Ana Teresa Aranda: a quien corresponde la "última palabra" es al INEGI
Delega Sedeso la responsabilidad de informar sobre la pobreza en México
Nos importa la superación de la pobreza, no el clientelismo y la manipulación, señala
Ampliar la imagen Algunos especialistas han cuestionado el trabajo del gobierno federal y han señalado que en el sector rural la pobreza se agravó entre 2004 y 2005 Foto: Archivo La Jornada
Al hacer un recuento de lo hecho por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en este sexenio, su titular, Ana Teresa Aranda, delegó en el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) la responsabilidad de dar a conocer el comportamiento de la pobreza en el país, con base en la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares 2005.
No obstante solicitarle información sobre los datos preliminares que al respecto le hizo llegar el INEGI el 4 de julio pasado, Aranda se negó a la petición. Sostuvo que corresponde al presidente del instituto, Gilberto Calvillo Vives, "la responsabilidad de la última palabra".
Lo anterior pese a los cuestionamientos de especialistas en el tema, como Julio Boltvinik y Araceli Damián, respecto de que las proyecciones de este método plantean que la pobreza rural se agravó entre 2004 y 2005, mientras el principal programa de combate a esta situación, Oportunidades, disminuyó su cobertura en 1.5 millones de beneficiarios.
Aunque se le recordó que Calvillo Vives había admitido que los datos entregados podrían ser inexactos, Aranda manifestó que la proyección del Consejo Nacional de Población, frente al censo de 2005, "tiene una diferencia en el conteo de más de tres millones 350 mil personas en este país. Por eso lo inteligente es esperar a que el INEGI termine de hacer todo el trabajo de proyección".
En conferencia de prensa, en la residencia oficial de Los Pinos, la funcionaria se refirió también, en su exposición inicial, al voto de los mexicanos en condiciones de pobreza en las pasadas elecciones. Afirmó que éste "fluyó con absoluta libertad, sin condicionamientos que lastimaran su dignidad y sus derechos cívicos y políticos".
Insistió que en este sexenio terminaron con "los viejos mecanismos de negociación que llevaban a instrumentar programas de acuerdo con presiones políticas de gobernadores o de otras organizaciones"; además de que "ya no se definen los padrones en las oficinas de los partidos políticos para consolidar clientelas electorales". De esta manera, aseguró, "estamos abatiendo la discrecionalidad, el uso político y los fenómenos de corrupción".
En este contexto enumeró los estados en donde se concentran los mayores niveles de pobreza, y que reciben cuatro de cada diez pesos de inversión de Sedeso: Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero y el estado de México.
"Ahí es donde tenemos mucha mayor inversión y queda claro que la política social estuvo bien blindada, que supimos trabajar con principios de rentabilidad social y no electoral, porque lo que importó siempre fue la superación de la pobreza y no la conformación de clientelas o la manipulación de beneficiarios para inducir el sufragio, el cual, por el contrario, fluyó con libertad y plena transparencia", concluyó Aranda.