Sus jóvenes se van antes de concluir la secundaria

Huizachez: la mitad de su población emigró ya a EU

CARLOS CAMACHO CORRESPONSAL

Tasquillo, Hgo, 20 de agosto. Huizachez es una comunidad indígena hñahñu de apenas mil habitantes. La mitad trabaja "en el otro lado": emigró a Estados Unidos en busca del empleo que aquí no halló.

La situación ha sido utilizada por partidos políticos y candidatos que en cada elección vienen a prometer, pero cuando logran el voto nunca vuelven.

En el amplio terreno que constituye el centro del pueblo se yergue, imponente, la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, construida "con los dólares que mandan nuestros hermanos que viven y trabajan en Estados Unidos", indicó Lucio Rojo, presidente del comité que gestionó la edificación de la parroquia, esplendorosa en medio de la miseria del lugar.

Los lugareños afirman que esta es "la iglesia de los migrantes", quienes enviaron remesas para la obra.

El agricultor Lucio Rojo recordó que la idea de construir la iglesia surgió en 1976, pero el acuerdo con la comunidad se concretó hasta 1994 y fue en marzo de 1999 cuando se colocó la primera piedra.

"Aquí cooperó toda la gente con faenas; también tocamos puertas para buscar dinero. La construcción duró dos años y ocho meses", acotó. "Trabajaban diario entre 30 y 40 personas".

Para llegar a Huizachez desde el centro de Tasquillo -"tierra de granadas y nueces", reza el letrero de bienvenida- hay que recorrer unos 17 kilómetros por tramos de carretera y veredas de terracería.

Hace dos años que se asfaltó el camino que viene de Caltimacán, pero no fue terminado. Peor aún: lo que se concluyó comienza a mostrar evidencias de ser una carretera mal hecha.

El paisaje es agradable. Proliferan mezquites, garambullos, verdes arbustos, pequeñas parcelas de maíz y frijol, guapillas (pequeños magueyes) y las sábilas rodean el pueblo.

En la cancha de usos múltiples un grupo de niños emula a los futbolistas Ronaldo, Kikín Fonseca, David Beckham o cualquier otro pambolero que su imaginación les dicta.

En el salón ejidal, hecho con la cooperación del pueblo, se puede ver en un cuadro -protegido con cristal- el Reglamento de asambleas, que incluye las siguientes sanciones: 100 pesos por discutir o decir palabras obscenas y 100 pesos por faltar a la reunión comunitaria sin justificar la ausencia con una receta médica.

La multa vale también si el comprobante se presenta un día antes o un día después de la reunión, a la que asisten regularmente 80 personas: 10 varones y el resto mujeres.

Al fondo está la primaria Francisco I. Madero. Si los niños quieren continuar la secundaria tienen que trasladarse al pueblo vecino de Caltimacán; si quieren ir a la preparatoria tendrán que ir hasta Tasquillo, pero en este caso enfrentan un problema: transporte deficiente, pues el servicio sólo cuenta con una combi al día.

Pero aquí, como en muchas localidades del Valle del Mezquital, los jóvenes apenas alcanzan a cursar el segundo o tercer grado de secundaria. Luego "se van pa'l norte", indicó Lucio.

Los jefes de familia "no tenemos pa' mandarlos a mejores escuelas, y se tienen que ir. Por eso queremos que el gobierno, o quien sea, nos apoye en un proyecto que dé trabajo a la gente pa' que ya no se vaya", suplicó.

Antídoto contra la desesperanza

El panorama de desesperanza desaparece en la parroquia del Sagrado Corazón, erigida en un terreno de unos 500 metros cuadrados, con torres de casi 20 metros, rematadas en fina piedra de cantera.

En el inmueble las bancas, las paredes interiores, los adornos, las imágenes, los pisos y todo lo demás está recién hecho.

El 23 de junio fue la fiesta del santo. Hubo misa y fandango, pero la celebración mayor es el 14 de diciembre, cuando los migrantes vuelven a su tierra a reunirse con su familia y a gastar sus dólares.

-Si están tan necesitados, ¿por qué sus dólares no los invierten en obras de drenaje, agua, proyectos productivos en lugar de destinarlo a la iglesia?

-Porque es el orgullo y satisfacción de los que han emigrado. Saben que cuando mueran, allí quedará su recuerdo.