Inclusive a Rosario Ibarra de Piedra le exigían que se identificara como senadora
Entre empujones del EMP, legisladores del PRD rompen el cerco policiaco
Ampliar la imagen Legisladoras perredistas entre ellas Rosario Ibarra de Piedra y María Rojo, tercera y cuarta de izquierda a derecha, durante la toma de la tribuna en San Lázaro, con lo cual impidieron que el presidente Vicente Fox leyera su mensaje Foto: José Carlo González
Los senadores y un grupo de diputados federales del PRD rompieron el cerco policiaco-militar que se impuso en la Cámara de Diputados y, a diferencia de legisladores del PRI -a quienes se les hizo caminar más de un kilómetro-, ingresaron por la puerta principal del Palacio Legislativo entre empujones de integrantes del Estado Mayor Presidencial y elementos de la Dirección de Resguardo.
Los militares y policías pretendían que senadores y diputados perredistas se identificaran, e inclusive ya en la reja de la Cámara pretendieron evitar el ingreso de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, a quien le exigían comprobar su condición de legisladora.
Indignada por el trato a Ibarra de Piedra, la senadora Yeidckol Polevnsky exclamó: "¿alguien no la conoce? Sólo los ignorantes no". Los legisladores de la bancada del sol azteca debieron pasar por el arco detector de metales y, ya en la escalinata del frontispicio, el senador Arturo Núñez Jiménez, bromeó con Ibarra: "está usted fichada".
Como habían decidido en el consejo nacional del jueves, los senadores perredistas salieron al mediodía de la sede de su partido en un autobús turístico, del que bajaron tras pasar el retén de Congreso de la Unión y Fray Servando Teresa de Mier.
Ahí los esperaron los diputados Emilio Ulloa Pérez y José Jacques Medina, coordinador de la Red Migrante. En uno más de los innumerables retenes, ubicado en Campo de Tiro y Congreso, los legisladores exigieron el libre paso. "¡Abran las puertas de nuestra casa, señores! ¡Muera Vicente Fox!", exclamó el senador Graco Ramírez.
Aunque el primer grupo pasó con pocas dificultades, Jacques Medina, quien se habíarezagado, fue empujado por los militares, quienes le pegaron con la valla metálica y le exigían identificarse. Ulloa Pérez regresó por él, y el líder migrante se quejó: "ahora resulta que todos somos terroristas oficiales".
El cerco militar y policiaco fue repudiado por Ulloa y Graco Ramírez, quienes aseguraron que ni en los tiempos más represivos del PRI, como en 1968, la Cámara había sido sometida a un estado de sitio. "Esto es brutal", expresó Emilio Ulloa.
Desde la reunión previa en la sede perredista, el desprecio al Poder Legislativo se reflejaba inclusive en el color gris de las tarjetas para que ubicaran sus curules.
"No quieren que nos veamos", reprochó Graco Ramírez, y su compañera en el Senado, Rosario Ibarra, se refirió a una fábula para explicar ese sentimiento hacia la oposición: "Es como lo que le dijo la luciérnaga al sapo: '¿por qué me escupes?', y el sapo le contestó: 'porque brillas' De eso hay que acordarnos cuando nos lancen escupitajos".
Por su parte, el senador Gonzalo Yáñez lamentó que se utilizara a militares para retirar las mantas que se colgaron en los puentes del Viaducto, en las cuales se expresaba: "Fox, traidor a la democracia".
Mientras se trasladaba a la Cámara, en la esquina de Viaducto y La Viga, un par de soldados vestidos de civiles pretendían quitar una de las mantas. Yáñez se bajó y les gritó. "¡pónganla, hijos de la chingada!"