Usted está aquí: viernes 28 de julio de 2006 Espectáculos ANDANZAS

ANDANZAS

Colombia Moya

Miguel Covarrubias y la danza

La disciplina, en deuda

Creatividad inagotable

DE TALENTO EXCEPCIONAL y grandes dotes para la pintura en sus diversas manifestaciones y ajeno a las ataduras del academicismo tradicional, este hombre de carácter afable e inigualable simpatía, siempre juvenil, cálido y amable, de inolvidable sonrisa, nació en México en 1904 y murió también en esta ciudad el 4 de febrero de 1957, martirizado por la enfermedad y problemas emocionales y económicos, dando fin así a una vida de inagotable creatividad y múltiples capacidades artísticas.

PINTOR, DIBUJANTE, CARICATURISTA, muralista y viajero incansable (lo hizo por todo el mundo), con dotes excepcionales expresadas en el enfoque de sus dibujos y fotografías capturadas a lo largo de toda su vida, puede apreciarse sin lugar a dudas ahí la fluidez de su trazo, el juego rítmico de su muñeca, segura y definitiva, siguiendo un ritmo interior que capturó perfectamente el sentido y el movimiento de las cosas y las personas, aprehendidas con gran sensibilidad y certeza, y la dinámica y diseño de las formas representadas en sus rasgos fundamentales.

ESTE RITMO, ESTE ojo o capacidad para captar todo aquello se debía, en gran parte, me parece, a un sentido profundo de la danza y el movimiento.

MIGUEL COVARRUBIAS ENTENDIA, sentía la danza a las mil maravillas. Su ojo pródigo y exacto captó de manera insuperable en pocos trazos toda la sintáxis de una secuencia. Sus dibujos de bailarinas o diseños de vestuario nos remiten de inmediato al sentido de la danza en cuestión, a la personalidad escénica requerida y hasta el modo de bailar. El sabía captar todo lo que un braceo o una simple actitud danzaria significaba o contenía.

TAL VEZ POR eso siempre amó la danza y entendió a las bailarinas. Hombre de gran mundo y cultura, de vitalidad arrolladora, que le valió el sobrenombre de Chamaco Covarrubias, tuvo la visión suficiente para propiciar una época de oro, en la cual el nombre de grandes bailarinas y bailarines aún vibra en la memoria de quienes vivimos tan espléndida etapa.

EN ESCAZOS DOS AÑOS (1950-1952), Covarrubias logró imprimir una expresión mexicana a la danza contemporánea, que le valió ser llamada la época de oro, para lo cual se contrató a prestigiosos maestros para lograr un avance significativo en la preparación técnica de los bailarines.

EN LA ACADEMIA de la Danza mexicana se impartieron diversos cursos y clases para elevar los conocimientos y la cultura de los artistas en el terreno del arte, la literatura, la historia y las materias técnicas de la producción teatral, todo con la ayuda del pintor -ya fallecido- Santos Balmiri, a quien es justo recordar.

ESTE ESFUERZO HIZO posible conformar un verdadero grupo o movimiento "profesional" de la danza mexicana y terminar así con las rencillas y disputas de poder, que desde entonces relegaron las enormes posibilidades de creatividad y talento de los bailarines nacionales a la repetición -por decenios- de fórmulas y recetas o códigos que, atrincherados en la estructura oficial, apenas permitieron aquel sueño que más tardó en esfumarse que en cuajar con la consistencia necesaria.

EL MAESTRO COVARRUBIAS pretendía crear una danza universal que tuviera como punto de partida el siguente deseo: mirarnos a nosotros mismos con un enfoque multidisciplinario. Su texto, junto con el de otros autores, publicado como "La danza en México", en el número 12 de la revista Artes de México (posteriormente editado como libro por la Universidad Nacional Autonoma de México-DANZA, en 1980, con el mismo título: una redición de aquel magnífico y esclarecedor trabajo en equipo con diferentes enfoques históricos), ya daba cuenta de esta situación infortunada. A Covarrubias le interesaba la danza, no sólo en el ámbito artístico y estético, sino en su raíz etnológica e investigativa.

NO HACE FALTA pensar en los beneficios que tendría la danza, y las artes en general, si hubiera tenido la fortuna de poder seguir trabajando.

ACTUALMENTE EL CONSULADO de México en San Francisco, California, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes presentan (a partir del día 20 de julio) en el Museo de San Ildefonso un aspecto de la obra muralística del mencionado artista, desconocida en la ciudad de México, pues se trata de una obra recientemente rescatada y restaurada en Estados Unidos, gracias a los buenos oficios realizados por los difusores de nuestra cultura y los creadores. Vaya a verla.

 
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