Fue un hermano de Dokku Umarov el que se entregó
Niegan que el líder independentista checheno haya depuesto las armas
Moscú, 18 de agosto. Más que un error atribuible a la prisa por reportar un sonado éxito, la falsa noticia de que hoy se rindió Dokku Umarov, máximo dirigente de los separatistas de Chechenia, parece inscribirse en una estrategia de presión al Kremlin por Ramzan Kadyrov, primer ministro del régimen pro ruso de la república norcaucásica.
Hasta que llegó el desmentido a esta capital, varios políticos rusos quedaron en ridículo al expresar palabras de admiración a Kadyrov por lograr que Umarov, considerado enemigo irreconciliable de Rusia, hubiera aceptado deponer las armas y entregarse en Tsentoroi, la fortaleza donde aquel tiene su residencia.
El propio Kadyrov, en posterior transmisión televisiva desde Tsentoroi, tuvo que aclarar que Dokku Umarov no se rindió, sino "un hermano menor que participó activamente (en la guerrilla) y ahora quiere contribuir a restablecer la paz y la estabilidad en la república".
Horas después, ahí mismo, mostraron por televisión a un hombre que se presentó como "Ahmad Umarov, hermano mayor" del líder separatista, a quien no ve desde 2004, que afirmó haber estado escondido durante los últimos meses en el centro de Grozny, la capital chechena, y luego se contradijo al mencionar que fue secuestrado por un grupo de desconocidos.
Los separatistas, en una de sus páginas web, aseguran que Ahmad Umarov fue detenido por gente de Kadyrov hace dos años.
El episodio de la "rendición" de Dokku Umarov sólo confirma que el entorno de Kadyrov no desaprovecha ocasión, y a veces de plano las inventa, para evidenciar que este hombre con fama de duro, y no el presidente nominal, Alu Aljanov, es el único capaz de doblegar a la guerrilla.
Este mensaje a Moscú se volvió recurrente después de que Kadyrov no consiguió en su última visita al Kremlin firmes garantías del presidente ruso, Vladimir Putin, de que desplazará a Aljanov en octubre próximo, cuando cumpla 30 años, el mínimo de edad que fija la Constitución para ser ungido presidente de Chechenia.
Y es que el exceso de protagonismo de Kadyrov, por no decir el ninguneo que padece el presidente nominal, ha provocado un cada vez menos soterrado enfrentamiento con Aljanov, quien públicamente reiteró ya su intención de permanecer en el cargo los dos años de mandato que le faltan.
Lo ideal para Moscú, más aún que está pendiente una difícil negociación con Kadyrov sobre el control del petróleo de Chechenia, sería mantener durante un tiempo el statu quo para facilitar a Aljanov una salida menos traumática, pero todo indica que el primer ministro empezó a ejercer presión para ser reconocido ya como número uno del régimen pro ruso.
Así se interpreta que, en la primera entrevista de prensa que concedió tras su reunión con Putin, Kadyrov haya deslizado la frase de que no tiene aspiraciones presidenciales y, según subrayó, "sueño con dejar pronto la política".
Esto último equivaldría a desmoronar el "arreglo político" impuesto por el Kremlin desde que el padre de aquel, Ahmad Kadyrov, se cambió de bando y se convirtió en primer gobernante pro ruso hasta acabar siendo asesinado por sus antiguos compañeros independentistas.
Pero ya en sus siguientes declaraciones de prensa, Ramzan Kadyrov volvió a poner énfasis en que Aljanov es una figura decorativa. "Mantengo todo bajo un férreo control", aseguró a un influyente semanario moscovita, al tiempo que la televisión local mostró un insólito despliegue de fuerza en Tsentoroi: todos los comandantes de unidades de su guardia pretoriana, y los jefes de muchos clanes chechenos, juraron lealtad a Kadyrov sobre el Corán.
Por lo pronto, ante la perspectiva de que la gente armada de Kadyrov y Aljanov, en su mayoría antiguos rebeldes separatistas, acaben dirimiendo sus diferencias a balazos, el Kremlin todavía no tiene claro qué decisión tomar dentro de dos meses.