Usted está aquí: jueves 27 de julio de 2006 Ciencias Google busca influencia política

ENTORNO TECNOLOGICO

Google busca influencia política

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Ampliar la imagen Larry Page y Sergey Brin, creadores de Google, el buscador por Internet más famoso del mundo Foto: Archivo

Washington. De los miles de millones de búsquedas realizadas por Google, la de mayor importancia potencial se lleva a cabo en oficinas situadas arriba de un restaurante asiático en esta ciudad: la búsqueda de influencia en la capital del país. El dominio que ejerce esta empresa de Silicon Valley sobre la búsqueda en Internet se finca en su maestría en algoritmos matemáticos avanzados. Pero, al igual que a otros titanes tecnológicos en el pasado, a Google le resulta difícil entender el cálculo político de Washington. Desde que abrió su oficina en la capital, en el verano pasado, sus intentos por establecer su presencia han avanzado a velocidad de conexión telefónica, con un lento y en ocasiones torpe contacto con los legisladores que ha irritado a demócratas y republicanos por igual.

Los esfuerzos de Google por obtener apoyo a leyes que garanticen el acceso abierto a Internet -tema abstracto conocido como neutralidad de la red- han sido considerados ineficaces por legisladores demócratas partidarios del tema. Las donaciones políticas de Google, muy cargadas hacia los demócratas, han irritado a la mayoría republicana. Y en lo que veteranos cabilderos llaman un error táctico de alto perfil, un ejecutivo que compareció ante un subcomité de la Cámara de Representantes trató de trenzarse en un debate con legisladores críticos de la firma.

El jefe de la operación de Google en Washington, Alan B. Davidson, no siente impropia esta estrategia. "Google siempre será Google. No vamos a escondernos. Vamos a hablar de lo que hacemos. Nos parece que ser abiertos y transparentes es la mejor estrategia a largo plazo".

Pero a corto plazo -y Washington es una ciudad obsesionada con el plazo corto- Google está demostrando un axioma probado en el tiempo: tal vez haya rescrito las reglas para las compañías de Internet, pero nadie rescribe las reglas de la política. "La política es mucho más un arte que una ciencia", comenta Rick White, ex jefe de TechNet, grupo de cabildeo industrial. "Tal vez arte es un término demasiado noble: es algo para el hemisferio derecho del cerebro. Estos tipos vienen de un mundo de hemisferio izquierdo y les cuesta trabajo entender cómo funciona Washington."

White dice que a mediados de los noventas, cuando era representante por el Partido Republicano del distrito del estado de Washington, que alberga a Microsoft, trató de convencer a esa empresa de que necesitaba una presencia más fuerte en la capital del país. Cuando estalló el caso antimonopolios, en 1998, con una demanda del Departamento de Justicia, Microsoft captó al fin el mensaje. El gigante del software cuenta ahora con una de las operaciones de cabildeo más grandes y efectivas de Washington, con 19 empleados directos y un gasto adicional de 8.7 millones de dólares en firmas externas el año pasado. "A Google no le va a pasar lo mismo, porque ha aprendido de la experiencia de Microsoft", afirma White. "Son chicos listos. Se van a dar cuenta."

Google planea incrementar significativamente su gasto en Washington este año a cerca de un millón de dólares, lo cual palidece aún en comparación con Microsoft, así como con las empresas telefónicas y de cable con las que Google batalla en torno a cierta legislación vital sobre telecomunicaciones. La firma arrancó su operación en Washington el año pasado, cuando el Congreso comenzaba a sopesar legislación que podría impedir a aquélla ofrecer aplicaciones de video y otras de banda ancha. Contrató a Davidson, director asociado del Centro para la Democracia y la Tecnología, grupo activista en Washington. Al anunciar la contratación, Andrew McLaughlin dijo que Google "defendería Internet como una plataforma libre y abierta para la información, la comunicación y la innovación".

Google llegó con ciertas desventajas. A los republicanos les molesta que, aunque ellos son el partido en el poder, los empleados de Google entreguen sus aportaciones de campaña casi por completo a demócratas. Esto ocurre a menudo en las empresas de alta tecnología, sobre todo porque los empleados se concentran en localidades de tendencia liberal, como Silicon Valley y Seattle. Sin embargo, ninguna otra empresa importante del ramo de Internet o de la computación se ha inclinado tanto hacia la izquierda. "No es bueno tener fama de estar en el bolsillo de un solo partido, sobre todo si no es el partido en el poder", comenta White. Los republicanos controlan la Casa Blanca y el Congreso, donde sus líderes y presidentes de comités deciden el destino de la mayor parte de la legislación.

Por otro lado, al tratar de abrirse paso en Washington, Google ha tropezado con una trampa común para la industria de alta tecnología: creer que, como la mejor herramienta tecnológica por lo regular conquista el mercado, también la mejor argumentación triunfará en Washington. Elliot Schrage, vicepresidente de comunicaciones globales y asuntos públicos de la empresa, descubrió que no siempre es así. Convocado en febrero pasado ante un subcomité de la Cámara de Representantes con respecto a la censura en Internet en China, Schrage trató de contestar preguntas hostiles, en vez de apegarse a los alegatos presentados, como hicieron ejecutivos de Yahoo, Cisco Systems y Microsoft. En consecuencia, Schrage fue la persona que más apareció en las noticias, lo cual atrajo mala publicidad a una empresa cuyo lema informal es "no seas malo".

En cuanto a la neutralidad en la red, Google recibió otra lección cuando se alió a Microsoft y Yahoo para tratar de persuadir al Congreso de evitar que las empresas telefónicas y de televisión por cable cobraran extra por mover aplicaciones pesadas en datos a través de sus redes. El argumento era sencillo: crear lo que vienen a ser carriles de cuota en Internet atentaría contra el espíritu igualitario que la ha hecho florecer.

Los ejecutivos de las empresas transmitieron este mensaje en cartas y en audiencias legislativas, pero no ejercieron tanta presión personal en el Capitolio como las empresas telefónicas y de cable, según partidarios de la neutralidad en la red.

"El Congreso no siempre apoya el mejor argumento", señala la representante demócrata Anna G. Eshoo, cuyo distrito abarca parte de Silicon Valley. Ella y otros legisladores de su partido que son partidarios de la neutralidad en la red se sintieron tan frustrados con la incapacidad de las empresas de Internet para dar impulso al tema, que promovieron a propósito una votación del subcomité sobre el tema en abril, sabiendo que perderían de calle. Esa derrota tuvo el efecto previsto de poner en acción a muchos bloggers y grupos activistas, y también despertó a Google y otras empresas sobre el duro trabajo necesario para salir adelante, señaló el representante demócrata por Massachussets, Edward J. Markey. Las empresas han respondido recientemente, dijo Markey, pero necesitan esforzarse más.

Algunos partidarios de la neutralidad en la red quieren que Google trate de sumar a sus millones de usuarios colocando un mensaje en su página de inicio. Davidson indicó que ése no es el estilo de Google. "Creo que todo el mundo entiende que las personas no necesariamente buscan mensajes políticos al visitar su sitio favorito de Internet", comentó. Pero Gigi B. Sohn, presidenta de Conocimiento Público, grupo de activistas sobre tecnología, con sede en Washington, sostiene que esa actitud muestra la inexperiencia política de Google y su falta de disposición a combatir "fuego con fuego" con las empresas de telefonía y cable.

"Esas empresas -expresa- llevan 100 años tratando con el gobierno. Lo llevan en la sangre. Las compañías de Silicon Valley preferirían no tratar con Washington, pero tendrán que hacerlo."

Traducción: Jorge Anaya

 
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