SALON PALACIO
El día que murió mi padre
MI PAPA SOLIA decir que era una grosería morirse entre semana, pues complicaba la existencia a los deudos. Quizá por eso su maravilloso corazón (evocando a su cantante preferido Raphael) dejó de latir el sábado por la noche, justo el día de las Magdalenas, de su Magdalena, la mujer de su vida, quien se fue 10 años antes, dejándolo en esa profunda soledad de la que nunca se recuperó.
GRACIAS A TODOS los amigos que estuvieron siempre ahí, especialmente en el momento de conocer la noticia que no queríamos oír. Mi tocayo Carlos Olmos nos hizo más leves los infames trámites burocráticos. Ya en la madrugada leímos poemas del único ejemplar deshojado del único poemario que publicó mi padre. Leyeron Eusebio Ruvalcaba, Guillermo Fadanelli (¡que gran amigo, gracias!), Benjamín Anaya, Felipe Posadas, Guille, su querido nieto Emiliano, mi primo el poeta Sergio Jacobo y mis hermanos. Nos tomamos tres pomos clandestinos, hubo algún performance y el recital terminó cuando un policía llegó a regañarnos. Desde su horrible féretro mi papá nos regaló una dulce sonrisa.
DURANTE TODA LA mañana y parte de la tarde advertimos el gran cariño que despertó mi padre en mucha gente: sus viejos amigos de juventud, restauranteros, cocineros y meseros que colaboraron en su página gastronómica de El Sol de México y, desde luego, varias muchachas que no olvidarán la incorregible galanura de El Maestro (un saludo a las meseras de Sanborns de Antonio Caso).
Es horrible morirse en un hospital horrible
RESULTA DESGASTANTE E inútil hacer una acusación formal de negligencia médica, pero mi padre llegó al Hospital General Tacuba del ISSSTE totalmente consciente, con un terrible mareo y nauseas. Estuvo en urgencias dos días y medio, le hicieron análisis, le pusieron suero, lo vieron varios doctores, incluyendo a un otorrino que diagnosticó un simple vértigo a causa de un problema de oído e inclusive se nos informó que seguramente lo darían de alta muy pronto.
PERO MIENTRAS CONVERSABA por última vez con mi papá, él comenzó a balbucear y a hacer movimientos extraños, llamé a un médico, lo revisó y confirmó que en ese instante había sufrido un infarto cerebral. Sólo hasta ese momento supimos que en ese concurrido hospital no funciona el aparato para hacer tomografías. "El tomógrafo está nuevo, pero lo tienen arrumbado en un patio", explicó un neurólogo, que por razones laborales prefiere el anonimato. Este mismo especialista nos explicó que los síntomas con los que llegó mi padre a ese hospital advertían ya el principio de una embolia y en ese instante debió ordenarse una tomografía. Posteriormente el brillante neurosiquiatra Jesús Ramírez (hijo del escritor José Agustín) nos confirmó lo mismo y nos ofreció llevarlo al hospital de Neurología, pero también estuvo de acuerdo en que por la gravedad en que se encontraba mi padre deberíamos esperar a que se estabilizara su organismo; eso ya no ocurrió.
EL MISMO ESPECIALISTA, que por lo pronto no quiere que se mencione su nombre, considera que la situación en ese hospital, dirigido por Rosalinda Carreño Hernández, es tan deplorable que él lo compararía con "un simple puesto de socorro" y que "por lo menos la mitad del personal médico debería sustituirse". Sabemos de muchas irregularidades más, pero... mi padre está muerto. Gracias por la solidaridad de La Jornada, gracias a todos mis amigos.
Ya circula en España Educar a los topos
AQUEL SABADO 22 de julio, "que por azares del destino jamás olvidaremos" (escribió Guillermo Fadanelli en su dedicatoria), recibí la nueva novela de este prolífico escritor mexicano, titulada Educar a los topos (Anagrama), la cual aún no llega a México, pero ya está en las librerías españolas. Otra coincidencia simbólica es que esta novela autobiográfica comienza con la evocación que hace Fadanelli de la muerte de su padre. Pero el libro de ensayos En busca de un lugar habitable (Almadía) del mismo autor sí se vende ya en nuestras librerías y este jueves se presenta en la ciudad de Oaxaca, con los comentarios del también escritor Leonardo Dajandra.
Reventón para presentar la revista Moho
LA QUE PROMETE ser un gran reventón es la presentación del nuevo número de la sucia revista Moho y el pervertido libro de Alejandra Maldonado, Aburrida en el Bouvert, el próximo jueves 3 de agosto a las 21 horas, en El Pasagüero (Motolinia 3, Centro Histórico). El cartel musical es de lujo: Pellejos, Jessy Bulbo, Amandita, Miguel Calderón, Ali Gardoki (quien por cierto acaba de terminar un muy chido disco) y Eduarda Gurrola.
Dos nuevos libros de Jorge Herralde
LAMENTABLEMENTE ESE MISMO jueves 3 de agosto también se presentarán dos nuevos libros de nuestro querido editor Jorge Herralde, quien llega a México el próximo sábado. La cita es en el Centro Cultural de España (Guatemala 15), donde se comentarán las obras Para Roberto Bolaño y Por orden alfabético (anecdótico recuento de sus experiencias editoriales que incluye un álbum fotográfico), con la participación de Pablo Boullosa.