Jaraneros y maestros del zapateado ponen música a la exigencia de recontar los votos
Serenata vampírica por la democracia
Ampliar la imagen El fandango terminó ante la efigie del Benemérito Foto: Francisco Olvera
Dicen que por las noches, en el añoso y legendario Centro Histórico de la ciudad de México, salen vampiros a cantarle a la democracia bajo la forma poética de la décima y a ritmo de son jarocho.
También se sabe que esos seres noctámbulos, conocidos porque corren a dormir apenas vislumbran la primera y suave luz del día; cantaron y declamaron la madrugada del domingo, en el Zócalo o ante el Hemiciclo a Juárez, versadas tan actuales como ésta:
"Pedimos que se recuente/ voto a voto la elección/ es por bien de la nación/ pa'que haya quien la gobierne/ Calderón mejor atente/ yo te lo digo sin grilla/ sin recuento de casillas/ no serás reconocido/ sólo con fusil prendido/ podrás sentarte en la silla."
Entre jaraneros, requintistas, maestras del zapateado, una arpista y hasta un acordeonista, los vampiros son al menos una treintena, aunque su número es impreciso, porque en sus recorridos suelen integrarse sus seguidores, a los que no les chupan la sangre pero sí les inoculan su alegría.
Esa noche de sábado a domingo, como parte de las actividades culturales del plantón por la democracia que coordina el Comité Ciudadano de Resistencia Pacífica, la autodenominada Brigada Vampiro, integrada por un ensamble de son jarocho cada vez más nutrido, recorrió, como desde hace más de 20 madrugadas, varios campamentos del plantón del Zócalo al Periférico.
Fue ahí, en el templete de la Plaza de la Constitución y con la entrada jaranera de "con el permiso de Andrés (Manuel López Obrador), voy a cantar una conga", que comenzó la algarabía del que la actriz Jesusa Rodríguez anunció también como el colectivo El Fandango por la Democracia, coordinado por Leonardo Soqui.
Mientras los jarochos de nacimiento y de adopción tocaban, cantaban, declamaban y zapateaban -como también lo hicieron Jesusa y la actriz Isela Vega-; comenzaron a surgir, de entre todo ese fandango, estribillos que enseguida fueron consignas adoptadas por los espectadores-plantonistas, como el que se lanzó durante la recreación del Colás:
"Voto por voto, casilla por casilla, el Peje, se queda con la silla".
Antes de la medianoche, Jesusa anunció que la brigada fandango-vampiresca se trasladaría, con todo y un pequeño tablado, al Hemiciclo a Juárez. Poco antes de las 3 de la madrugada, algunos vampiros del son sotaventino planeaban visitar a los plantonistas vecinos a la Fuente de Petróleos, a la altura del Periférico, pero dicen que el fandango echó raíces ante el Benemérito de las Américas.