Reunión de amigos para celebrar al premio Cervantes
Cobijan los jóvenes a Pitol en su homenaje
Recuerda Margo Glantz: Sergio me confesó que Cumbres borrascosas fue clave para su oficio literario
Jalapa, Ver., 25 de agosto. El público que abarrotó el Teatro del Estado, donde se realizó anoche un homenaje a Sergio Pitol, recibió al escritor con una gran ovación cuando éste ingresó a la sala principal del recinto.
En su mayoría eran jóvenes los que aplaudían de pie al autor de El mago de Viena, quien pidió a las autoridades culturales de Veracruz que se convocara a sus amigos, también grandes escritores, y ofrecer al auditorio una mesa literaria para continuar con las celebraciones por la designación de Pitol como Premio Cervantes 2005.
La sesión inició con las disertaciones de Margo Glantz acerca de la obra narrativa de su colega. La escritora y colaboradora de La Jornada recordó que hace muchos años ella y Pitol charlaban acerca de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë.
"Sergio me confesó: Cumbres borrascosas es en mi formación una obra definitiva, el modelo perfecto para estructurar una novela, una escritura oblicua, cuando la leí me impresionó extraordinariamente esa forma de construir una novela a través de un laberinto de relatos, de filtros, que le impiden al lector saber con exactitud qué es lo que está ocurriendo."
Ese encuentro ocurrió hacia 1982, antes de que Pitol regresara a Europa como embajador en la antigua Checoslovaquia. El autor le explicaba a Glantz que Brontë "va creando la novela a través del espejo de alguien para contar lo que otros han vivido. En mis novelas también trato de desarrollar la manera en que un escritor se decide a escribir algo sobre sucesos que le fueron narrados o que leyó en alguna parte, y eso me permite crear distintos pisos y distanciamientos, esos espacios entre quien cuenta y las posibles variantes que puede adoptar la narración, las diversas posibilidades de comprender el hecho que ha sido relatado.
"Para mí es fundamental -siguió diciendo Pitol a Glantz- tener una trama sólida, pero más que la novela que está de modo abierta, que un lector más o menos adiestrado pueda ir interpretando, armando, hasta crear su propia novela."
El escritor italiano Antonio Tabucchi era uno de los invitados para este encuentro, pero por cuestiones de salud no pudo viajar a México. No obstante, envió un texto que fue leído por María Esther Hernández Palacios, directora del Instituto Veracruzano de Cultura.
Tabucchi abordó la faceta de ensayista de Pitol. Recordó el texto La marquesa nunca se resignó a quedarse en casa, de 1994, "un insuperable faro de inteligencia acerca de la vitalidad de la novela, una respuesta lanzada al futuro ante todas las arrogantes necrológicas de la novela con las que los críticos luctuosos y los aspirantes a escritores sin talento llenan periódicamente las crónicas literarias de los diarios.
"Mientras más huele a podrido en Dinamarca, y hoy Dinamarca parece ser buena parte del universo, más indispensable se vuelve la novela. Si Pitol afirmaba algo así en 1994, nosotros podemos afirmar sin temor a ser desmentidos, que hoy, 12 años más tarde, el olor a podrido se ha intensificado notablemente y la necesidad de la novela se siente mucho más aún, como si la novela fuera directamente proporcional a la podredumbre.
"¿Por qué? Por la sencilla razón de que este mundo está dominado por la noticia. Y la noticia no es suficiente para explicar la complejidad del mundo. Por lo demás, ¿qué es la noticia?, ¿qué significa decir que en Irak han muerto hasta ahora 50 mil personas?, ¿es que la contabilidad de las víctimas de la guerra nos hace captar la esencia de la guerra, la explica, la entiende, permite entenderla?"
El autor de Sostiene Pereira explicó que "la escritura crítica de Sergio Pitol corre pareja en creatividad con su obra creativa, porque aumenta lo ignoto que la literatura lleva consigo, porque ensancha el misterio de la obra y del autor del que se ocupa.
"Al ensanchar ese misterio es como si tirara del horizonte, por una goma elástica y lo que nos parecía antes una línea alejada de nosotros, pero visible desde un punto de vista, se convierte en una línea circular que podemos mirar desde cualquier punto de vista, permitiéndonos girar sobre nuestro propio eje."
Carlos Monsiváis tampoco pudo asistir al homenaje a Pitol en Jalapa, pero también se leyó su prólogo a El mago de Viena, novela que el periodista considera "un recuento de lecturas apasionadas y la procesión de gratitudes dirigidas a un buen número de contemporáneos del autor, llámese contemporáneo a la persona con la que dialogamos obstinadamente en los libros".
La velada concluyó con la intervención de Enrique Vila-Matas, quien lanzó una serie de reflexiones y anécdotas en torno a las inquietudes que, a manera de mandala, se repiten a la vuelta de cualquier esquina en esta ciudad: "sólo le falta el Nobel" a Sergio Pitol, quien ha recibido el Premio Cervantes, "en su momento de mayor plenitud creativa. Se trata de un escritor que ha venido nadando contra la corriente por el puro placer de dejarse llevar".
Al finalizar el encuentro literario, el gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, le entregó un reconocimiento a Sergio Pitol, quien visiblemente emocionado, agradeció a sus casi hermanos por las palabras vertidas acerca de su obra. Recibió la ovación que de pie le otorgaron sus jóvenes lectores y el les respondió como siempre, con su cálida gran sonrisa y un sencillo: "¡Gracias, gracias, gracias!"