Inundaciones y "golpes de calor"
A principios de año los encargados de varias dependencias oficiales anunciaron que este verano sería muy lluvioso y que se tomarían las medidas necesarias para evitar tragedias como las que el país vive periódicamente. De igual manera dijeron que ciertas regiones de la república soportarían calor intenso, pero que también había programas para proteger a la población. Eso significaba que en el mapa de riesgos, que seguramente las autoridades armaron con oportunidad, se localizaron las áreas más críticas a fin de prevenir los desastres acostumbrados. Sin embargo, las cosas no han salido como prometieron, si vemos lo que sucede en diversas partes.
Cuando todavía no llegan los meses en que las lluvias son más intensas ni los huracanes azotan las costas del Pacífico, del Golfo y del Caribe, son miles las personas que enfrentan daños en sus bienes, mientras se ve afectada negativamente la obra pública y las cosechas agrícolas. En los dos primeros meses de lluvias, hay muchísimas más personas muertas que las que dejaron los devastadores huracanes Emily, Stan y Wilma, que azotaron nuestras costas el año pasado. De igual forma, el intenso calor deja ya tal número de fallecidos en el norte que parecería que las autoridades solamente advirtieron lo que iba a pasar, pero olvidaron las medidas para evitar lo peor.
El panorama más grave se tiene en Chiapas, donde el auxilio gubernamental no ha sido suficiente tras el desastre ocasionado por Stan en la zona costera y serrana (lo prioritario era auxiliar a Cancún y la Riviera Maya). En mayo, los pobladores que todavía no se reponen de los daños que sufrieron, advertían que el río Suchiate alcanzaba un nivel por encima de lo normal debido a las intensas lluvias. Varias colonias estaban en peligro de sufrir inundaciones mientras en varios municipios de la costa, el istmo, la sierra y el Soconusco los deslaves de tierra afectaban las vías de comunicación. Esto mostró el fracaso de la política de prevención, que debió priorizar la reforestación de la zona serrana y las tareas tendientes a garantizar el cauce de los ríos azolvados por los aportes de tierra de las partes altas, carentes de cubierta forestal. Los muros de contención son de limitada efectividad, al igual que las tareas de desazolve si no se va al origen del problema: la deforestación y la ausencia de una política que resuelva las necesidades de vivienda y trabajo de miles de familias que, por pobreza, ocupan áreas críticas, peligrosas, como son las cercanas a los ríos. Por algo hasta los trabajadores que laboran en las tareas de reconstrucción exigen más seguridad ante la situación de peligro que crean las lluvias.
En Veracruz, Puebla y Guerrero el agua que trajo la más reciente onda tropical desveló el fracaso de la política hidráulica de este sexenio y de los anteriores. Solamente en la primera entidad hubo 24 ríos y lagunas desbordados, 30 poblados incomunicados y miles de viviendas inundadas. Los campesinos anuncian pérdida de cosechas y esperan lo peor para los próximos meses. Algo que se repite cada año porque no se atacan las causas del problema: la deforestación y la pobreza, sino que sólo se atiende, y con auxilios limitados, a las víctimas.
Y mientras en varios estados los dos primeros meses de lluvias dejan ya más de 20 muertos, cientos de municipios en emergencia y solicitudes millonarias de recursos del fondo de desastres, en otras entidades el calor hace de las suyas, como en Tamaulipas, donde llegan a 100 mil los casos de enfermedades diarreicas y son 10 los muertos por el "golpe de calor". Peor aún es el panorama en Baja California, donde es archisabido que el Valle de Mexicali registra en verano temperaturas extremas; no obstante, al parecer no se hizo nada y el "golpe de calor" mató a 20 personas, según reportes oficiales, aunque se espera que sean más ahora que las temperaturas llegan casi a los 50 grados. La alerta nacional que mantiene la Secretaría de Salud para el norte del país no disminuirá la intensidad del calor y sus efectos.
Las lluvias aún no llegan a su máximo, pero el señor Fox no se cansa de decirnos que en México todo es felicidad y progreso. Sí, para él y sus amigos, la señora Marta y sus prósperos hijos.