Motivos xenófobos, el atentado en mercado moscovita
Mueren 169 personas en accidente de aviación en territorio de Ucrania
Ampliar la imagen Bomberos intentan apagar los restos del Tupoliev-154 que cayó en territorio ucraniano Foto: Ap
Moscú, 22 de agosto. El macabro axioma de la fatalidad que, desde el hundimiento del submarino nuclear Kursk hace seis años, cada agosto trae a Rusia tragedias o catástrofes tuvo hoy nueva confirmación con la muerte de las 169 personas, todos los pasajeros y tripulantes, que viajaban en un Tupoliev-154 de la aerolínea rusa Púlkovo, que se estrelló en territorio de Ucrania, a medio camino entre el balneario de Anapa, en el Mar Negro, y la ciudad de San Petersburgo.
A diferencia de la explosión de bomba el pasado lunes en un mercado moscovita, que se debió a motivos xenófobos, según confirmó hoy la procuraduría local, las autoridades rusas están convencidas de que el desplome del avión no fue provocado por un atentado, pese a que la tripulación reportó un incendio a bordo poco antes de desaparecer su rastro de las pantallas de los radares.
Todo parece indicar, consideran los expertos que examinaron los primeros datos recabados hasta ahora, que el Tupoliev-154 entró en una franja de fuerte tormenta, donde lo alcanzó un rayo que ocasionó el incendio a bordo. Al intentar un aterrizaje de emergencia, con escasa visibilidad, la aeronave se estrelló a 45 kilómetros de la ciudad ucraniana de Donietsk.
No hubo supervivientes. Entre los pasajeros del avión siniestrado viajaban 39 niños de hasta 12 años de edad, que regresaban a San Petersburgo de sus vacaciones en Anapa pocos días antes del comienzo del año escolar, y seis bebés menores de dos años, informó un vocero de la aerolínea.
La tragedia en el mercado Cherkizovo, en cambio, tuvo origen premeditado. El deseo de matar a "no rusos" que, en su aversión a los extranjeros, son "ya demasiados" en esta capital llevó a tres jóvenes ultranacionalistas a elaborar y detonar el artefacto explosivo que causó la muerte de 10 personas y más de un centenar de heridos.
El procurador de Moscú, Yuri Siomin, ratificó hoy lo que subordinados suyos filtraron anoche a la prensa: la xenofobia, y no rivalidades comerciales o ajuste de cuentas entre bandas criminales, estuvo detrás del atentado con bomba.
Dos de los inculpados serán encausados "por asesinato con premeditación de al menos dos personas, cometido en grupo y motivado por odio racial", adelantó Siomin al citar el artículo 145 del Código Penal que tipifica la modalidad de crimen xenofóbico del que, para la procuraduría, no hay duda son responsables, de acuerdo con su propia confesión y las evidencias reunidas.
Se trata de Iliá Tijomirov y Oleg Kostyriov, ambos de 20 años de edad y estudiantes del Instituto Social y del Instituto de Química, respectivamente, quienes asumieron haber planeado y ejecutado el atentado tras ensamblar una bomba de fabricación casera con información obtenida en Internet.
Al tercer detenido, Valeri Zhukovtsov, dos años menor que aquéllos y también estudiante, esta vez del Instituto de Ingeniería del Transporte, aún no se le fincan responsabilidades penales, pero es improbable que logre evadir la justicia al darse por probada, al menos, su complicidad. Este último, después de la deflagración, debía ayudar a los otros a escapar del mercado.
Para no alarmar a la población con lo que algunos analistas no dudan en calificar de primer caso de terrorismo xenofóbico, inédito en Rusia, Siomin insistió en que los inculpados "actuaron por su cuenta", y subrayó que, hasta el momento, "no se han encontrado elementos que hagan pensar que forman parte de un grupo ultranacionalista".
Al margen de las tranquilizadoras declaraciones oficiales, aparecieron testimonios que indican lo contrario. Por lo pronto, trascendió que los tres detenidos estuvieron entre quienes agredieron a los participantes de un reciente intento de marcha del orgullo gay, "escarmiento" homofóbico que reivindicaron varios grupos ultranacionalistas y de corte fascistoide.