Peca de centralista y vertical, señalaron
La RES, condenada al fracaso, estiman analistas educativos
Ampliar la imagen Angel Guerra, Enrique Avila y Jesús Martín del Campo fueron algunos de los panelistas en el foro El nuevo gobierno y la reciente reforma a la educación secundaria Foto: Guillermo Sologuren
La Reforma de la Educación Secundaria (RES) que pretende imponer el gobierno del presidente Vicente Fox en todo el país es una propuesta destinada al fracaso, porque nació viciada de origen, en tanto que se creó de manera "centralista y vertical", y excluyó a los actores fundamentales: maestros, alumnos y sociedad en conjunto.
Lucía Rivera, del área de política educativa de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN); Enrique Avila, maestro de la Normal Superior, y Jesús Martín del Campo, participante en el movimiento estudiantil de 1968, ex legislador y funcionario del gobierno del Distrito Federal, señalaron lo anterior.
Al participar en el foro El nuevo gobierno y la reciente reforma a la educación secundaria, organizado por La Jornada y Casa Lamm, los panelistas centraron la discusión en tres puntos: el "ocultamiento" en que se llevó a cabo la RES, lo cual denota el grado de "autoritarismo" de este gobierno; la falta de articulación en los contenidos de la enseñanza secundaria, con los niveles básico y medio profesional, y la preponderancia de contenidos curriculares "desarticulados", orientados a un modelo educativo globalizador y neoliberal, entre otros aspectos.
Tras un recuento del proceso llevado a cabo por el gobierno foxista para la Reforma Integral de la Educación Secundaria, Rivera destacó que ese proceso iniciado en 2002 -en reuniones a las que sólo tuvieron acceso los círculos más altos del gobierno en un afán de "lucimiento político más que a una genuina preocupación"-, salió a la luz pública a partir de que Julio Hernández, columnista de este diario, dio a conocer las intenciones y acciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
"Esto ocurrió en el mes de julio de 2004, casi dos años después de haberse iniciado los trabajos en la propia SEP, en forma por demás sigilosa."
En ese proceso, dijo, se privilegió a las autoridades educativas estatales, a la cúpula sindical y asesores y especialistas allegados a la SEP, subestimando a actores fundamentales, como docentes, padres de familia, alumnos y a la sociedad en su conjunto, como "si los ciudadanos no tuvieran la capacidad necesaria para opinar sobre el tema", cuando el educativo es un asunto de interés público.
Además de coincidir en ese punto, Martín del Campo habló de la "mezcolanza" y "desarticulación" de los criterios gerenciales -"más bien changarreros"- incorporados a la currícula de la educación secundaria, dejando a un lado la formación de un pensamiento crítico y democrático.
"Los criterios de calidad de la educación que dominan en el presente gobierno, todos son trasladados de la esfera fabril, de los cursos de gerencia atrasados, pero muy atrasados, de Estados Unidos y Japón. Inventar un ISO para cualquier cosa y otorgarlo sin ton ni son, sirven para una parodia, pero no para mejorar la educación."
Sobre el tema, abonó el docente normalista Enrique Avila, quien destacó: "Lo más trascendente que en materia educativa llevó a cabo el gobierno foxista fue la revelación hecha a la nación por dos grandes pedagogas de reconocimiento internacional; sí, me refiero a Marta Sahagún y Elba Esther Gordillo". Ambas, dijo, dejaron pasmada a la nación al dar a conocer su Guía de Padres, que vendría a resolver todos los problemas existenciales de los hijos, padres y entenados". En esa "epopéyica proeza", además del apoyo de la SEP, tuvieron el de Televisa.
Avila subrayó el hecho de que "los panistas piensan que la misión de la escuela es la transmisión de información en pro del crecimiento de la ganancia".
Los panelistas coincidieron en señalar que los panistas conciben la educación como "una industria" -y no como un derecho- que se ajusta a los objetivos de los centros financieros internacionales. De ahí la exclusión social, la suma de más de 800 mil jóvenes al rezago acumulado y la disminución de recursos destinados a la educación secundaria, por citar algunos aspectos que detallaron los participantes.