El número de osos patinadores es el atractivo de la temporada del Circo Ruso
Gráciles, Stopa, Liza y Greñuda deslizan sus 300 kilos sobre el hielo
El trío es manejado por el matrimonio Pantelenko, quien con este show se despide de México
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Los osos responden a órdenes en ruso, español e inglés, y la recompensa a sus habilidades es un racimo de uvas frescas
Foto: Carlos Cisneros
Hábiles patinadores se deslizan por el redondel de la pista. Hacen giros, requiebres; los más audaces se elevan cual figuras de ballet. Todo a velocidad centelleante; parece que van a abandonar el espacio circular congelado químicamente. Pero no, así como rápido se mueven, al otro instante están ya verticales, en abierto desafío a la inercia.
Son los integrantes de la compañía que se presenta como el Circo Ruso sobre Hielo, que en realidad es un apéndice de la compañía del mexicano Circo Unión, pero valga el nombre en pos del espectáculo, sin que en ello vaya un engaño, pues en realidad, los artistas proceden de la extinta Unión Soviética.
Sin embargo, el atractivo de la función lo compone un trío de pesados y peludos seres. Stopa, Liza y Greñuda, son sus nombres, y aunque no tan diestros a la hora de desplazarse por la gélida superficie, disputan los aplausos al resto de la compañía.
Se trata de los osos del número estelar de la temporada, manejados por el matrimonio formado por Yuri y Svetlana Pantelenko.
Algo parecido a yeik, yeik, sepa su significado en ruso, pero a esa voz el gigantesco Stopa, con sus casi 300 kilos de peso, se alza en sus patas traseras, aplaude y se gana su recompensa: un racimo de frescas uvas que Yuri le da en el hocico. Similares acciones realizan sus dos compañeras, y las gradas, con la chiquillería de los rumbos del sur de la ciudad, vibran con las palmas que le brindan a los plantígrados en forma honesta.
Los Pantelenko están en su temporada de despedida, pronto emigrarán a su natal San Petersburgo, de donde salieron hace 15 años, durante los cuales han recorrido el continente americano, desde Canadá hasta la Patagonia.
Aunque las voces de mando son principalmente en ruso, el trío también obedece en español e inglés. Son versados en idiomas.
"Lo importante no es la lengua, sino la entonación", refiere Yuri en perfecto español. "Nunca engañarlos, ese es el secreto".
La historia de Stopa
Tras bambalinas, en una carpa aledaña, Yuri cuenta la historia del enorme oso que saca medio cuerpo de su jaula-trailer y le da afectuoso lenguetazo a su amigo. "Lo recogimos en San Petersburgo, de cachorro; estaba casi abandonado; lo cargué y se recargó en mi hombro y desde entonces nació la amistad".
La relación oso-humano llega al grado de aventarse unas luchas, en las que prevalece un gran respeto de Stopa, que es completamente vegetariano. "Si les das carne sí se tornan agresivos", dice Yuri, quien muestra la despensa, compuesta de jitomates, uvas, jícamas, melón, naranjas peladas y bolillos.
Paciencia es el componente principal a la hora de salir ante el público, algo que parecen disfrutar los osos, pues se forman sin muchos problemas y se dejan calzar sus patines especiales
Las vacaciones escolares propician el establecimiento de circos. A saber, cuatro están dentro de los límites de la ciudad, pero por la respuesta en la taquilla, para todos parece haber clientela. "Es como el cine; cuántos hay, y las películas son diferentes", dice Carlos Fuentes, empresario del Circo Unión.
El circo sobre hielo se presenta de lunes a jueves, a las 19:30 horas; viernes y sábado, a las 17 y 19:30 horas, y domingos al mediodía, 17 y 19:30 horas. Los precios van de 100 a 300 pesos, y está ubicado en Coapa, una cuadra al oriente de la intersección de Tlalpan con División del Norte.