Viaja por la sangre como un "caballo de Troya", burlando al sistema inmunológico
El parásito de la malaria puede sobrevivir en células muertas
Cuando se aloja en el hígado los pacientes no presentan los síntomas tradicionales: científicos
Hamburgo/Washington, 3 de agosto. Como un caballo de Troya, los parásitos de la malaria viajan en células hepáticas muertas por el torrente sanguíneo, informaron científicos del Instituto de Medicina Tropical Bernhard Nocht (BNI), asentado en la ciudad alemana de Hamburgo, en la su versión on line de revista estadunidense Science.
"Estábamos sorprendidos de que los parásitos sobrevivieran hasta en células muertas", explicó el investigador del BNI Volker Heussler.
Los expertos se han concentrado en este poco estudiado aspecto del ciclo de vida del parásito de la malaria, transmitido mediante la picadura de mosquitos del género Anopheles. En esta situación, a diferencia de cuando el parásito se encuentra en la sangre, los pacientes no tienen fiebre y no saben que están infectados.
"Pocos minutos después de la picadura de mosquito, los agentes patógenos de la malaria ingresan en los vasos vasculares del hígado de la persona infectada", explicó Heussler. Allí, en pocos días se multiplica y de un solo parásito se obtienen hasta 40 mil. Durante este tiempo, el insecto evita la muerte de la célula en la que se encuentra.
Cuando sale del hígado, de vuelta al torrente sanguíneo, el parásito mata a la célula, añade el médico.
Sistema inmune, burlado
Para sorpresa de los investigadores, la célula no se rompe como se esperaba, sino que se desprende por completo y viaja en la sangre. Las células muertas normalmente son fagocitadas por glóbulos blancos del sistema inmune.
Sin embargo, los parásitos de la malaria suprimen las señales de las células hepáticas muertas, de tal manera que no son detectadas por el sistema inmune.
"A través de este sistema de caballo de Troya, el parásito vuelve a la sangre desde el hígado", indicó Heussler. Finalmente, el parásito abandona la célula hepática e infecta glóbulos rojos, donde continúa multiplicándose.
Luego, las células sanguíneas se rompen, tras lo cual se presentan los típicos síntomas de la malaria: escalofríos y fiebre.
En este proyecto de investigación participan también científicos del Hospital Universitario Hamburg-Eppendorf y del Instituto Pasteur, de París.
En Francia se comprobó que los expertos de Hamburgo no descubrieron un comportamiento de excepción de los parásitos de la malaria, sino que algo normal en este agente patógeno.