Sexualidad en las escuelas: un derecho humano
El hecho de que la ciencia -en ciertas situaciones- no pueda descubrir y determinar algunas verdades, y que haya que observar crítica y cautelosamente su desarrollo en algunos campos, no puede ocultar el hecho de que en numerosas ocasiones se ha enfrentado y derrotado a la mentira, al ocultamiento, a la ignorancia y a la falacia, y por tanto debemos defenderla allí, donde sus conclusiones hayan mostrado ser verdaderas y esas verdades hayan ayudado a mejorar la condición humana.
Claro ejemplo de este enfrentamiento, en el que la ciencia ha mostrado su superioridad, es el que se refiere a la sexualidad. La cultura patriarcal y cristiana, fundada en los principios de la culpabilización y la supuesta "pecaminosidad" original de la existencia humana, ha ocultado históricamente a los individuos no solamente su infinita capacidad para desear el contacto físico con otros individuos sino la posibilidad de satisfacer ese deseo mediante ilimitadas sensaciones placenteras. Así, la verdad acerca del funcionamiento del cuerpo humano, en lo que a sexualidad se refiere, ha sido escondida tras un velo de misterio. Particularmente grave ha sido esta ofensiva oscurantista hacia los niños, los jóvenes y las mujeres.
Estudiosos de la sexualidad como Sigmund Freud, R. von Krafft-Ebing, H. Havelock Ellis, William Masters, Virginia Johnson, Alfred Kinse y Wilhelm Reich, entre otros, han hecho contribuciones fundamentales para develar ese carácter misterioso de la sexualidad humana, para realzar el papel fundamental del deseo y del placer, y para liberar al ser humano de mitos y fetiches opresivos y limitantes de su condición. Los movimientos feminista y de liberación homosexual han cumplido la tarea de llevar a las calles y a los lugares públicos la reivindicación del ejercicio de una sexualidad sana y libre de prejuicios.
Sexólogos, movimientos sociales y juventudes rebeldes han logrado enormes avances en la liberación de la sexualidad y propiciado que sea posible hablar en público de tópicos relacionados con el sexo.
La inclusión de los temas de sexualidad en los libros de texto de secundaria en México es resultado de este amplio movimiento reivindicador de la verdad, del derecho al placer y al goce responsable y sin autoculpabilizaciones, por ello debe ser defendido como un triunfo, tanto de la ciencia como de los movimientos sociales de liberación y revoluciones culturales de los 50 años recientes.
De manera nada extraña, los sectores más retardatarios y dogmáticos de la sociedad mexicana, encabezados por el Partido Acción Nacional y por El Yunque, han protagonizado vergonzosas declaraciones y acciones en torno a la enseñanza de la sexualidad en las escuelas secundarias, pretendiendo censurar su enseñanza y retirando de la circulación los textos que contienen temas de educación sexual. Ya no asombra que estas personas opinen lo que opinan, lo que indigna profundamente es que tengan la posibilidad de ejercer poder y decidir sobre los destinos de la sexualidad de millones de personas.
Lo que es necesario señalar es que la argumentación de todos ellos tiene como eje rector la defensa de la mentira y de la ignorancia, es decir, que no se conozca la manera en que se puede ejercer la sexualidad, mantener a la sociedad mexicana en el más absoluto desconocimiento posible acerca de lo que son sus cuerpos, sus deseos, sus maneras de satisfacerlo y nuestro derecho de decidir lo que con él hacemos.
La verdad, como lo señala el filósofo estadunidense Michael P. Lynch, es el elemento fundamental de la integridad intelectual de cualquier individuo; es un "bien constitutivo" que forma parte de su integridad personal global. Quien busca conscientemente la verdad y la ubica como un fin en sí misma, quien lucha por deshacerse de la mentira y desterrarla del mundo hasta donde sea posible, es una persona intelectualmente íntegra, que se rencuentra consigo misma, superando su propia enajenación. La verdad es uno de los elementos sine qua non para la libertad humana.
Frente a la actual coyuntura política en este país, la defensa de la verdad se convierte en uno de los ejes rectores de la lucha por la democracia y la plenitud del ser humano. La defensa del derecho de todo mexicano y mexicana a conocer la verdad sobre la sexualidad, a recibir educación científica acerca de la misma y a decidir sin restricción alguna sobre el uso de su cuerpo, es una impostergable tarea en contra del oscurantismo medieval defendido por el Partido Acción Nacional y su brazo ideológico: El Yunque.