La violonchelista se presentará hoy y mañana en el Festival de Música y Escena
Maya Beiser: quizá da miedo que una mujer lidere una vanguardia
Cuando logro conectarme con los escuchas en un concierto surge la belleza, afirma
Busca ser más que la tradicional intérprete de repertorio clásico, también quiere asumir riesgos, afirma
Ampliar la imagen "La diosa del violonchelo" agradece a los medios que tengan expresiones bellas hacia su labor, pero ella afirma que busca encabezar un movimiento artístico renovador Foto: José Antonio López
Ampliar la imagen "La diosa del violonchelo" agradece a los medios que tengan expresiones bellas hacia su labor, pero ella afirma que busca encabezar un movimiento artístico renovador Foto: José Antonio López
Ampliar la imagen Maya Beiser y su violonchelo se adueñan del espacio que horas después ocuparán en la Sala Miguel Covarrubias Foto: José Antonio López
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Ampliar la imagen Maya Beiser y su violonchelo se adueñan del espacio que horas después ocuparán en la Sala Miguel Covarrubias Foto: José Antonio López
Ampliar la imagen Maya Beiser y su violonchelo se adueñan del espacio que horas después ocuparán en la Sala Miguel Covarrubias Foto: José Antonio López
Sus conciertos atraen a multitudes. De hecho su público lo comparte con el Kronos Quartet y de tal manera es aclamada como si se tratase de una estrella de rock. Maya Beiser es una celebridad. De hecho la crítica musical la ha nombrado "La diosa del violonchelo", y también "La reina del violonchelo contemporáneo".
Pero de cara a esos epítetos ella prefiere cambiar a las personas mediante la expresión de la belleza con el sonido de su violonchelo y elementos audiovisuales multimedia y la creación de atmósferas intensas. Nadie sale inerme de sus conciertos. Se trata de experiencias absolutas.
Contrario a lo que la gente esperaría de una violonchelista de belleza singular: que se siente con su violonchelo frente al público, y que sea hermosa y toque muy bonito, ella prefiere algo sustancial. Opta por el anhelo de descifrar la belleza en sonidos, en voces, en poesía. Elige cambiar a las personas para bien, sobre todo en un mundo tan convulso y tan violento y material.
Maya Beiser, celebridad entre celebridades, abrió anoche el Festival de Música y Escena en la Sala Miguel Covarrubias de la Universidad Nacional Autónoma de México. Hoy a las seis de la tarde y mañana a la misma hora y en el mismo foro volverá a crear belleza con obras de Steve Reich, Louis Andriessen, Osvaldo Golijov y Arvo Part. Es una oportunidad única de presenciar lo más intenso, creativo, honesto y realmente efectivo en el mundo de la música contemporánea. En Nueva York, Londres, San Francisco, en las mejores salas de concierto del planeta es aclamada, ungida, arropada por multitudes. Hoy y mañana ofrece dos últimos conciertos en México.
Maya Beiser, en entrevista con La Jornada:
-Desde Marin Marais y Monsieur de Saint Colombe hasta Jordi Savall, desde Casals hasta Rostropovich, legiones de artistas distinguidos han traducido la belleza desde el violonchelo ¿Cuál es la traducción que hace Maya Beiser?
-Me interesa que el público perciba, sienta la belleza del sonido pero también que viva esa belleza. Es decir, que para mí la música es, en primer lugar, comunicación. Y eso involucra a las personas. Por eso toco el violonchelo. Porque me interesa el acto creativo; no solamente sentarme a tocar como cualquier violonchelista el repertorio existente, tradicional y manido. Sino crear, comunicar, involucrar a las personas. Y en el momento en que logro conectarme en un concierto con los escuchas, sucede entonces la belleza.
-Una de las aspiraciones máximas de todos los chelistas, otra vez desde Marais hasta Casals y Rostropovich, ha sido la de imitar, o bien extender, la voz humana ¿de qué manera escancia usted e irradia la voz en el violonchelo?
-Sí, la voz humana y la voz del violonchelo son hermanas. Mi interés en acrecentar esa conexión se manifiesta precisamente en el concierto que traigo a México, en particular en una obra titulada, precisamente, La voce, que escribió Louis Andriessen a partir de un poema de Cesare Pavese, donde se escucha la voz del violonchelo junto a mi propia voz, pregrabada y en canales múltiples. En general los compositores contemporáneos alcanzan ese anhelo mediante recursos inimaginables. Porque el chelo siempre canta, no importa de qué manera. Canta inclusive en partituras donde no lo pareciera, como en la obra que interpreto de Steve Reich en este mismo concierto en México. Los chelistas también anhelamos describir esa voz profunda que toma cuerpo.
-¿También en su misterio?
-Sí, de hecho en la obra que Osvaldo Golijov escribió para este concierto toma cuerpo también ese misterio que encierra el violonchelo. Y a ese misterio me gusta incorporar también el conocimiento acumulado que tiene la humanidad y que se manifiesta en los elementos tecnológicos multimedia. Es por eso que en mis conciertos recurro al video, al sonido pregrabrado en multitrack, a todos los recursos a la mano, pero no como mero artificio o demostración del poder de la tecnología, sino por el contrario, como una demostración del poder del conocimiento acumulado que tiene la humanidad. Hace cientos de años Marin Marais no tenía junto a él una computadora ni los elementos digitales que hoy poseemos. Pero poseía el conocimiento y con él creó belleza. Esa también es mi intención, no la de remplazar el violonchelo con la electrónica, sino crear nuevas formas de conocimiento generando nuevas respuestas a las mismas viejas preguntas. El público está acostumbrado a que un chelista simplemente se siente frente a ellos y toque su violonchelo, pero muchos se sorprenderán verme sentada con mi chelo pero también conectada por todos lados a muchos recursos tecnológicos e incorporando elementos visuales. Porque hoy día la gente puede escuchar música en cualquier parte y circunstancia: en el Metro, en el supermercado, en la calle, en la cama. De manera que una sinfonía de Beethoven hoy tiene que sonar diferente en este mundo tan convulso y conflictivo y violento en el que vivimos. En este mundo invadido por la maldad. El repertorio que me gusta crear tiene que ver con el mundo de hoy, está escrito por compositores que viven en este momento y su naturaleza incluye los elementos de audio y video que hoy nos son propios. Y es esa la manera de traducir la voz humana en violonchelo. En una experiencia sensorial completa, intensa.
-¿Y la música, qué puede hacer en este mundo invadido por la maldad?
-Cambiar a las personas, eso puede hacer. La música no sólo puede hacer llorar, reír, bailar. La música puede traer elementos positivos al espíritu humano. Ese es el poder de la música. Ese es el sentido de la música. Para ser humanos debemos atender ese mensaje poderoso de la música.
-El New Yorker la nombra a usted como "La diosa del violonchelo" y el San Francisco Chronicle como "La reina del violonchelo contemporáneo", ¿le significa algo?
-Bueno, si no me odian por bonita no es mi culpa -bromea, hace mohínes como lo hacen las mujeres que sólo son bonitas. Dice ya en serio -los medios de información siempre buscan términos que impacten para describir. Pero a mí no me interesa ser bonita y tocar bonito, lo que me interesa es crear arte con sustancia, cosas que tengan sentido, comunicar realmente. A la gente en los conciertos les gusta que una chelista se siente frente a ellos, que sea hermosa y que toque bonito. Mi interés no reside en eso, radica en crear un repertorio nuevo para el violonchelo, crear belleza de sentido y de significado para las personas. Quizá produzca miedo que una mujer encabece un movimiento de vanguardia. Que una mujer no solamente sea hermosa y toque bonito sino que asuma riesgos y encabece un movimiento artístico renovador. Y quizá por eso inventen frases bonitas, pero finalmente lo que agradezco es que la crítica musical tenga respuestas hermosas para mi trabajo. Que la crítica responda positivamente a un trabajo musical con propuestas innovadoras, me parece sumamente importante. En ese sentido soy afortunada. Porque hacer en escena el repertorio tradicional tiene su mérito. De hecho Casals y Rostropovich son mis grandes modelos, pero considero que es importante acercar a las personas a un repertorio más allá del tradicional, no me gusta ser el tipo de chelista que siempre toca el Concierto de Dvorak y las Suites de Bach. A mí me interesa pertenecer a la parte más creativa del terreno musical, por eso incorporo elementos multimedia a mis conciertos, pero sobre todo, por eso trabajo de manera muy cercana con los compositores. Con las partituras que ellos escriben para mí contribuyo a la creación.