Chenjerai Hove y Mansur Rajih dejaron sus países, perseguidos por sus ideas
Poetas alzan sus voces y ofrecen recital para luchar desde el exilio
Con esto, Norwich, Inglaterra, se incorpora a la red de ciudades de refugio para escritores
Norfolk, Reino Unido, 19 de agosto. Desde la Biblioteca del Milenio en la ciudad de Norwich, los poetas Chenjerai Hove, de Zimbabwe, y Mansur Rajih, de Yemen, dieron lectura a algunos de sus recientes trabajos. Ambos autores se vieron forzados a abandonar sus países debido a la persecución sufrida por el contenido de sus escritos. Cabe resaltar que Rajih pasó más de 13 años en prisión, donde continuó escribiendo poesía hasta su liberación. Al día de hoy ha publicado tres libros y vive con su esposa en la ciudad noruega de Stevanger.
Chenjerai Hove ha ganado varios premios de poesía y ensayo, entre ellos el galardón NOMA por publicaciones en Africa, desempeñándose también como académico en diversas universidades de Europa y Estados Unidos. Al igual que Rajih y gracias al apoyo de la Red Internacional de Ciudades de Refugio (ICORN, por sus siglas en inglés), actualmente es escritor invitado en Stevanger. Dicha organización ha desarrollado nexos en varias ciudades del mundo para acoger a escritores cuyas obras les han generado persecución política por parte de los regímenes gobernantes. Esta red nació por iniciativa del Parlamento Internacional de Escritores en 1994, apoyada principalmente por Salman Rushdie y actualmente cuenta con más de 50 ciudades miembros en diversos países de Europa y el continente americano, incluyendo la Casa Refugio en la ciudad de México.
Con este recital, la ciudad inglesa de Norwich se une a esta red de urbes para proteger a escritores perseguidos.
Los poemas en árabe de Mansur Rajih comunican claras imágenes de dolor, y soledad causados por la exploración del silencio a lo largo de innumerables noches de aislamiento. Sin embargo, estas palabras llenas de lágrimas en cada verso, guardan latentes semillas de esperanza y añoranza por la belleza, nacidas de una profunda admiración por la hermosura del mundo, una belleza que, de acuerdo con el autor, apenas podemos comenzar a imaginar.
Chenjerai Hove describe los poderosos vínculos entre el hombre y su tierra, así como los lazos que nos unen con la naturaleza en una relación simbiótica. Para este escritor, todo es político; el arte, la guerra, el amor, en todas las relaciones humanas se pueden encontrar elementos de poder y competencia. Hove posee también un profundo talento para contar historias, su risa inunda el auditorio y el candor de su voz llega directamente a las conciencias de su público. El poeta señala que la gente en Africa ríe todo el tiempo y ante cualquier circunstancia, y a continuación cuenta esta anécdota:
En Zimbabwe hay que hacer largas filas para todo. Una vez estaban dos personas platicando en una interminable línea para obtener gasolina, después de varias horas, una de ellas se desespera y dice: -¡Estoy harto de las filas, voy a la ciudad a matar al presidente! -Brevemente después regresa a la fila en la gasolinera y su compañero le cuestiona: -Haz regresado muy rápido, ¿lograste ya lo que querías? -Ante esto, y con gran desilusión le contesta: -¡La fila era mucho más larga allá!
Esta es una muestra del humor de este autor, el cual concedió una entrevista al final del acto. Al preguntarle cuál es su principal fuente de inspiración en el exilio, dado que su obra tiene una gran relación con la naturaleza de su patria, el autor responde que la imaginación y la añoranza tienen un poder comúnmente subestimado. Al estar separado físicamente de su hogar, estos recuerdos renacen vívidamente en su conciencia y provocan poderosas imágenes en su conciencia. La figura del poeta en la cultura africana, cuenta Hove, es la de un espíritu libre que viaja de pueblo en pueblo, contando las noticias de los lugares por donde pasa. Asimismo, usa metáforas y cuentos para transmitir historias y construir poemas que encienden la imaginación de las almas libres. "Políticamente, la poesía desenmascara el alma, da forma a la conciencia pública y predica la liberación de aquellos que son subyugados". Para este autor, "el arte celebra la vida y promulga la capacidad para también celebrar la muerte, de igual forma, esta expresión humana crea espacios para la diversidad de las verdades".