Entrevista a PABLO GONZALEZ CASANOVA, CIENTIFICO SOCIAL Y EX RECTOR DE LA UNAM
Solución pacífica, sólo si el tribunal respeta la verdad
El ejército no debe prestarse para la guerra contra el pueblo
En la conciencia pública existe la idea generalizada de fraude electoral, y por esta razón la exigencia de que se recuenten los votos es perfectamente razonable. Los magistrados tienen la labor de hacer respetar el derecho y la democracia
Ampliar la imagen Vivimos un momento de transición histórica muy fuerte, pero hay que tener confianza y optimismo, sostiene Pablo González Casanova Foto: Carlos Cisneros
El científico social Pablo González Casanova afirma: ante la idea generalizada de fraude en la conciencia pública, la solución contra este "atentado y usurpación" del país "sólo será pacífica" si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación respeta el derecho, la democracia y la verdad. Esto, frente a un proyecto consistente "en una democracia de los pocos, con los pocos y para los pocos, pero que pretende haber ganado el voto de los muchos".
El autor de La democracia en México, una de las obras clásicas de las ciencias sociales, advierte que no aceptar el recuento de los votos de la elección del 2 de julio significaría "una violencia muy grave en la que muchos de los que tomen cualquiera de esas decisiones, o que las han tomado, saben perfectamente bien que a esa violencia sucede la violencia que ahora le están pidiendo que ejerza al jefe de Gobierno" del Distrito Federal, Alejandro Encinas.
Represión en nombre del derecho
Aclara que son las fuerzas dominantes de ricos y poderosos las que exigen, "en nombre del derecho", reprimir el plantón en el Paseo de la Reforma y las calles aledañas al Zócalo de la ciudad de México, por lo que la responsabilidad de un pueblo maduro es darse cuenta de dicha pretensión para evitar cualquier violencia y analizar la forma de continuar la resistencia pacífica sin afectar su propia fuerza. Aunque desde ahora -destaca- se debe pedir al Ejército Mexicano que "por ningún motivo acepte ser utilizado para la guerra contra el pueblo".
Gónzalez Casanova recibe a La Jornada en su cubículo del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la que fue rector. Y reflexiona sobre el momento que vive el país en el contexto electoral y las implicaciones sociales y políticas de no respetar a la ciudadanía.
En principio, precisa que existe un proyecto basado en la cultura de la mentira que dice ser "democrático". Su propósito no sólo es persuadir, sino buscar cómplices y bases de apoyo que crean "las mentiras colosales que se lanzan en Televisa y en la prensa nacional e internacional", con enorme habilidad para ocultarse a sí mismos el mundo en que viven.
Y así como sacan fotografías o imágenes en los canales televisivos en los que parece como si fueran unos cuantos los que piden el recuento voto por voto, de igual forma saben reducir "el número de votos y el número de manifestantes", apunta.
Esto, agrega, forma parte de una "violencia contra la lógica" que desgraciadamente logra prender en algunas personas, aunque al mismo tiempo no todas creen lo que dichas fuerzas dominantes quieren. "Ahí están esos 2 millones de personas que son una muestra de la cantidad enorme de gente que se da cuenta de la gran mentira."
Hoy, lo que prevalece en la conciencia pública de manera muy seria es que "aquí hay un fraude muy grande. Por ello, la exigencia de que se haga un recuento de los votos es perfectamente razonable, aunque existan politólogos que sólo observen al mundo y a México a través de los canales televisivos y lleguen a la conclusión de que son unos pocos alborotadores, animados por un agitador -al que además le inventaron un programa de que iba a quitar a la gente su casa, sus hijos, las escuelas-, cuando el proyecto de ellos, abiertamente, sí es quitarnos el petróleo, la electricidad y parte del territorio nacional".
Sin embargo, estas fuerzas en las que "las últimas decisiones las toman los grandes empresarios" -al igual que el soberano en el siglo XXVII- no se dan cuenta de que "no se puede hacer una democracia contra el pueblo y sin el pueblo, por más que se quiera".
La guerra justa
-¿Cómo se puede defender la ciudadanía frente a los poderes empresariales-mediáticos?
-Ya estamos viendo cómo lo hace. Y al hacerlo, debe tener mucho cuidado de no dar excusas para que le hagan la guerra justa, porque desde la Edad Media existe algo que se llama guerra justa y consiste en legitimar los actos de guerra. Tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para demostrar nuestra fuerza, sin legitimar una guerra contra el pueblo. Además, hay que pedir desde ahora al Ejército Mexicano que por ningún motivo acepte ser utilizado para la guerra contra el pueblo.
-Muchos medios de comunicación buscan llevar al límite esta situación con la finalidad de que se reprima el plantón en defensa del voto por voto.
-Y ahí viene la responsabilidad de un pueblo maduro, que estoy seguro que entenderá la necesidad de darse cuenta de estos problemas y analizar la forma de hacer la resistencia pacífica, sin afectar su propia fuerza.
"Yo no voy a decir cómo. Ellos tienen mucha más experiencia en este terreno, pero seguramente ya están pensando en las distintas formas para que siga viva la manifestación contra este atentado al país, de esta usurpación de la nación, procurando detener cualquier posición de violencia. Sería muy conveniente que esto ocurriera lo más pronto posible para facilitar a todos el camino a una solución que sólo será pacífica si el tribunal respeta el derecho, la democracia, la verdad."
-¿Qué significaría la impunidad del delito electoral en este momento?
-Una manifestación del carácter más antidemocrático que se pueda dar en un gobierno: burlarse del pueblo no sólo en el momento de las elecciones y después de éstas, sino en los planteamientos del futuro de la nación, porque a ninguno de ellos escapa que tendrá que hacer un gobierno fuerte, pero no en el sentido que dice Felipe Calderón, sino a la fuerza y por la fuerza.
"Lo que pretenden hacer es algo que está forzando la lógica, el derecho, la democracia, y que nos llevará a políticas altamente represivas, eso sí, en uso de la legalidad."
González Casanova señala que lo anterior implicaría una situación "muy parecida a las democracias coloniales, como la que se está implantando en Irak". Y explica que también forma parte de un proyecto mundial en el que se dice: "Ya impusimos la democracia, pero, ¿qué democracia es ésa en la que se llama terroristas a quienes desesperados toman las armas cuando llega un momento en que no logran obtener nada en sus negociaciones?"
Observa que hoy día inclusive los grupos que no están de acuerdo con las elecciones realizan declaraciones en todo el país para exigir el respeto al sufragio. Por esta razón, insiste en que cualquier ciudadano, independientemente de la posición que tenga, si de veras quiere ser fiel a los valores que dice respetar, como la verdad y el derecho, tiene que reconocer la necesidad de recontar los votos.
Recuerda que la democracia debe estar en las raíces de cualquier ejercicio de lo que se llame poder para que éste tenga un significado positivo y sea un poder del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
Actualmente, indica, este principio fundamental de la democracia se ha olvidado y ha llegado a extremos "muy graves con el neoliberalismo, en el que se parte de una mentira matriz fundamental, consistente en que el mercado resolverá por sí solo los problemas de la humanidad".
Bajo ese esquema en el que se hacen planes para cargar el pago de la deuda pública a los pobres y para que las fuerzas dominantes se queden con los energéticos, el agua, los territorios, también se busca hacer una nueva geografía de México y de América Central. El Plan Puebla-Panamá es parte de ese objetivo, alerta.
Al finalizar su reflexión, después de considerar "verdaderamente vergonzosas" las agresiones que han sufrido Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, señala que vivimos un momento de transición histórica muy fuerte, pero "hay que tener esperanza y optimismo". Así que "no nos vengan a decir que las mentiras son verdad y que la violación del derecho es obrar de acuerdo con el derecho y que esto es una democracia".