Balance de La Jornada
None
Pese a las torpezas y escándalos durante su gestión, además de los malos resultados deportivos, Alberto de la Torre apuesta por su continuidad al frente de la Federación Mexicana de Futbol apoyado en un solo aspecto: el monetario.
En un hecho que causa indignación, y más allá de los exabruptos de los cronistas televisivos que llaman a la selección nacional "el equipo de todos", resulta evidente que el Tri es cada vez más del público estadunidense, en cuyo territorio jugó 31 de los 71 partidos disputados en la etapa de Ricardo LaVolpe.
El estadio Azteca como nunca antes está convertido en un elefante blanco: apenas albergó nueve partidos, cinco de ellos correspondientes a la Copa Oro 2003, mientras que el Jalisco fue sede de dos amistosos (ante Uruguay y Brasil).
Además, se verificó un juego en los siguientes estadios: Alfonso Lastras, de San Luis Potosí; Universitario, de Nuevo León; Carlos González, de Sinaloa; Tecnológico, de Monterrey; Cuauhtémoc, de Puebla; Victoria, de Aguascalientes, y Víctor M. Reyna, de Chiapas. En total, 19 cotejos en México, algunos ante rivales de escasa convocatoria como St. Kitts & Nevis, San Vicente, Dominica o Trinidad y Tobago.
Pero los duelos taquilleros, sin chistar, se programaron en Houston, California, Chicago o Phoenix, donde hay garantía de importantes ingresos en dólares. No fue casual que con su habitual ego desbordado -y todo indica que sin estar ebrio-, el ex seleccionador Ricardo LaVolpe se ufanara de haber colmado de dinero las arcas de la federación con esos partidos.
Fuentes bien informadas revelaron que por ello De la Torre quiso ''premiar'', o mejor dicho adueñarse una vez más de los billetes verdes de la población latina radicada en el vecino país, a la hora de la venta de boletos para el mundial de Alemania, y por ello hizo una sospechosa distribución de entradas y dio el grueso a la empresa estadunidense Ticket Company.
Durante el mundial, para el público nacional sólo hubo una andanada desmedida de comerciales de parte de la televisión abierta, mientras se reservaron muchos partidos a la transmisión por cable.
El regreso presagiaba tormenta, tras las declaraciones belicosas de directivos como Jorge Vergara, José Antonio García, Rafael Lebrija, Guillermo Alvarez y Jesús Martínez, quienes criticaron el manejo en el reparto de boletos y se mostraban indignados al considerar que De la Torre jamás supo controlar al técnico LaVolpe.
En corto y en tono desdeñoso ya daban por desbancado al ex directivo atlista; "su esposa es la que tiene dinero, él no es nadie", decían, pero De la Torre identificó al más activo, sostuvo una larga charla con Vergara y "hasta disculpas me pidió", dijo esta semana. Fue cuando empezó a acariciar la relección.
Atrás subyacen el caso Carmona-Galindo y su pésimo manejo, el fracaso en Juegos Olímpicos, el retroceso en el ranking de FIFA, los excesos de LaVolpe, el turbio manejo de los boletos, y el trato de segunda clase que recibe la afición mexicana. Lo único importante es que la cuenta bancaria está boyante.
Igual Chivas, Cruz Azul, América, Morelia, Monterrey y otros clubes cumplen rutinarias giras por Estados Unidos, donde está la veta de oro. Para Vergara no importa que inicie el torneo Apertura 2006 y el Guadalajara tenga que enfrentar con un plantel alterno al Toluca, que por cierto ya se embolsó su primer trofeo, el de Campeón de Campeones al vencer a Tuzos de Pachuca.
Richard Núñez regresó a Cruz Azul, Pumas buscará recobrar protagonismo, América promete explosividad ofensiva, Chivas es una incógnita, los regios -Rayados y Tigres- anhelan un título, y todo el morbo se centra en unos Gallos Blancos que desde ahora son firmes candidatos para retornar a la Primera A.