Ciudad Perdida
Un PAN a imagen y semejanza de Salinas
El engendro mejor acabado de su perversidad
Corrupción e impunidad, verdaderas vocaciones
Con su perversidad, Carlos Salinas de Gortari logró esculpir a su imagen y semejanza una clase política cuyo engendro mejor acabado es el Partido Acción Nacional. El PRI, su partido, como ya sabemos, se empezó a podrir en el salinato, y ya sin ideales -si alguna vez los tuvo- y sin poder termina su vida sólo como comparsa del modelo azul de corrupción, ideado por el mismo Salinas.
Ya no es posible negar la evidencia. Uno tras otro, los actos de corrupción panista muestran la verdadera vocación de ese organismo político. Los amigos de Fox, impunes; los hijos de Marta, impunes; el cuñado de Felipe Calderón, impune; el Pemexgate, impune; las venta de bancos sin pago de impuestos, impune; el IPAB-Fobaproa, impune; los rescates carreteros, impunes.
Ahora nos enteramos por medio de un video (sobre Carlos Ahumada), y por una grabación, esta última reciente, de la transferencia de millones de dólares -los pesos no pesan en el juego del poder- del contubernio entre los priístas y el PAN.
Diego Fernández de Cevallos bajo el yugo, y al servicio de Carlos Salinas, se enreda en la telaraña de corrupción del defraudador Carlos Ahumada, y junto con él el ex procurador general de la República, Rafael Macedo de la Concha, y el ex secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, chapotean en lodo para salpicar a Andrés Manuel López Obrador.
Y hoy escuchamos cómo el líder del PAN, Manuel Espino, sirve de recaudador y distribuidor de los dineros que los gobiernos priístas de Puebla, Durango y estado de México destinan a corromper la elección de Chiapas.
Total, que el somero recuento nos enseña, a fin de cuentas, porque no es posible permitir que, una vez más, la deshonestidad se encarame en el poder.
Por eso cuando Felipe Calderón lanza el llamado a López Obrador para que "recapacite" y muestre "cordura y sensatez" en sus actos políticos, y pretende exigirle respeto a los símbolos patrios, el tufo a hipocresía y cinismo impregna todos los ámbitos de la política en el país.
Y si no, nada más hay que recordar la historia: Es como si Francisco Javier Venegas, 59O virrey de la Nueva España, o Félix María Calleja, jefe del ejército español que enfrentó a la insurgencia por la independencia y 60O virrey, se dirigieran al cura Hidalgo y le expresaran:
"Don Miguel Hidalgo, cura de Dolores: Hemos tomado nota, con gran preocupación, que el pasado 16 de septiembre, en la madrugada, proclamó a este país desligado de España, nuestra patria común. Recapacite usted que no es cuerdo ni sensato lo que está haciendo, sobre todo al poner en libertad a los presos de Dolores, quienes han llevado a cabo la comisión de numerosos delitos, siempre y cuando se unieran a la causa rebelde que usted encabeza.
Hemos tomado en cuenta, además y con indignación, que haciendo a un lado los símbolos más caros a los españoles y a los habitantes de los virreinatos, tomó del templo a su cargo una imagen de nuestra señora la Virgen de Guadalupe, y la está explotando popularmente como estandarte de su movimiento violento.
Le recordamos que las bases del gobierno de esta América hispánica no constituyen una circunstancia estática, y si bien pudieran cambiarse, ello no debe ocurrir por el capricho de un solo hombre. Lo instamos a que deponga -usted y los suyos- esa actitud rebelde que rompe con todas las normas legales que en el virreinato nos hemos dado".
Si así hubiera sido, y si Hidalgo les hubiera hecho caso, aún viviríamos en el virreinato.
La entrevista
Por cierto, si las autoridades del gobierno de la ciudad van a permitir que el empresario defraudador Carlos Ahumada sea entrevistado en su sitio de reclusión, lo más "democrático" sería que abriera las posibilidades y la entrevista se convierta en conferencia de prensa con todos los medios interesados, y no sólo con los que se sienten privilegiados. Eso, si se quiere ser "democrático".