Usted está aquí: miércoles 23 de agosto de 2006 Economist Intelligence Unit Crece el riesgo para las empresas energéticas de EU

Crece el riesgo para las empresas energéticas de EU

En América Latina el crudo caro ha contribuido a que varios gobiernos promuevan mayores porcentajes de ingresos petroleros y más control sobre los hidrocarburos de sus países

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Venta de gasolina en Harlingen, Texas. La mayoría de las grandes empresas integradas e independientes de petróleo y gas de EU invierten en América Latina y sus riesgos varían dependiendo del país Foto: Ap

Ampliar la imagen El presidente de la compañía petrolera Shell, John Hofmeister, llamó a discutir sobre la protección ante posibles amenazas a infraestructuras petroleras nacionales y globales Foto: Ap

Los precios del petróleo, que oscilan cerca de sus máximos históricos, están transformando el panorama político en muchas partes del mundo. En América Latina el crudo caro ha contribuido a que varios gobiernos promuevan mayores porcentajes de ingresos petroleros y más control sobre los activos de hidrocarburos de sus países. El aumento de los impuestos sobre producción petrolera y los cambios contractuales unilaterales en Venezuela, la toma de instalaciones operativas arrendadas a Occidental Petroleum Corp. en Ecuador, y la nacionalización total de la industria boliviana de hidrocarburos son ejemplos de un fortalecido activismo gubernamental, que afecta la exploración y producción (E-P) de las empresas estadunidenses. En general, estas tendencias políticas son desfavorables para la calidad crediticia de las empresas que operan en la región. Sin embargo, los riesgos involucrados varían enormemente de país a país y de empresa a empresa.

Las fluctuaciones en petróleo y gas tiende a producir otro ciclo: el de las relaciones entre gobiernos con reservas de hidrocarburos y el de las empresas trasnacionales que lo extraen. Cuando los precios están a la baja, como sucedió a mediados de los años ochentas y a finales de los noventas, los países ofrecen, de manera característica, términos favorables para atraer la inversión extranjera y el conocimiento necesario para el desarrollo de sus reservas. Cuando los precios están al alza, con frecuencia los gobiernos se ven tentados a revisar los acuerdos efectuados en los puntos más bajos del ciclo, con la finalidad de aumentar sus ingresos. El balance del poder retorna a los inversionistas extranjeros una vez que el valor de las reservas declina en relación con el capital requerido para explotarlas.

¿Cuáles empresas de EU enfrentan el riesgo mayor?

La mayoría de las grandes empresas integradas e independientes de petróleo y gas de EU invierten en América Latina, y sus riesgos varían dependiendo del país y de la relación entre las grandes operaciones y el tamaño de la compañía. Unas cuantas empresas destacan, con base en el porcentaje de producción que cada una tiene en cada país, lo cual por lo general otorga gran importancia a la región en virtud de la baja convertibilidad de precios locales.

Entre las compañías estadunidenses de gas y petróleo, Murphy Oil Corp, El Paso Corp y ConocoPhillips tienen el grado de exposición más alto a los riesgos políticos latinoamericanos. ConocoPhillips y Murphy derivan, cada una, más de 5% de su producción total de Venezuela y Ecuador, respectivamente; países que realizan cambios legislativos que podrían afectar a las petroleras extranjeras. La situación de Occidental es un ejemplo notorio de cómo las acciones gubernamentales pueden causar pérdida de producción. La empresa reclama ser compensada por sus inversiones en Ecuador, luego de que el gobierno tomó el control de sus operaciones, pero la gerencia se muestra escéptica acerca de su recuperación. Occidental también tiene importantes intereses en Argentina.

El Paso, que opera en Brasil, está menos expuesta a un riesgo político debido a las políticas energéticas relativamente moderadas del país. Hunt Oil Co., empresa privada que no revela información sobre reservas y producción, tiene presencia importante en Perú, ligada al desarrollo de un proyecto de gas natural licuado.

En general, los números son modestos, lo cual refleja la relativa cautela con la que las firmas estadunidenses invierten en la región. Es probable que vean la inversión en América Latina como una oportunidad de diversificación más que como operación principal, al contrario de, por ejemplo, Repsol-YPF.

Además de los inevitables riesgos monetarios, de transferencia y convertibilidad, el componente político específico de los riesgos generales de operación que asumen las empresas estadunidenses de E-P por laborar en otros países se refleja en las calificaciones actuales, como en la evaluación de EIU sobre la variación de riesgos en el tiempo. EIU admite que cuando toman la decisión de invertir, las empresas sopesan la posibilidad de que gobiernos más asertivos cambien las reglas. Ante el descenso de las reservas y de la producción en EU, y un limitado número de países donde el gas y el petróleo están abiertos a las compañías extranjeras, es posible que las operadoras de E-P estadunidenses elijan asumir riesgos políticos en aras del crecimiento.

Venezuela y Bolivia: en el extremo hostil

En América Latina, las políticas gubernamentales hacia las petroleras extran jeras van de lo estimulante a lo hostil, y en algunos casos son abiertamente diferentes según se trate de gas o de petróleo. Los casos más extremos son Venezuela, donde el gobierno nacionalizó parcialmente las operaciones vigentes al obligar a las empresas estadunidenses a coinvertir con las estatales, y Bolivia, que tomó el control de su industria. La nueva situación en Argentina, aunque negativa (especialmente en términos de convertibilidad de precios por los impuestos sobre exportación y sus efectos en el futuro de las decisiones de inversión, y de la incierta prórroga de los permisos de producción más allá de su plazo actual), casi no ha afectado el ambiente operacional y, a pesar de la gran incertidumbre, hay algunas perspectivas positivas. En Brasil y Chile el ambiente es aún favorable a la calidad crediticia y no se esperan cambios a mediano plazo.

Los países con economías que dependen profundamente del sector de hidrocarburos están más inclinados a afirmar un mayor control sobre sus recursos. Petróleo y gas proporcionan de 30% a 50% de los ingresos gubernamentales en Venezuela y Ecuador. En comparación, Brasil tiene una economía mucho más diversificada, y sus sectores manufacturero y agropecuario están más desarrollados. Petrobras, la empresa nacional brasileña de petróleo, se conduce generalmente de manera independiente, contrata compañías para perforación de campos de petróleo y vende contratos de servicios para sus proyectos.

La industria de gas y petróleo de América Latina varía ampliamente en cada país en razón del tamaño de las reservas de hidrocarburos y la proporción del petróleo. El gas natural, más difícil de almacenar y trasportar que el petróleo, es una mercancía poderosa. Venezuela controla cerca de 10 veces el volumen de hidrocarburos, la mayoría petróleo, y eclipsa claramente al resto de la región. Comparadas con las de Venezuela, las reservas estimadas de EU son casi la mitad. Grandes volúmenes de exportación y considerables recursos de crudo aún sin desarrollar de manera total proporcionan a Venezuela influencia económica y política.

Mirando hacia adelante

Tomando en cuenta que los precios del crudo muestran pequeñas señales de moderación en el periodo intermedio, se espera que continúe la tendencia de los gobiernos latinoamericanos a afirmar su mayor control sobre los recursos energéticos. Es probable que el poder de negociación no regrese a los inversionistas extranjeros hasta que el valor de las reservas de gas y petróleo disminuya con el próximo ciclo de precios.

FUENTE: EIU

 
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