Nunca cometí un crimen con la SS: Günter Grass
Berlin, 17 de agosto. El escritor Günter Grass evocó la noche del jueves, en una larga entrevista televisiva, su "ceguera" de jovencito alemán ante el régimen nazi y Adolfo Hitler, y aseguró que "no participó en ningún crimen" estando en la Waffen SS.
Esta fase vergonzosa "la llevaba en el fondo de mí" y "siempre me obsesionó", dijo en un programa literario de la televisión pública ARD, y reconoció que hablaba "muy tarde o demasiado tarde". Pero, añadió, "lo que he hecho como escritor y ciudadano de este país" es exactamente "lo contrario" de ese periodo.
El autor de El tambor de hojalata explicó que se sumió siendo aún niño "en un encarcelamiento ideológico", entró en la Waffen SS "sin sentimiento de cometer una falta" y fue víctima de una "ceguera" desde los 12 y 13 años, sobre todo al creer que movimientos como los SS tenían una relación directa con el Führer.
"Con mi obcecación de joven hitleriano no hice preguntas en situaciones particulares", deploró, por ejemplo, después de que un tío suyo polaco fuera fusilado por los nazis en Danzig.
El deseo de ser "un héroe pudo jugar un papel" en el compromiso político, también la voluntad de huir de "las estrecheces de la vivienda familiar", dijo el escritor, comprometido con la izquierda desde hace 60 años y cercano al Partido Socialdemócrata (SPD).
Grass afirmó que no estuvo confrontado en su familia a actitudes antisemitas. En la Alemania nazi "no había programa, todo sucedió por cálculo", dijo. Afirmó que no supo nada de los crímenes de los nazis y que "al principio no podía aceptar" lo que fue revelado después de la guerra, porque le parecía "propaganda".
"En cuanto a crímenes comprobables, no hubo nada", insistió hablando de su unidad SS, e indicó que dos veces estuvo inmerso en combates en el frente ruso.
Cuando lean su libro autobiográfico Pelando las cebollas, desde el miércoles en las librerías, "los lectores deben hacerse por sí mismos una idea" de su vida, dijo Grass, que entendía "lo bien fundado" de ciertas críticas, aunque pedía también una lectura atenta de ese libro.
"Hice de mi silencio un tema de mi libro, no intenté escabullirme", argumentó, y se preguntó a sí mismo las razones de esta prolongada omisión, cuando él mismo denunciaba los compromisos de los políticos alemanes con el nazismo.
Cuestionado acerca de la existencia de una falta colectiva de los alemanes, criticó "los juicios globales" con una generación sumida desde el nacimiento "sin alternativa" en el nacional-socialismo.
El premio Nobel de Literatura, de joven vinculado a la ciudad de Danzing, ahora Gdansk, rechazó la exigencia del Nobel de la Paz polaco Lech Walesa, de que renuncie a su distinción de ciudadano de honor de la ciudad.
"Nosotros lo respetamos, y él debería respetarnos a nosotros", dijo Walesa, quien añadió que el comportamiento de Grass demuestra "arrogancia", lo que está completamente fuera de lugar en estas circunstancias.
Grass considera que desempeñó "muy pronto y en condiciones difíciles" un papel de "puente" para la reconciliación entre Polonia y Alemania en sus obras y con sus compromisos políticos. "No veo razón alguna para renunciar a este honor", dijo.
Afp y Dpa