TIEMPO DE BLUES
Desde Chicago, la vuelta al mundo en 80 días
Ampliar la imagen El bluesman Eddie Shaw, en el backstage del foro del Festival de Blues de Chicago, en junio de 2006 Foto: Raúl de la Rosa
"La música es nuestra forma de expresión más antigua, más aún que el lenguaje o la pintura"
La música del hombre, Yehudi Menuhim*
Primera llamada
EN EL SIGLO XX los conciertos masivos fueron una forma de identidad colectiva entre los jóvenes; en ellos también surgieron nuevas maneras de manipular las locuras colectivas, negocio de billones de dólares. Ese tipo de festivales son el gran fenómeno de la modernidad que se da con el surgimiento de la sociedad de masas y de una industria cultural que se ha expandido por todo el planeta.
LOS FESTIVALES MUSICALES hoy son parte fundamental de la industria del entretenimiento. Son los escenarios donde se consagran y se rinde culto a quienes han logrado marcas en la venta de discos. Pero no sólo, sino que existen esos llamados megaconciertos muy publicitados por la industria del espectáculo, de los cuales existen cientos que cada año convocan a millones de espectadores en una especie de renovación de sus culturas ancestrales.
UN BUEN EJEMPLO es el Festival Glastonbury de Inglaterra, que surgió en 1971 con un modesto encuentro de blues y folk. Asistieron a ese encuentro mil 500 personas y para la versión de 2005 fueron más de 150 mil los espectadores, este último es considerado el más grande de los festivales de verano en Europa.
ACTUALMENTE PUEDE SONAR absurdo que en la década de los años 30 del siglo pasado en Estados Unidos no podían tocar en el mismo escenario artistas blancos y negros. Pero uno de los productores más importantes del siglo XX, John Hammond (1910-1987), presentó en el Carnegie Hall de Nueva York en 1938 y 1939 los conciertos llamados De los espirituales al swing.
"POR MUCHOS AÑOS tuve la ambición de presentar a talentosos artistas negros de todo el país que no eran aceptados en el mundo blanco de la música popular", comentó Hammond.
EN ESTOS CONCIERTOS participaron, entre otros, Benny Goodman, Count Basie, James P. Johnson, Ida Cox, Big Bill Broonzy, Sonny Terry, Hot Lips Page y el Golden Gate Quartet.
JOHN HAMMOND, APARTE de músico, fue un cazatalentos; descubrió artistas de la talla de Count Basie, George Benson, Leonard Cohen, Michael Bloomfield, Bob Dylan, Aretha Franklin, Billie Holiday, Pete Seeger, Bruce Springsteen y Stevie Ray Vaughan, entre otros, además de ser padre de un reconocido músico de blues: John Hammond Jr.
DE REGRESO A la historia de los festivales, los de Monterey, en California, y de Woodstock, en Nueva York, en la década de los años 60, marcaron la pauta a seguir y una influencia que llegaría hasta nuestro país con Avándaro, en 1971, el cual fue un parteaguas, pues nunca se habían reunido en México cientos de miles de jóvenes convocados por la música.
FUE TAL EL escándalo y miedo hacia los jóvenes, que a partir de entonces se prohibieron los conciertos de rock; lo más grave fue que se ahondaron las diferencias sociales, que permanecen bajo mil facetas. De manera inesperada y discreta, en 1978 se organizó el primer festival de blues en la ciudad de México; éste y los subsecuentes abrieron lentamente las puertas de los conciertos masivos.
CINCO AÑOS DESPUES de ese primer festival se organizó, en 1983, el primer Festival de Blues en Chicago, que desde entonces no se ha interrumpido. A partir de allí encontraron que los festivales musicales son una forma de promoción turística y cultural. En Europa, por ejemplo, el número de personas dedicadas a las actividades culturales es de más de siete millones y los asistentes nuchos millones más.
Segunda llamada
LA BITACORA DE viaje por la tierra de las mil danzas y por la creación musical del planeta la comenzamos el 28 de abril con el tercer Festival Internacional Ollín Kan Tlalpan 2006, el cual tuvo impresionante elenco internacional, que recorrió ritmos y melodías de las llamadas culturas en resistencia en 20 foros.
POR ESE FESTIVAL desfilaron artistas de todo el mundo. Se dice fácil, pero organizar un festejo con más de 300 artistas internacionales y 500 nacionales requiere de una planeación descomunal que culminó el 21 de mayo en el Zócalo de esta renegada capital. Fue realmente un privilegio disfrutar a grupos que de otra manera nunca hubiéramos podido disfrutar, pues no son considerados comerciales. En ellos persiste, bajo mil formas, la memoria ancestral, y sus propuestas son fundamentales para la música contemporánea.
MUSICOS DE AFRICA, Madagascar, Medio Oriente, América y Europa mostraron que ese lenguaje universal nos acerca y que "la música es el hombre en mayor medida que las palabras"*.
SEGUIR CON ESTE enorme esfuerzo será responsabilidad de las autoridades del próximo gobierno capitalino, pues sólo con la continuidad se perfeccionan, se amplían y se enriquecen estos programas.
LA GIRA CONTINUO a principios de junio en el tercer Encuentro de las Artes Escénicas en el contexto del programa México Puerta de las Américas. A ese mercado acuden artistas con propuestas alternativas y de gran calidad.
DEL 8 AL 11 de junio pasado asistí al Festival de Blues de Chicago. La organización es extraordinaria; se realiza en el Grand Park, a un lado del lago Michigan, donde en esta ocasión se instalaron cinco escenarios y dos corredores, uno de comida y el otro para módulos de organizaciones y grupos que promueven ese género.
FUERON CUATRO DIAS de blues y encuentros inesperados: David Honeyboy Edwards estuvo con otras leyendas, como Robert Jr. Lockwood, Henry Townsend y Homesick James, artistas todos con más de 90 años de edad. Un viaje al profundo sur en pleno corazón de Chicago.
EL ESTADO DE Louisiana y la Fundación Mississippi presentaron músicos que cultivan el zydeco, cajun y bluegrass. Había que escoger el escenario para cubrir la mayor parte de los conciertos, misión casi imposible, que continuaba cada noche en los varios clubes de blues que existen en la ciudad de los vientos.
Tercera llamada
ALGO QUE LLAMO la atención fue que los jóvenes estadunidenses eran escasos: el público adulto y blanco formó la mayoría del auditorio, todo lo contrario de lo que sucede en México, donde son más los jóvenes.
A ESTE FESTIVAL también asistieron: Octavio Soto El Charro y Federico Luna, guitarra y armónica respectivamente, tocaron en el Rosa's Lounge, bar fundado en 1984 por un migrante italiano, Tony Manguillo, y que ahora administra Rosa, madre de ese músico. Los dos mexicanos integraron una banda con un bajista estadunidense y un baterista puertorriqueño, fueron la sorpresa de la noche: los cuatro parecían viejos camaradas que esa noche interpretaron un blues intenso y bien ejecutado.
ESCUCHAMOS DOS LEYENDAS: Corky Siegel y Jim Schwall, integrantes de una banda cargada de historia que ha incursionado en la música sinfónica. Hace años grabaron un disco extraordinario con obras de William Russo para banda de blues con la Orquesta Filarmónica de San Francisco bajo la dirección de Seiji Osawa.
EN EL LOCAL de la Blues Heaven Foundation, creada por Willie Dixon antes de su muerte, tuve un emotivo rencuentro con Marie Dixon, su última esposa, con quien me une una vieja amistad. Marie vino a México acompañando a Willie Dixon hace 27 años. Ahora preside dicha fundación, que otorga becas a músicos y realiza actividades diversas. Tiene su sede en el edificio -remodelado- donde estaban los estudios y oficinas del sello discográfico Chess, en el cual se grabaron algunas de las canciones de blues y del rocanrol que más influyeron en estos géneros.
ENTRE 1957 Y 1967, los hermanos Leonard y Phil Chess grabaron a artistas como Muddy Waters, Willie Dixon, Howlin' Wolf, Sonny Boy Williamson y Chuck Berry. Los Rolling Stones y los Yarbirds, a mediados de los años 60, realizaron varias grabaciones, que Bill Wyman describió así: "Las sesiones de grabación de los Stones eran más parecidas a la visita de un santuario".
BUDDY GUY OPINO así: "Los blues están en el corazón de la música popular y Chess Records está en el corazón del blues". En efecto, fue gran experiencia recorrer el edificio del 2120 de Michigan Avenue, cuyos muros están impregnados de una historia mil veces contada y recreada en el génesis del blues urbano.
CON EL FESTIVAL de Jazz de Montreal se cierra nuestro tour. Dicho encuentro se inició con gran incertidumbre en 1980 y asistieron 12 mil espectadores; en la edición más reciente (la vigésima séptima) participaron alrededor de 2 mil músicos, hubo 500 conciertos y asistieron cerca de ¡2 millones de personas!
EN CANADA EL sector cultural contribuye con 40 mil millones al PIB y aporta más que la industria minera y la extracción de gas y petróleo; emplea directamente a más de 600 mil personas. Además de que los proyectos culturales no estén sujetos a los cambios de gobierno.