Usted está aquí: domingo 30 de julio de 2006 Espectáculos Honran a Ofelia Medina en el festival Expresión en Corto, en Guanajuato

Llama a los cineastas a hacer lo posible por que Valentina Palma regrese a México

Honran a Ofelia Medina en el festival Expresión en Corto, en Guanajuato

Dentro del encuentro se ofrece un ciclo de cine erótico filmado entre 1910 y 1950

MARTIN DIEGO RODRIGUEZ CORRESPONSAL

Guanajuato, Gto., 29 de julio. Dedicada actualmente más a sus tareas como activista política que a las exigidas por su condición de actriz, Ofelia Medina acudió al homenaje que la tarde del viernes le rindió el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto.

"Dedico este homenaje a la joven cineasta chilena Valentina Palma, quien fue expulsada de México cuando filmaba los hechos ocurridos en San Salvador Atenco los días 3 y 4 de mayo pasados". Esa mujer estaba ahí cuando fue golpeada y ultrajada sexualmente, dijo.

Ante la extrañeza de los asistentes a la ceremonia en la que también fue reconocida la primera actriz Ana Ofelia Murguía, Medina apuntó que "esa mujer estaba con su cámara cuando fue expulsada del país, rompiendo así sus estudios cinematográficos".

Desde su punto de vista, "ella tiene mucho por decir, y espero que el próximo año esté en este festival". También hizo propicio el momento para exhortar a los hombres y mujeres de cine reunidos en el acto a que hagan "lo que esté en sus manos para que ella vuelva a México y siga sus estudios".

Ofelia Medina recibió del comité organizador de Expresión en Corto la Cruz de Plata, así como sendos presentes del gobierno municipal y de la Asociación Civil Mujeres en el Cine y la Televisión, organización a la que pertenece en su capítulo México.

Juegos prohibidos en la ciudad romance

Otra de las actividades del encuentro cinematográfico fue la muestra de cine erótico. Entre lo sublime y lo profano, en un callejón oscuro de la ciudad romance comienzan a verse los cuerpos desnudos que juegan a ser amantes, a hacerse el amor; juegan a lo prohibido. Cientos de ojos observan las caderas y pasean por los muslos en una comunión de Locuras de medianoche.

Ese es el título de la muestra de cine erótico mexicano que presenta una colección de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y que incluye cortometrajes eróticos filmados entre 1910 y 1950, de cuyos trabajos se desconoce la ficha técnica, pues, en su momento, formaban parte de las proyecciones privadas, de elite y exhibidas en lugares clandestinos.

El lugar conocido como la rampa de Manuel Leal, es donde los trasnochados visitantes se dan cita para acudir a una improvisada sala de cine montada en el recodo de uno de los túneles más estrechos de la ciudad, donde se proyecta el ciclo Locuras de medianoche, que se exhibe dentro del noveno Festival Internacional de Cine Expresión en Corto.

De manera paralela, ahí también se exhibe El Festival de Filmes Gays y Lésbicos de París; lo profano y lo sublime.

Esta es la primera vez que en público, en plena calle y casi a la vista de todos, se permite la proyección de un cine mudo de arrabal, conformado por cortometrajes que hoy demuestran parte del erotismo de los últimos años de la época porfiriana.

Carentes de historia, cortometrajes que van de los cinco a los 10 minutos, el clímax de la obra se centra en la cópula, el onanismo de los protagonistas, la infidelidades de las mujeres que se despojan de los corsés y los largos vestidos, donde su desnudez palidece debajo de tantos olanes.

El burdo cortejo, antes de la relación carnal, provoca risa entre los espectadores; las situaciones trágicas de la infidelidad y la liviandad se solucionan en las proyecciones, generando carcajadas; es la locura a medianoche.

Dentro del ciclo fueron proyectadas en público y después de varias décadas aquellas cintas que, según los abuelos, no existieron, pues "¡aquellos eran otros tiempos!".

Las locuras de Fray Vergazo, Entra por atrás Puebla, Mamaita, Chema y Juana, Los amantes, Sueños de opio, Amor árabe, Campesina y El becerro, todas con escenas explícitas de sexo, forman parte de la colección de la Filmoteca de la UNAM que fueron filmadas entre 1910 y 1911, cortometrajes cuya memoria colectiva olvidó dónde fueron estrenados por primera vez y en la sala de qué casa se proyectaron.

La luna conspicua es la única farola que se observa en la noche de Guanajuato mientras, en el túnel, los ojos escudriñan por los faldones y corpiños de las divas del cine erótico mexicano de principios del siglo pasado.

 
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