Número 121 | Jueves 3 de agosto de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Soy mujer, soy monógama, vivo con VIH

 

Rocío Sánchez| Magdalena Padilla abomina su nombre. Para sus mejores amigos es Magda, y así decidió dar la cara como una mujer casada, madre de familia, que vive con VIH. A sus 45 años de edad y cinco de haber sido diagnosticada, es activista por los derechos de las personas que viven con la infección en Ecatepec, en especial de las mujeres que, a diferencia de ella, no quieren o no pueden compartir su diagnóstico.

“Me fui dos años a Estados Unidos, allá me enfermé, me salieron muchas bolitas en el cuello pero no sospechaba qué tenía. Era una mujer casada, una ‘señora’ con todas sus letras, que no se pone en ningún riesgo.

“Regresé a México para llevarme a mis tres hijos; mi esposo me dijo que fuera al Seguro Social para que me revisaran antes de irme. Una doctora me mandó hacer, entre otros análisis, una prueba de Elisa sin consultarme. Cuando los vio me dijo: 'lo que usted tiene es sida y se va a morir, le recomiendo que vaya arreglando sus papeles'.

“Yo de VIH sabía sólo la palabra. Era homofóbica. Incluso años antes me presentaron a un muchacho; yo le di la mano y un beso. Luego oí que decían que tenía sida y nadie le quería dar trabajo. En ese momento sentí que traía el virus en la mano; hasta me fui a lavar con cloro.

“Entonces tuve mil y una preguntas. ¿Qué pasaría cuando me tocara mi periodo?, ¿qué cuando estuviera guisando y me cortara? Soy ama de casa, estoy alrededor de mis hijos, tengo que lavarme los dientes donde ellos se lavan, comer donde ellos comen.

“Mi esposo es chofer foráneo. Desde el primer momento tuve todo su apoyo, pero decidimos no decírselo a mis hijos porque pensé que se iban a poner en contra de su papá. Pero mi deterioro físico era muchísimo y les dijimos que tenía cáncer en la garganta.

“Cuando yo descubrí, hace años, la primera infidelidad de mi esposo, sí fue doloroso pero estaban mi suegra, mi cuñada, mi mamá, mi hermana, que me dijeron, 'si te da todo lo que necesitas, ¿para qué vas a hacer un drama?'. Me hice la que no sabía. Por eso no he tenido coraje contra mi marido, porque yo tenía bien claro que él había pecado de acción pero yo de omisión, yo permití que siguiera con eso.

“Finalmente les dije la verdad a mis hijos. El año pasado tuve unos 15 ingresos al hospital y ya no podía más. Fue una sorpresa muy grata que ellos no cuestionaron, no dijeron nada. Textualmente dijeron: 'A mí no me importa ni quién, ni por qué, ni dónde, ni cuándo, me importa que son mis padres y vamos a apoyarlos'.

“Estoy aquí para decir: véanme, soy mujer, soy monógama, soy heterosexual, soy madre de familia, tengo tres hijos, tres nietos, un marido y no pasa nada con que todos sepan mi diagnóstico”.