Usted está aquí: miércoles 23 de agosto de 2006 Sociedad y Justicia En operativo de limpieza, policías de Oaxaca siembran el terror entre civiles

La ofensiva de las autoridades generó muestras espontáneas de apoyo al movimiento

En operativo de limpieza, policías de Oaxaca siembran el terror entre civiles

Se generaliza en el estado la demanda de que el gobernador Ulises Ruiz sea remplazado

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Ampliar la imagen Cientos de personas rindieron homenaje a Lorenzo San Pablo, muerto durante la ofensiva de agentes de Oaxaca la madrugada del martes Foto: Blanca Hernández

Oaxaca, Oax. 22 de agosto. Las primera horas de este martes el terror se echó a rodar por las calles y bulevares de Oaxaca vestido de negro, armado hasta los dientes, a bordo de patrullas del municipio capitalino y de protección civil, pickups sin identificación con policías ministeriales a bordo y una que otra motocicleta. Desde todos se disparó indiscriminadamente en la colonia Reforma esta madrugada. Así fue alcanzado por la espalda el arquitecto Lorenzo San Pablo Cervantes. Pudieron ser más los heridos. Al irrumpir el convoy de unos 20 vehículos alrededor de la manzana donde se localizan los estudios de Radio La Ley, las decenas de personas que conformaban los bloqueos circundantes y salvaguardaban la instalaciones corrieron a refugiarse atrás de los carros y en la oscuridad de la noche.

En el estudio, miembros de la APPO llevaban la transmisión, recibían reportes de toda la ciudad y llamaban a la población a no dormir, salir a las calles, cerrarlas, unirse a los plantones, o llevarles café. Hacia la una de la madrugada interrumpieron: "Ya están atacando aquí afuera, vienen por nosotros, nos vamos", y se les oyó abandonar la cabina. Frente al edificio y en la calle de atrás la policía disparaba profusamente. Los teléfonos del estudio sonaron al aire durante varios minutos, repetidamente, sin nadie que tomara la llamada. Plantonistas y algunos fotógrafos y reporteros se arrastraban por las banquetas. Prácticamente inconsciente, Lorenzo se comenzaba a desangrar. La bala le había perforado un pulmón, y por la ancha herida burbujeaba en sangre el aire del neumotórax que horas después, ya hospitalizado, lo llevaría al paro cardiaco y la muerte.

Escenas así se repitieron en distintas zonas de la ciudad, como la colonia Artículo 123. En otras partes, la gente hizo correr a los atacantes, como en Heroica Escuela Naval y Escuadrón 201. Y la policía siguió disparando. La procuradora Lizbeth Caña Cabezas reconoció esta mañana que la policía realizó un "operativo de limpia", en el eufemismo más espectacular de la temporada. Sus inocentes "barrenderos" llevaron las ráfagas a calles donde, por cierto, olvidaron levantar algo de la abundante basura que se acumula por todas partes. Sólo dejaron un reguero de cartuchos que luego la gente se dio a la tarea de buscar y recoger. Evidencias, puñados de ellas.

Por toda la ciudad se veían casas abiertas con las luces apagadas y gente en las puertas. Se multiplicaron las barricadas de fuego, piedras, ladrillos, botes, troncos, llantas, láminas. Entre el humo pululaban decenas de siluetas con piedras en las manos, resorteras, bates de beisbol, varillas, mangos de madera sin el hacha. Autobuses atravesados por todas partes. La resistencia se expandió más rápido que los comandos de la policía.

Sonaban las campanas de las iglesias. Tronaban cohetones. El plantón del centro histórico se extendió a más cuadras, y en cada bocacalle se reunieron centenares de hombres con palos. Las mujeres fueron puestas a resguardo. Un convoy de 30 vehículos llenos de policías armados, encapuchados muchos, corría por el Periférico.

En Santa Anita, en las inmediaciones de Xoxocotlán, la policía disparó desde la perrera del municipio contra las mujeres que resguardaban una barricada a menos de 100 metros. Ellas corrieron hacia los muros de las casas. Pero allí, como en todas partes, lejos de disminuir, el número de personas aumentó en las barricadas. La radio iba informando por dónde iban los que pronto fueron bautizados como "escuadrones de la muerte".

Las estaciones de radio ocupadas por la APPO la mañana del lunes fueron saliendo del aire. Pero no todas. Este martes siguieron transmitiendo para la APPO la 710 (Radio La Ley), 1080 y 1120 en AM, y 798 y 1400 (Stereo Exitos) en FM. Durante la madrugada, la única que se mantuvo en el aire, antes y después del ataque, fue La Ley.

Se sumaron a la operación "de limpieza" varios camiones de volteo llenos de golpeadores y pistoleros de la CROC, cuyo líder es David Aguilar; transitaban a muy alta velocidad, amenazadoramente. Unos se dirigieron a Jalpan, donde está en Congreso del estado. Otros, a las colonias del norte. La gente se dio a la tarea de cerrarles el paso con nuevas barricadas y los aisló. La radio divulgaba las coordenadas de los volteos e insistía: "Compañeros, no se duerman, deténganlos".

Antes del amanecer corrió la noticia de que el politécnico Lorenzo San Pablo había fallecido. Fue como echar gasolina al fuego. La indignación es hoy el signo dominante en las calles de Oaxaca. Se suman más historias, como la de los dos jóvenes maestros de la Policía Magisterial de Oaxaca (Pomo), que la noche del lunes fueron "descubiertos" por la policía dentro de un vehículo, y enseguida rociados con gasolina (no metafórica) y quemados. Hoy se encuentran escondidos, uno de ellos grave.

Todo esto sucede mientras el magisterio está en consulta, y por ende ausente de los plantones. La agresión es contra la APPO, es decir, la gente en las calles. Al anochecer se multiplicaron marchas de colonos, muchas mujeres, rumbo al centro, a reforzar el plantón. Para la madrugada de hoy se esperan nuevos "operativos de limpieza" policiacos y parapoliciacos. Y más barricadas: esta noche se pudieron contabilizar alrededor de 500.

Esta tarde, centenares de personas se congregaron ante el quiosco del zócalo para rendir homenaje de cuerpo presente a Lorenzo San Pablo. "Nos han arrebatado una vida más. Qué más habrá que hacer para que los tiranos se vayan de Oaxaca. Es el clamor del pueblo a lo largo y ancho del estado", dijo uno de los oradores de la APPO. Añadió que se despedía "al compañero que de manera solidaria y consciente fue a apoyar a los compañeros que resguardaban una de las radios ocupadas. Desde que se incorporó a la APPO, Lorenzo se hizo nuestro compañero de lucha y de vida".

El hermano del caído agradeció al pueblo su solidaridad. "Mi hermano estaba apoyando a la APPO la madrugada de hoy. No era un líder pero se sumó a esta causa; ahora es un mártir. A nombre de él, invito al pueblo a que siga luchando". El cuerpo del caído fue llevado en hombros por las calles entre una valla que entonaba "Venceremos" y el Himno Nacional. Será sepultado en Yolomeca, su tierra natal, en la la sierra Mixteca.

Ante el hecho confirmado de que los equipos de Televisa y Televisión Azteca formaban parte del convoy policiaco que "limpió" la vida de Lorenzo San Pablo, y que sin embargo los enviados de la segunda fueron agredidos por la policía, otro orador apuntó: "Hoy por la mañana, cuando las imágenes (de Televisión Azteca) desnudaron la verdad, el gobierno ya no pudo ocultarlo y tuvo que aceptar que fue su policía la que mató a Lorenzo. Tenemos que reconocer que los reporteros de Tv Azteca no hablaron en favor de nosotros, simplemente dijeron la verdad".

Más municipios contra Ulises Ruiz

Las autoridades de ocho municipios del distrito zapoteco de Cajones, en la Sierra de Juárez, se sumaron al clamor por la renuncia de Ulises Ruiz y refrendaron su respaldo a la APPO. Así lo anunciaron este lunes las autoridades legítimas de San Francisco Cajones, San Pablo Paganiza, San Mateo Cajones, San Melchor Betaza, Villa Hidalgo, Yalalag, Santo Domingo Yagracia y Santo Domingo Albarradas. En declaración conjunta sostuvieron: "Oaxaca vive un estado de ingobernabilidad. Las dependencias y funcionarios estatales ya no son funcionales, responden solamente a las campañas electorales y al llamado de los grupos de poder""

Exigen al gobierno federal "la destitución inmediata de Ulises Ruiz, por su incapacidad para gobernar". Esta es, dijeron, "la demanda fundamental y única de las organizaciones sociales del pueblo de Oaxaca".

 
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