¿LA FIESTA EN PAZ?
El arte de curar cornadas
Ampliar la imagen Momento crítico para el matador Alberto Espinoza, El Cuate, en la Plaza de Toros México, en junio pasado FOTOJesús Villaseca
PABLO PEREZ Y FUENTES fue un eminente cirujano, erudito taurino y juez de plaza, quien, entre sus múltiples legados a la fiesta de los toros, dejó una valiosa Síntesis del tratamiento de las cornadas, principalmente como una aportación al H. Cuerpo Médico del país interesado en el tema. El generoso galeno recomendaba:
1. INHIBIR LA HEMORRAGIA, que puede ser por compresión, ligadura con torniquete (aflojándolo cada 15 minutos, durante unos segundos) o por control quirúrgico de los vasos rotos. 2. Desbridar ampliamente la herida para buscar todas las trayectorias, siguiendo cada una hasta encontrar tejido sano. 3. Lavar la herida con agua y jabón o suero (varios litros) en forma abundante, para que arrastre la siembra microscópica dejada por el pitón. Puede lavarse también con agua oxigenada.
4. AL EXPLORAR las trayectorias, es necesario dejar hecho un túnel para drenar por contrabertura (por este conducto se dejará el tubo flácido "penros", para canalización). 5. Siempre debe lavarse toda la herida. Se han empleado hasta 20 litros para lavar un ojo (en estos casos el oftalmólogo debe intervenir inmediatamente), sin omitir los antibióticos en altas dosis y la protección antitetánica.
6. DURANTE LA CIRUGIA se aplicará una solución por vía venosa (venoclisis) con 10 millones de penicilina g. sódica en un litro de suero. Si el paciente no tolera este antibiótico, se usará tetraciclina (500 o 1000 miligramos). La antibioticoterapia debe iniciarse lo más pronto posible, pues los gérmenes sembrados en el cuerno proliferan rápidamente.
ESTAS SOLUCIONES (HARTMAN, glucosada y fisiológica con penicilina) deberán repetirse según la evolución del caso. Si es preciso, ante un cuadro septicémico (por atención tardía u otra razón) aplicar 40 millones de penicilina g. sódica, y aún más, pues es el único combate efectivo (o antibióticos de amplio espectro que la sustituyan). En casos sin problema infeccioso aparente, debe instituirse en el posoperatorio la antibioticoterapia oral.
ANTES DE CERRAR las heridas, es recomendable la aplicación local de antibióticos similares a los de la venoclisis. (No deben aplicarse al mismo tiempo penicilina y tetraciclina, pues se ha reportado que se destruyen mutuamente.) 7. Los antipiréticos (como el Bridanol) deben aplicarse cada cuatro horas, cuando haya 37.5ºC de fiebre, para conservar en buen estado general del paciente; si hay manifestación febril, es síntoma que indica el empleo efectivo de antibióticos.
8. VIGILAR EL TRANSITO intestinal, pues el retraso puede producir cuadros infecciosos tóxicos y febriles. Por tal razón, se laxará en dosis útiles al paciente desde el momento que lo permita el posoperatorio. Si es necesario, se empleará Clorafenicol como antibiótico de espectro recomendable en infecciones del tracto digestivo (cápsulas de 250 miligramos cada cuatro horas, o succinato). 9. Si se ha afectado una arteria, debe tratarse con rapidez, haciendo los injertos necesarios. 10. Si se interrumpe el tránsito urinario, aplicar una sonda de Foley o hacer una punción suprapúbica (Punzocat 17 de Vizcarra o similares). (Continuará la segunda y última parte).