Trabajó al lado Chucho Valdez, Chick Corea, Steve Coleman y Carlos Santana
Murió Miguel Angá Díaz, uno de los mejores percusionistas del mundo
Un infarto terminó con el músico cubano el pasado miércoles en su casa rural de Barcelona
Ampliar la imagen "Le enseñé que la única preocupación era ser el mejor, y lo fue. Se convirtió en el rey joven de la rítmica afrocubana", señaló Arístides Soto, Tata Güines, maestro de Angá
Barcelona, 10 de agosto. Una profunda conmoción causó este jueves la muerte repentina de Miguel Angá Díaz, uno de los percusionistas cubanos más prolíficos de su generación y considerado uno de los mejores del mundo. El músico falleció de un infarto a los 46 años.
Angá murió el miércoles pasado en su vivienda de Sant Sadurní d'ancúa, un pueblo tranquilo donde se elabora el cava catalán, a pocos kilómetros al sur de Barcelona, donde vivía desde hace poco tiempo y daba clases de percusión.
Uno de los puntales de la rítmica afrocubana de los últimos tiempos, Angá tocó con una multitud de estrellas de jazz, desde Chucho Valdés, Chick Corea o Steve Coleman, hasta Roy Hargrove, Minino Garay, Chano Domínguez y Herbie Hancock, entre otros.
La afirmación de que era uno de los mejores percusionistas del mundo está avalada por los premios Grammy que obtuvo, su participación en proyectos tan importantes como Buena Vista Social Club y la Afro-Cuban All Stars, y su condición de sideman de genios como Tito Puente, Herbie Hancock, Carlos Santana o Danilo Pérez, además de su pertenencia a formaciones legendarias como Irakere, de acuerdo con Más i Más, la organizadora de sus conciertos en Barcelona.
Padre de tres hijas -la mayor con residencia en Cuba y las dos más pequeñas en París-, Angá no dejó de buscar nuevas formas de expresión musical, experimentando con la fusión estilos diferentes, como jazz, sonidos africanos, rock y hip-hop.
Muchos músicos enviaron sus condolencias a la familia por la inesperada muerte, que llegó cuando el músico tenía a su cargo importantes proyectos.
Para el percusionista argentino, residente en París, Minino Garay, la noticia fue "terrible. Estuvimos tres años y medio juntos en París haciendo un proyecto magnífico, que afortunadamente quedó grabado", dijo en entrevista telefónica.
"Es indiscutiblemente uno de los grandes percusionistas de su generación; el más grande de todos. Su muerte me causa una tristeza enorme, como si fuera una historia que no terminó", lamentó Garay, quien no asistirá al entierro este viernes, debido a que ese día dará un concierto en Vance, en el sur de Francia. "Sin duda se lo dedicaré", añadió.
Todos los integrantes del conjunto de Garay han tenido que ver y hacer con Angá, por lo que el dolor es colectivo, añadió.
El pianiasta gaditano Chano Domínguez, conocido por ser el pionero de la fusión del jazz con el flamenco, quien tocó en numerosas ocasiones con el músico fallecido, también estaba muy afectado, por lo que no pudo ser entrevistado.
En Barcelona su presencia está viva, pues que su última actuación tuvo lugar el pasado 4 de agosto en la sala Jamborre, en el festival que organiza el grupo Más I Más. En esa ocasión quedó patente "su inmensa energía, su insaciable ilusión y virtuosismo", declaró una portavoz de la organización.
Angá Díaz recibió su educación formal en la Escuela Nacional de Arte en La Habana, Cuba, y tras formar parte de los grupos de jazz latino Opus 13 e Irakere, en los cuales perfeccionó su técnica de tocar congas, se trasladó a Europa, donde se dedicó con ahínco a explorar la fusión de estilos, acercar la música cubana a otras músicas e investigar minuciosamente las relaciones de las polirritmias afrocubanas con la tecnología.
En el verano de 2005, Angá lanzó su primer disco como solista EChu Mingua, que el propio músico calificó de "misa religiosa musical. La música espiritual es cuando se invoca a los espíritus a bajar a la tierra, invitándolos a una fiesta o a hablar con ellos", y es ése "el concepto total del disco".
Transgresor de convenciones
El músico cubano estuvo comprometido con el desarrollo de las tumbadoras, rompiendo con barreras de la percusión convencional, para interpretar ritmos latinos tradicionales, jazz, jungle y hip-hop, manteniendo siempre un distintivo sonido proveniente de sus raíces cubanas.
Angá emergió como músico independiente, libre y comprometido con una gran variedad de proyectos, desde el jazz experimental con Steve Coleman y Roy Hargrove, y el hip-hop con los Orishas, hasta su participación en las giras de Omar Sosa, además de participar en numerosos proyectos alternos con músicos de todo el orbe.
La trayectoria musical de Angá fue una búsqueda incansable, cuyo propósito principal fue explorar y crear nuevos sonidos, así como fusiones rítmicas.