pero pueden acabar en tragedia nacional.
Ese no es el camino de la inteligencia. Es el derrotero de la estupidez.
Ese estado crónico despierta miedo. Y el miedo es un recurso previo a las dictaduras de la necedad, como las que ya hemos vivido en el siglo XX y nos han dejado suficientes lecciones públicas (totalitarismos: fascismo, nacionalsocialismo y estalinismo, por ejemplo). El temor procede de la preocupación de situaciones "cuya llegada y cuyo momento", como dice el mencionado filósofo alemán del siglo XIX, son imaginadas con grados de verosimilitud como únicos males futuros, pero que no son seguras.
El presente se construye momento a momento. Y, como se dice en la película Perfume de mujer, cuando Al Pacino saca a bailar tango a una muchacha que le responde que no puede porque espera al novio de un momento a otro, éste le contesta: "en un momento se puede vivir toda una vida". El tango se titula Por una cabeza; no es casual; su letra alude al triunfo o la derrota mínimas en una carrera de caballos, como entre el PAN y el PRD, cuyo resultado está en suspenso, a la espera de la photo finish en la meta, que no es otra cosa que la veracidad del resultado. No perdamos la cabeza (lucidez), por una cabeza (ventaja o desventaja electoral).
Tenemos el día de hoy y el de mañana, con la sucesión de sus muchos momentos, para pensar en soluciones y no en problemas, para templarnos y contenernos y no para extraviarnos en una incontinencia provocadora que nos conduzca al miedo. Así lo entendió don Benito Juárez que, con impasibilidad, supo derrotar a Europa y un pasado monárquico, pasando por ello a la historia como un hombre de Estado de talla universal (sin "dejar títere con cabeza").
Los problemas electorales de México el día de hoy pueden tener solución en una semana, si las partes coinciden en actuar con la razón y no con la necedad; si se resuelven a buscar la mediación de la ciudadanía que votó y ésta se hallara dispuesta a creer en una proposición arbitral o composición entre las partes, que nos salvaría de involucionar, autodestruirnos o lo que ya se dice de México en la Unión Europea: que gastamos más dinero en elecciones que en los pobres.
Pensemos en el bien de México, renunciemos a protagonismos encubridores de insuficiencias personales; abordemos el problema con la razón y no permitamos que se exciten las violencias mientras alertamos sobre ellas; aprovechemos nuestra libertad para elegir la opción que creemos que más nos conviene; seamos creativos y no torpes. En pocas palabras: aprendamos a vivir en el momento de la democracia con dignidad y sentido común, sin identificarla con la "caja de Pandora", sin odios ni violencias, con civilidad; con espíritu, entendido como impulso evolutivo, sin creer en la posibilidad de no ser capaces de construirnos hoy un futuro mejor.