Aún se desconoce identidad de dos supuestos fallecidos
Encuentran a hermanas de uno de los pescadores sobrevivientes
Sigue el misterio acerca de la identidad de Juan David y El Farsero, los supuestos fallecidos durante la milagrosa travesía de los pescadores mexicanos.
Por su lado, Gloria y Enriqueta Ordóñez Vázquez, hermanas de Salvador, uno de los pescadores rescatados tras nueve meses en altamar, ni siquiera sabían que estaba perdido. Se enteraron por la televisión.
"No lo podía creer. Sentí mucho dolor, me puse a llorar y no sabía qué hacer", contó Gloria a La Jornada, en Puerto Angel, Oaxaca, donde reside.
Salvador había emigrado de este lugar a Nayarit hace tres años. "Acá no hay empleo", explicó Enriqueta, quien al principio se negaba a platicar porque en la estación de radio de Puerto Angel dijeron que los pescadores habían sobrevivido gracias a que se comieron a los dos que fallecieron (Juan David y El Farsero).
Salvador Ordóñez, de 37 años (es el mayor de los sobrevivientes), había trabajado de mesero en el puerto de Salina Cruz, pero dejó ese empleo porque el mar era su vida, aseguraron las hermanas.
En Puerto Angel, al igual que en Nayarit, pescaba tiburón. Salvador tiene dos hijos: Angel Ordóñez Ramírez y Gladiola Ordóñez Barragán. Esta vive en Estados Unidos. Su familia se dedica a comprar pescado en la playa y después venderlo de casa en casa, en comunidades costeras. Ahora quieren que Salvador regrese a Oaxaca.
Por otro lado, dice estar "indignada" por la versión manejada en algunos medios locales de que los pescadores se comieron a los dos fallecidos.
"Quienes dicen eso hablan de manera irresponsable, sin respetar el dolor de la familia. No piensan en cuánto sufrieron sin comer. Queremos que lo ponga: ya no queremos hablar con los demás periódicos porque levantan falsos."
Espera en San Blas
Por otro lado, Nicolás Rendón Pérez, tío del sobreviviente Lucio Rendón Becerra, con quien vivía en el poblado El Limón, municipio de San Blas, confió a La Jornada que tuvieron que obrar con mucha cautela antes de denunciar la desaparición de los pescadores, porque "sabíamos que habían ido a extraer tiburones a las cercanías de las Islas Marías, donde está prohibido. Primero teníamos que saber si no estaban allá".
Nicolás, quien enseñó el oficio de tiburonero a su sobrino, afirmó que "Lucio duraba hasta un mes sin venir a casa". Además de a las inmediaciones de las Islas Marías, a veces iba a comunidades pesqueras del norte de la entidad (Palmar de Cuautla y El Novillero) o a Islas Isabeles (donde, según algunos pescadores de la zona, Juan David y El Farsero pudieron haber subido a la panga).
Pero cuando pasó más de un mes "empezamos a procurarlos". Nicolás y su hermano Remigio fueron al ayuntamiento. "Nos ayudaron unos días a buscarlos".
Buscaban a tres: Lucio, Jesús y Salvador, porque Nicolás aseguró que él los vio zarpar y sólo eran tres.
Añade que suelen salir a pescar dos o tres personas en estas embarcaciones (de unos nueve metros de largo por dos de ancho), no cinco. Hace unos días -narró Nicolás- llegó "la vecina de la esquina" y les contó que había visto la noticia del rescate por televisión.
Por su parte, algunos pescadores de la zona señalaron que los náufragos sólo podrían haber podido comer aves si andaban cerca de tierra, ya que éstas no vuelan alejadas de la costa.
Familia sinaloense de pescadores
Mientras, la familia de Jesús Eduardo Vidaña López, originario de Las Arenitas, Sinaloa, se prepara para festejar el regreso de quien nunca perdieron la esperanza de que apareciera. Jesús proviene de una familia de pescadores. Desde los siete años de edad salía con sus parientes a pescar camarón, frente a la costa de Las Arenitas, municipio de Culiacán.
Debido a que los cooperativistas tienen prohibido pescar camarón en alta mar, en alguna ocasión personal de la Secretaría de Marina le decomisó los chinchorros (redes de pesca).
En otra ocasión fue sorprendido por un ciclón mientras pescaba, pero se pudo refugiar en unos manglares.
Jesús, al igual que Salvador Ordóñez, había emigrado a Nayarit en busca de mejores oportunidades. Dejó familia en Culiacán y en Las Arenitas. En la capital viven sus padres, Juan José Vidaña y Rosa María López; su esposa, Yamel García, y sus dos hijos, Juan José y Juliana, pequeña de tres meses de edad, a quien el pescador no conoce.
La madre de Jesús afirmó que nunca perdió la esperanza. "Los vecinos me preguntaban si sentía que estaba vivo. Les decía, 'sí, está sufriendo, pero está vivo'".
Ella también se enteró de la travesía por la televisión.
Mientras, los tres mexicanos (quizá los más mencionados en el mundo entero estos días) continúan su camino hacia Majuro, Islas Marshall, en el barco pesquero de Koo's Fishing Company, para al fin, después de más de nueve meses, pisar tierra firme el próximo martes 22 por la mañana (tiempo local).