Usted está aquí: viernes 18 de agosto de 2006 Mundo Cálida recepción al ejército en el sur libanés

No es su labor desarmar a Hezbollah, aseguran oficiales de las fuerzas armadas

Cálida recepción al ejército en el sur libanés

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Beirut, 17 de agosto. Ahora las ven, ahora no las ven. ¿Las armas de Hezbollah? Esas nadie las ha visto y ninguna ha sido recogida por el ejército libanés. Para cuando este augusto cuerpo de hombres cruzó hoy el río Litani, sus oficiales dejaron perfectamente claro que no era labor del ejército desarmar a Hezbollah. No que esto sorprendiera a nadie en el país. Después de todo, las tropas libanesas están conformadas por chiítas al igual que Hezbollah, y en muchos casos los soldados que cruzaron el río Litani no sólo son de las mismas aldeas del sur, sino que muchas veces están emparentados con la guerrilla a la que se supone van a desarmar.

En otras palabras, se trata de un típico compromiso libanés. Entonces, ¿qué pasa con la resolución 1701 del Consejo de Seguridad? Cierto, los franceses vienen en camino, o se supone que vienen. Al menos mil 300 soldados franceses llegarán a Beirut por mar, según París, y son los franceses los que encabezarán a las fuerzas internacionales en Líbano, después de todo el general francés Allain Pellegrini comanda ya una pequeña fuerza de Naciones Unidas aquí. ¿Pero acaso se supone que esas fuerzas desarmarán a Hezbollah? ¿O que combatirán a la guerrilla?

Los franceses todavía están exigiendo -muy sabiamente- que el mandato de su papel en Líbano quede perfectamente claro. Pero Líbano no da mandatos claros a nadie, y mucho menos a los franceses.

Los libaneses dieron a sus soldados una bienvenida tradicional, arrojándoles arroz y agua de rosas cuando venían sobre los recién construidos puentes sobre el río Litani, al amanecer de este jueves. Sin embargo, esas mismas aldeas también dieron la bienvenida tradicional a los israelíes en 1982, y posteriormente a Hezbollah.

Pero el ejército libanés representa la paz en este momento -al menos por un tiempo- para aquellos que están desenterrando los cadáveres de sus familiares muertos en los poblados de las colinas del sur de Líbano.

Se veían bien en televisión todos esos tanques destartalados modelo T-54 de tiempos del Pacto de Varsovia junto con los antiquísimos vehículos de transporte de tropas tipo Panhard, que supuestamente regresaban al lejano sur de Líbano por primera vez en 30 años.

Desde luego esto no es cierto. Aunque no han estado desplegados en la frontera, miles de soldados han permanecido estacionados en poblados del sur desde la guerra civil, haciéndose de la vista gorda con las actividades de Hezbollah siempre y cuando ninguno de sus combatientes sea tan grosero como para conducir un camión repleto de misiles sin detenerse en puestos de control.

Entre los soldados libaneses más familiarizados con el sur figuran los miembros de un cuartel de mil hombres en la localidad cristiana de Marjayoun, que huyeron después de las incursiones terrestres israelíes de la semana pasada.

Y detrás de esto, como dicen, hay una historia pues su comandante, el brigadier general Adnan Daoud, ha sido arrestado por traición después que la televisión israelí lo mostró tomando té en compañía de un oficial israelí en las barracas de Marjayoun.

Lo que es aún peor: Al Manar, la estación de televisión de Hezbollah que permaneció resueltamente en el aire durante la más reciente guerra -pese a los mejores esfuerzos de Israel de destruirla a bombazos-, obtuvo la grabación israelí y la retransmitió para todo Líbano.

Antes de su arresto, el general Daoud fue tan imprudente que ventiló sus pensamientos a Lauren Frayer, una reportera del tema empresarial de la agencia Associated Press que llegó a Marjayoun a tiempo para grabar las últimas palabras pronunciadas por el general antes de su arresto.

Aseguró que los israelíes "vinieron pacíficamente hasta la reja del cuartel y pidieron hablar conmigo, y mencionaron mi nombre". Un oficial israelí, quien se presentó como el coronel Ashaya, charló con Daoud sobre el futuro de las relaciones militares israelí-libanesas.

"Durante cuatro horas lo llevé en un recorrido por nuestra base", dijo el general refiriéndose a lo que hizo con "Ashaya". "Probablemente él se encontraba en misión de inteligencia y quería ver si teníamos aquí a miembros de Hezbollah", señaló.

Pero una hora después de que se marchara el supuestamente amistoso israelí, los tanques de Israel entraron disparando y derribando las rejas del cuartel libanés. Los soldados no respondieron al fuego, sino que huyeron de Marjayoun, sólo para recibir la sorpresa de que su largo convoy, en que iban también decenas de vehículos de civiles, fue atacado por pilotos de Israel que mataron a siete civiles, incluida la esposa de un mayor, decapitada por un misil israelí.

En Beirut, todo esto quedó olvidado cuando el primer ministro Fouad Siniora repetía que ya no va a haber "más estados dentro del Estado", y que Hezbollah tendrá que salir del área al sur del río Litani.

Esta declaración cae en la categoría de "historia dentro de lo probable". No sólo la mayoría de los miembros de Hezbollah vive en aldeas al sur del Litani sino que varios de sus funcionarios dejaron claro que ya le dijeron al ejército libanés que ni se ponga a buscar armas. Ahí tenemos el desarme de Hezbollah al sur del río Litani. También, la "guerra contra el terror" del presidente Bush, la cual los israelíes proclaman estar peleando del lado de Estados Unidos.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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