India y China, ¿rivales o socios?
Al parecer cada país se convertirá en una plataforma de producción y servicios, así como en un considerable mercado final. Imaginemos si fueran socios y no rivales
Ampliar la imagen Ensamble de automóviles en la provincia china de Anhui. China es el segundo mercado más grande de vehículos y para 2010 el gobierno planea que todas las ciudades con más de 500 mil habitantes estén unidas por una red de autopistas que competirán con las de Estados Unidos en longitud total Foto: Reuters
Con frecuencia se les etiqueta como rivales, y a primera vista India y China están, en efecto, maniobrando para ser los líderes de Asia. Cada uno tiene formidables credenciales: poblaciones de más de mil millones, economías de rápido crecimiento y mercados que causan el regocijo anticipado de las empresas de bienes de consumo. Las perspectivas de negocios en cada país son colosales y resulta difícil saber cuál sería el potencial derivado de unir la fuerza de los dos gigantes asiáticos. Cada uno es capaz de ofrecer a los inversionistas las ventajas de sus respectivas fortalezas.
No obstante, el debate no es acerca de ese interesantísimo escenario, sino sobre cuál país es mejor. En esa polémica, incuestionablemente China adelanta a India. Atrae mayores niveles de inversión extranjera directa (IED: 60 mil mdd anuales, en comparación con casi 7 mil mdd de India) y tiene una economía más abierta, mejor educación elemental e infraestructura superior.
Para 2010, de acuerdo con el gobierno chino, todas las ciudades con más de 500 mil habitantes estarán unidas por una red nacional de autopistas que competirán con las de Estados Unidos en longitud total. Asimismo, China está por delante de India en muchas mediciones de infraestructura de comunicación, como uso de telefonía celular per cápita y acceso a Internet. También está más integrada a la economía global, sus exportaciones sumaron 763 mil mdd en 2005 y sus importaciones 628 mil mdd. En contraste, durante el mismo año, las exportaciones indias sólo ascendieron a 98 mil mdd y sus importaciones a 150 mil mdd. El auge de las exportaciones chinas se debe en parte a una masiva inversión en infraestructura, en especial en carreteras, puertos y aeropuertos, así como en electrificación y suministro de energía. En esencia, ha creado un entorno que facilita la exportación.
Fortalezas de India
Pero el liderazgo chino no es irrevocable. Durante las próximas décadas India tendrá a su favor una población más joven, mientras la de China lucha por enriquecerse antes de envejecer. Para 2011, la población total de China crecerá más rápidamente que su población en edad laboral, lo cual no ocurrirá en India antes de 2030. Mientras la población en edad laboral de China disminuye como proporción de la población total, el país enfrentará retos sociales y económicos ocasionados por una creciente dependencia de la población en la tercera edad.
Por otra parte, mientras China supera en infraestructura física a India, la ''infraestructura social'', es decir, leyes, instituciones y mercados financieros de India, es muy superior. El laberíntico sistema legal de este país es, con frecuencia, lento hasta la desesperación, pero garantiza un cumplimiento más efectivo de contratos y una mejor protección de los derechos de propiedad intelectual. Aunque el sistema educativo chino es mejor en los niveles básicos, en las escuelas indias se gradúan hablantes de inglés que, en general, son mejores en el pensamiento creativo y analítico, enorme ventaja si se toma en cuenta que promover la innovación a bajo costo es el reto primordial para ambos países.
Finalmente, el sistema democrático de India, aunque a veces complicado e ineficaz en lo cotidiano, es mucho menos vulnerable a una crisis de gran escala y tiene menos riesgo de venirse abajo que el obtuso y vertical régimen chino.
El futuro es la política interior
Pero ¿qué papel jugarán estas diferentes fortalezas en las futuras décadas? Economist Intelligence Unit (EIU) pronostica que en promedio, entre 2006 y 2030 el PIB real de India crecerá ligeramente más rápido que el de China.
Sin embargo, la población de India crecerá más rápido que la de China; en 2030 India se rezagará ligeramente en términos de PIB per cápita a pesar de que la brecha en PIB se reducirá. Como China empezó primero con la liberación y la inversión extranjera, para 2030 el PIB de India (medido por su paridad de poder adquisitivo, PPA) será aún menos de la mitad del de China. La política interior determinará la manera en que cada nación será capaz de adoptar y sostener políticas económicas que fomenten el crecimiento.
La reforma fiscal y la inversión gubernamental en infraestructura y educación son particularmente importantes. El actual papel protagonista de China podría interpretarse como resultado de exitosas iniciativas políticas en esas áreas. China tiene también una tasa de inversión doméstica mucho más alta, ya que invierte 40% de su PIB, mientras India sólo invierte 25%. Y puesto que el PIB de China es casi tres veces más grande, su inversión doméstica excede el PIB total de India. Por otra parte, mientras China presenta superávit presupuestario, el déficit fiscal de India de casi 10% del PIB no da lugar al gasto público. Estas disparidades explican ampliamente la superioridad de las estadísticas comerciales y de IED (inversión extranjera directa) de China.
La enorme discrepancia en IED se debe también a las diferentes políticas fiscales y regulatorias. Los excesivos reglamentos ahogan la inversión extranjera en muchos sectores de la economía india. A pesar de los intentos del gobierno por acelerar y dinamizar los procesos de autorización, los inversionistas extranjeros se quejan de que muchas veces el fundamento de las decisiones es arbitrario, y hay que obtener un montón de permisos oficiales de innumerables agencias. Luego de graduales relajamientos a lo largo de los años, la política de inversión extranjera permite ahora que haya IED al 100% en muchas industrias, pero la coinversión entre capitales extranjeros y locales se mantiene en otros sectores, mientras en algunos aún está prohibida. Sin embargo, el gobierno continúa revisando su política y liberalizando los límites de la inversión extranjera.
De acuerdo con un informe encargado por la Confederación de Industrias Indias, organismo nacional de cabildeo, las ventas más altas en India y los impuestos sobre consumos específicos son la principal razón del costo más alto de los bienes hechos en ese país, en comparación con chinos. Cierto, la reforma fiscal está en la agenda del gobierno, pero ha sido obstruida de manera constante por la oposición política. La historia es similar con la privatización: el 6 de julio pasado el gobierno fue obligado a desechar su planes de desprenderse de su participación en las empresas estatales de energía y de minería.
No obstante, a pesar de los reiterados tropiezos, las reformas impulsadas por el primer ministro Manmohan Singh parecen estar ganando masa crítica. Es poco probable que las reformas ya concretadas se malogren y existe un impulso para realizar reformas adicionales en la medida en la que crece el poder político del sector privado.
La educación es otro motor del crecimiento que depende de la política interior. De manera paradójica, India combina universidades tecnológicas de calidad mundial con porcentajes de analfabetismo de casi 25% y 50% en el medio rural, según la consultora Asian Demographics.
Por el contrario, China enfrenta severa escasez de ingenieros en informática bien entrenados, pero su gasto educativo por alumno es más alto que el de India y ha terminado virtualmente con el analfabetismo. En especial, la nación ha hecho una buena labor en la educación de las niñas. El Banco Mundial considera que la participación de la fuerza de trabajo femenina en China es de casi 80%, en tanto que en India es inferior a 50%.
Vías de cooperación
¿Deben India y China ser rivales? ¿Podrían tener una relación de interdependencia y complementarse en diversas maneras? Con frecuencia a China e India se les describe como especialistas en servicios y manufacturas, respectivamente. Aunque esta dicotomía es superficial -ciertos tipos de manufacturas son más fuertes en India, y China ha comenzado a atraer procesos de back-office (respaldo empresarial)-, es acertada en lo principal. Los campus universitarios de alta tecnología de India continúan atrayendo parte de los servicios que las empresas trasnacionales subcontratan en el mundo, y el país se jacta de tener varios de los campeones globales, como Wipro e Infosys. En contraste, China, que tiene una mejor educación elemental, mantiene su liderazgo en manufactura de mano de obra intensiva.
Por otra parte, aunque India y China enfrentan riesgos comunes, son también vulnerables a diversos riesgos en áreas diferentes. De acuerdo con EIU, cuatro de los seis tipos más extremos de riesgo en cada país son los mismos: efectividad gubernamental, legal y regulatoria, comercio exterior y pagos, y mercado laboral.
Pero en los últimos tiempos China ha estado expuesta a un mayor riesgo de severa inestabilidad política, en tanto que los riesgos más importantes de India están asociados con la política fiscal. Esto capta con precisión las implicaciones de las diferencias políticas entre las dos naciones. En China hay muy poco caos político, pero si ocurriera un desplome sería catastrófico porque el país no tiene mecanismos institucionales de transferencia del poder. En India hay turbulencia política y regulatoria, pero las instituciones legales y el sistema político democrático se mantendrían.
India y China tienen sus propios riesgos y recompensas. Aunque el ritmo de cambio de cada país dependerá mucho de su política interior, al parecer cada uno se convertirá en una plataforma de producción y servicios, así como en un considerable mercado final. Imaginemos si fueran socios y no rivales.
FUENTE: EIU