La redención
Dijo AMLO en la "asamblea" realizada a las afueras del TEPJF el pasado 7 de agosto: "la transformación del país es nuestro objetivo superior". El líder evocó las constituciones de 1824, 1856 y 1917, para ubicar cómo se ve a sí mismo en el gran contexto de plazo secular y el papel que, piensa, le corresponde en esta hora histórica.
Exclamó que el movimiento sería mantenido (las cursivas son mías) "el tiempo que sea necesario y ya no sólo va a ser el reclamo por el recuento de los votos, vamos a iniciar el movimiento para transformar a las instituciones de nuestro país. No vamos a quedarnos con los brazos cruzados...; que se oiga bien y que se oiga lejos: no vamos a permitir que siga triunfando el dinero sobre la moral y sobre la dignidad de nuestro pueblo. Se acabó. Vamos a la transformación de nuestro país y eso se va a dar de una manera o de otra. Vamos a cambiar esa realidad de injusticia y de opresión que tanto daño le ha hecho a nuestro país. Vamos, aunque no les guste a nuestros adversarios lo voy a decir, vamos a purificar la vida pública, vamos a llevar a cabo una renovación tajante, una verdadera transformación de México".
El pasado domingo13 exclamó en Chiapas "son ellos (los magistrados del TEPJF) la última instancia, pero es también la última oportunidad que se tiene desde el poder para la reforma y la transformación de las instituciones, y si no lo hacen ellos lo hará el pueblo de México". Debe entenderse, desde luego, que el pueblo "lo hará", dirigido por el propio AMLO. El propio domingo 13 anunció nuevas medidas de presión.
No hay duda de que se trata de un dirigente que se siente llamado a encabezar un movimiento equivalente a las transformaciones que estuvieron detrás de las constituciones políticas invocadas. Nada menos. Ya no sólo se trata del reclamo por el recuento de los votos. Esto se acabó. Vamos por la transformación, la purificación, la renovación tajante del país. AMLO es, para sí mismo, la última oportunidad para cambiar las instituciones políticas del país y realizar la justicia social.
El TEPJF -institución a la que corresponde resolver estos problemas de acuerdo con las leyes vigentes- estableció en el juicio de inconformidad, expedientes: sup-jin-212/2006, las razones jurídicas por las que no procedía el recuento general, que muchos pedimos. Entre otras cosas dictaminó, apoyándose en la legislación y la jurisprudencia respectivas "que como cada centro de votación es único, integrado por sujetos distintos, ubicado en lugar distinto y rodeado de un entorno diferente, los sucesos o acontecimientos ocurridos en uno, no guardan interconexión con los otros".
El tribunal en su momento resolvió así que la demanda de la coalición era improcedente: "El primer obstáculo en contra de esa posición radica en que no fueron impugnados los resultados de los cómputos efectuados en los trescientos distritos electorales, sino únicamente doscientos treinta, con lo cual los cómputos restantes quedaron excluidos de impugnación jurisdiccional, y por tanto, los fallos no podrían tener como consecuencia su modificación.
"El segundo obstáculo, consiste en que los efectos que la Coalición pretendía con la acumulación, no encuentra respaldo en la doctrina ni en la jurisprudencia, porque en ambas el criterio uniforme se orienta en el sentido de que los efectos de la acumulación de causas consisten únicamente en que todos los procesos acumulados se resuelvan en una sola sentencia, pero no en que opere una fusión entre ellos que los convierta en uno solo, por tanto, los medios de prueba de uno no pueden emplearse para resolver los demás." En otros términos, es preciso presentar las pruebas necesarias y específicas de impugnación para cada casilla.
A nadie escapa que la "doctrina" y la "jurisprudencia" referidas son obra de las propias instituciones judiciales y que resulta por lo menos discutible que sea imposible la conexión de irregularidades en un número de casillas lo suficientemente significativo como para decidir una elección, por unos cuantos votos. Esa es, sin embargo, la norma, y el Poder Legislativo no se ha ocupado de estudiar y discutir nuevas reglas para los comicios a la luz de las experiencias vividas.
AMLO y la coalición, de otra parte, se comprometieron públicamente a acatar las resoluciones del TEPJF. Desconocieron de inmediato su compromiso: "tomaron" el corazón de la ciudad de México y partes neurálgicas de su vialidad, y le propusieron al tribunal y al PAN desalojar las calles a cambio del recuento general. Una propuesta abierta de negociación de la ley. Después avanzaron: nos importa un pito su resolución sobre el recuento: vamos por la transformación, la purificación, la renovación tajante del país, y eso lo haremos "con todo".
Un destino manifiesto le ha sido revelado al "movimiento", para ser encabezado por AMLO. Si la revolución de las instituciones no es posible mediante las medidas de presión política decididas hasta ahora, ¿en qué consiste alcanzarla "de una manera o de otra"?